Horacio Ferrer: 'La pequeña anarquista'. (fragmento) Foto: Guillermo de Osma

Horacio Ferrer: 'La pequeña anarquista'. (fragmento) Foto: Guillermo de Osma

Arte

Eclosión de ismos antes de la Guerra Civil: el arte que sentó las bases de la vanguardia en España

La mítica galería Guillermo de Osma presenta una exposición apabullante con obras de los grandes artistas del arte moderno.

Más información: Tarsila do Amaral, la pintora antropófaga que devoró Brasil y fusionó lo indígena con la vanguardia

Publicada

Tras la embestida de las primeras vanguardias (futurismo, cubismo radical, dadáismo, suprematismo), que liquidaron las ideas consabidas de qué era un cuadro e incluso una pintura, se abrió una tregua que en el panorama internacional se conoce por Vuelta al Orden y en España, enfáticamente, como Arte Nuevo.

Arte Nuevo. 1914-1936

Galería Guillermo de Osma. Madrid. Comisarios: Guillermo de Osma, Miriam S. de la Maza, Javier Pérez Segura. Hasta el 14 de mayo. De 1.900 euros a 2.500.000 

Aquí tiene un significado especial, porque tras una larga maduración, en esa década de los 20 y antes del cataclismo de la Guerra Civil, surgió todo un repertorio de ismos que constituyeron las bases de la vanguardia local. Entre la exposición de la Asociación de Artistas Ibéricos de 1925 y la exposición Lógicofobista de 1936, se despliega una variedad de propuestas que incurren en el realismo mágico, la nueva objetividad o la pintura metafísica.

Afloran también, claro, variantes postcubistas y la irrupción del surrealismo. Un balance, en muy resumidas cuentas, sería decir que vemos una revalidación de la figuración y de la figura humana. También una cierta amabilidad con los espectadores, a los que se ofrecen composiciones inteligibles, en lugar de un arte completamente “deshumanizado”.

De todo ello hay buena muestra en esta exposición, de ambición y calidad inusuales en una galería de nuestro país (por cierto, en el catálogo online de la galería, hay un interesante artículo de Guillermo de Osma sobre el galerismo de aquella época).

Concurren 70 artistas y 80 obras (varias de ellas inéditas). La mayoría son cuadros, pero hay también dibujos, fotografías y algunas señaladas esculturas. Ya en un primer recorrido se tropieza con obras que aparecen en los manuales de arte, ya sea el León bicicleta (1936) de Óscar Domínguez o el Autorretrato (1922) de Dalí. Y, efectivamente, se podría conocer la historia del arte español del periodo a través de esta muestra.

Sonia Delaunay: 'Femme a l'ombrelle' 1914. Foto: Guillermo de Osma

Sonia Delaunay: 'Femme a l'ombrelle' 1914. Foto: Guillermo de Osma

Pero mejor destacaré ciertas obras: el dibujo inédito de Maruja Mallo (1927), el vívido retrato de Lorca por José Caballero (1935), los cercanos a la nueva objetividad de Rosario de Velasco, Horacio Ferrer y Roberto Fernández Balbuena. Uno de los escasos Ponce de León en el mercado (Velador chino, 1928). Los grafumos de Moreno Villa, los collages de Adriano del Valle y la Venus de bronce (1936) de Julio González. Junto a una excelente representación de la Escuela de París y de la denominada Pintura Fruta.

Se presta una atención especial a la obra de artistas mujeres: Olga Sacharoff, Sonia Delaunay, Norah Borges, Ángeles Santos, Roberta González, dos extraordinarios María Blanchard y el espléndido álbum de dibujos más o menos eróticos de Victorina Durán. También hay un cuadro muy llamativo, El centro del mundo (1932) de un olvidado Mariano Rodríguez Orgaz.

Adriano Del Valle, 'Collage', 1925. Foto: Guillermo de Osma

Adriano Del Valle, 'Collage', 1925. Foto: Guillermo de Osma

Debo decir que me sorprende que sea posible comprar interesantes obras de Juan Gris, Picasso, Dalí o Miró. La pequeña colección de fotografía me parece, sin embargo, un tanto casual, aunque revela una mirada que es también, decididamente, nueva.