
Rafael Sanz Lobato: 'Bercianos de Aliste, Viernes Santo', 1971. Foto: Museo Universidad de Navarra
El legado de los Huarte, memoria viva tras diez años de museo
El Museo Universidad de Navarra celebra su décimo aniversario con una magna compilación de sus fondos.
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El próximo enero el MUN (Museo de la Universidad de Navarra) cumple diez años y para celebrarlo presenta Colección Museo Universidad de Navarra. Cuatro décadas, comisariada por Valentín Vallhonrat e Ignacio Miguéliz. Se trata de una exhaustiva muestra con más de mil piezas de fotografía, pintura, escultura y videoinstalación que ocupan la casi totalidad de las salas del magno edificio proyectado por el arquitecto navarro Rafael Moneo.
Recorrerla exige una atención titánica dado el inmenso corpus que atesora desde que acogiera el primer legado, que superan las 3.000 fotografías, de José Ortiz Echagüe (1886-1980), en 1981, a partir del cual se inició una colección de fotografía excepcional que signa una identidad genuina en el panorama de los museos y centros de arte en nuestro contexto. Otras adquisiciones como las relativas a la fotografía española en las colecciones de Robert Herskowitz y Víctor Méndez Pascual enriquecen el patrimonio del Museo Universidad de Navarra. Tal sería un primer vector en la génesis de su colección.
Inscrito en la tradición documentalista, las imágenes de Ortiz Echagüe se exhiben agrupadas en cinco series: España, tipos y trajes, publicada por primera vez en 1933; España, pueblos y paisajes y España, castillos y alcázares, editados en 1939 y 1956 respectivamente; España mística, aparecido en 1943; y Norte de África, que no llegó a publicar, muestra sus primeras fotografías sobre el Rif (Marruecos), donde estuvo destinado como militar entre 1909 y 1915, así como las últimas, realizadas en un viaje a principios de los años 60.
Asombros estéticos, históricos y antropológicos evocan ese gran inventario de imágenes producidas en una gran parte mediante la técnica del carbón directo positivado sobre papel de la marca Fresson. El efecto plástico se asemeja más a las imágenes creadas en los dibujos al carboncillo que a fotografías formadas por sales de plata.
Ese relevante fondo fotográfico se ha ido ampliando a nuevas derivas de la imagen y a nuevos contextos como el de Iberoamérica o el de Oriente Medio: desde el daguerrotipo y el calotipo en los inicios de la fotografía moderna hasta las diversas imágenes contemporáneas. Un segmento importante es el de la fotografía documentalista con imágenes célebres de Pere Català, Agustí Centelles o Juan Dolcet. Y entre las relativas a nuestra contemporaneidad cabe destacar las imágenes de reminiscencia poética y crítica a cargo de Bleda y Rosa, Carlos Cánovas, y Aitor Ortiz.

Pere Catalá Pic: 'Aixafem el feixisme', 1937. Foto: Museo Universidad de Navarra
Sobresalen por otro lado la serie de retratos fotografiados por Pierre Gonnord cercanos a la herencia pictorialista. La emergente inteligencia artificial está presente con Joan Fontcuberta y su serie eHerbarium (2023), una pieza recreada de otra serie y presentada hace un año en el propio museo junto a otro conjunto de imágenes.
El segundo vector en la génesis de la colección lo traza la donación de la coleccionista navarra María Josefa Huarte. Cuarenta y siete piezas de diociocho artistas diferentes de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI, entre los que destacan Sorolla, Picasso, Kandinski, Rothko, Millares, Chillida, Oteiza, Palazuelo y Tàpies. De manera especial, estos tres artistas últimos están muy bien representados con magníficas piezas.
Jorge Oteiza encontró en la familia Huarte un mecenazgo decisivo que le permitió desarrollar su propósito experimental (1955-1959). Junto a varias piezas de los años cincuenta, un muro del comedor de casa de María Josefa Huarte queda grafiado como una partitura musical, en bajo relieve: Homenaje a Bach (1956): Otra escultura, Elías en su carro de fuego (1956). Que pertenecía a la chimenea de la casa de los Huarte, alude al pasaje bíblico mediante una puesta en escena abstracta.
Pablo Palazuelo, otro artista empeñado en trascender el orden geométrico, fue también muy apreciado por los Huarte y en la colección legada al Museo Universidad de Navarra hay un conjunto de obras sobresalientes: se exponen Omphale I (1962), Serie verde (1965) y Orto IV, 1969. Fascinantes.

Bleda y Rosa: 'Patio de los Leones', 2005. Foto: Museo Universidad de Navarra
De Antoni Tàpies cautiva nuestra atención su celébre L’esperit català (1971), un alegato en construcción de un imaginario colectivo, o Negre sobre gris (1985), de resonancias zen. Otras obras de Millares con su formidable De este paraíso (1969), Chillida, David Jiménez, Cecilia Sempere, Elena Asins, Gordillo, Cecilia Paredes o Sistiaga se cruzan en un diálogo abierto entre poetica y elecciones formales.
Hay también obras de artistas de generaciones más jóvenes como Juan Ugalde, Carlos Irijalba y Manu Muniategiandikoetxea que transitan por el collage, el conceptual o la abstracción geométrica. Se incorporan otras prácticas artísticas relacionadas con la videoinstalación, como es el caso de Daniel Canogar con Sikka ingentium (1964), todo un irónico alegato sobre la obsolescencia de algunos dispositivos de archivo y reproducción.

Luis Gordillo: 'Chorus', 2021. Foto: Museo Universidad de Navarra
La magnitud de esta muestra en construcción que resume un periodo de obras que van del sigo XIX al XXI exigiría una travesía de varias jornadas. Otros afectos, otras miradas críticas se despliegan en un recorrido que se agrupa por criterios formales, históricos o técnicos. Más allá de esos ordenamientos, que podrían tomar otra forma, está colección es un viaje a una constelación moderna y contemporánea de las artes.