Isabel Azkarate: Bette Davis en el Hotel María Cristina, Festival Internacional de Cine de San Sebastián, 1989. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Isabel Azkarate: Bette Davis en el Hotel María Cristina, Festival Internacional de Cine de San Sebastián, 1989. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Arte

Isabel Azkarate, la fotógrafa de los años de plomo que retrató a Bette Davis: “Quería estar en primera fila"

Una gran exposición en San Sebastián recorre con 300 imágenes los cuarenta años de trabajo de la reconocida fotógrafa.

12 diciembre, 2023 13:11

Había estudiado decoración, se había dedicado a vender libros y, aunque su entorno más cercano quería que fuera la secretaria general del negocio familiar, Isabel Azkarate (San Sebastián, 1950) tenía claro que aquella no era la vida que quería. En 1977 un tío que vivía en Miami les visita, lleva consigo una Nikon F2 y, sin intuir entonces que su trayectoria profesional giraría en torno a la fotografía, se la compra.

Ahora que la carrera de Azkarate suma más de cuatro décadas, la sala Artegunea de Kutxa Fundazioa, situada en el edificio Tabakalera de la capital guipuzcoana, le dedica una gran retrospectiva que reúne, hasta el 25 de febrero, más de 300 instantáneas que recorren la trayectoria de la primera fotoperiodista vasca.

Sin despegarse de la cámara, a finales de los años 70 Azkarate se traslada a Barcelona para estudiar en el Centro Internacional de Fotografía (CIBF) de la ciudad. “Hice algunos cursos para aprender a revelar y tenía amigos diseñadores y arquitectos que me apoyaron mucho”, cuenta Isabel Azkarate a El Cultural. En la ciudad condal, de donde era su madre, vive en una casa propiedad de sus abuelos y en el cuarto de baño monta su propio laboratorio de revelado.

En esta época entra en contacto con el círculo de artistas catalanes compuesto por Fernando Amat, Xavier Mariscal, Bigas Luna, quien le encarga algunos trabajos que le permiten empezar una trayectoria profesional. También conoce a la periodista Ana Busto, quien le anima a acudir a conciertos como los de Rocío Jurado, Los Pecos o Tequila.

Su experiencia catalana se prolonga durante tres años hasta que, animada por el director del CIFB, Azkarate da el salto a los Estados Unidos, cuyo primer destino es Rochester, donde acude a clases de Nathan Lyons.

Isabel Azkarate. Foto: Javier Hernández

Isabel Azkarate. Foto: Javier Hernández

No tarda en llegar a Nueva York, una ciudad vibrante que proporciona todos los ingredientes necesarios para un espíritu curioso e inquieto como el de Azkarate. Allí, sale a la calle alentada por sus profesores y fotografía todo lo que encuentra a su paso, siempre dispuesta a buscar una perspectiva especial.

En Manhattan conoce al pintor Perico Pastor, con quien comparte piso, al artista Carles Santos y se adentra en el ambiente nocturno y en la comunidad LGTBI+, un ambiente que ya había frecuentado en un viaje a Brasil en el que, tras ver un cartel que anunciaba el concurso Miss Universo Gay, se coló en los camerinos.

El regreso al País Vasco

En 1981 Isabel Azkarate decide regresar al País Vasco, de donde se marchó a finales de los años 70, preocupada por el ambiente social y político que empezaba a incendiar las calles. A su vuelta, en Euskadi empieza a emerger un movimiento contracultural propio con el que se celebra la libertad de expresión pero al mismo tiempo comienza a desmantelarse el tejido industrial, el consumo de drogas entre los jóvenes se expande a un ritmo preocupante y las huelgas generales y los conflictos son habituales.

Testigo de todo ello, Azkarate refleja todas estas realidades con una mirada equitativa. Es en este momento cuando entra a trabajar en La Voz de Euskadi, periódico para el que cubre entre 1983 y 1985 los atentados de ETA y los GAL. Azkarate logra reportar los años de plomo en el País Vasco.

Isabel Azkarate: Capilla ardiente de Enrique Casas, senador socialista asesinado por ETA. San Sebastián, 1984. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Isabel Azkarate: Capilla ardiente de Enrique Casas, senador socialista asesinado por ETA. San Sebastián, 1984. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

“Recuerdo que era pura adrenalina, éramos dos o tres y siempre estábamos pendientes del busca. Si estabas en la calle cuando sonaba tenías que ir corriendo a una cabina para llamar a la redacción para que te dijeran dónde había sido el atentado”, recuerda con tristeza una fotoperiodista que en ocasiones llegaba al lugar de los hechos antes incluso que la policía.

“Era durísimo ver a todos esos chicos tan jóvenes abatidos. Además, cubríamos también los funerales, ver sufrir a la familia era muy duro, fue una época terrible”, sostiene.

Azkarate recuerda que no tuvo demasiados problemas en retratar aquellas situaciones o las tensas manifestaciones que sucedían en las calles y para las que era necesario llevar un brazalete con la palabra ‘prensa’. Sin embargo, en alguna ocasión tuvo que firmar sus imágenes con seudónimo: “Me dijeron que me atuviera a las consecuencias si las publicaba”.

De Sendero Luminoso a la caída del Muro

Su fuerte compromiso con la profesión, su empatía y su necesidad de conocer la identidad del otro le llevan a viajar a Perú junto a José Usoz para realizar un reportaje sobre el grupo terrorista Sendero Luminoso.

Isabel Azkarate: Herida por el grupo terrorista Sendero Luminoso en el Hospital de Huanta, localidad de Pampacancha. Perú, 1984. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Isabel Azkarate: Herida por el grupo terrorista Sendero Luminoso en el Hospital de Huanta, localidad de Pampacancha. Perú, 1984. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

“Venía de fotografiar muchos muertos y muchas manifestaciones en el País Vasco y aunque no me pilló de sorpresa fue terrible encontrarme a todos esos campesinos tan indefensos que estaban siendo asesinados a machetazos”, recuerda la fotógrafa.

“Yo quería hacer una buena foto y luego, cuando me daba cuenta de las cosas tan duras que estaba fotografiando, me invadía la tristeza”, asegura. Aunque en aquellos viajes también tuvo la oportunidad de viajar por el país, de adentrarse en la selva o de hacer el Camino Inca para llegar hasta Machu Picchu.

La fotógrafa, que atesora más de 175.000 objetos que acaba de donar a la Fototeka de Kutxa Fundazioa para garantizar su conservación, asegura que siempre ha querido “estar en primera línea de los acontecimientos”.

Muestra de ello es el viaje que hace a Berlín en 1982 para ver actuar a David Bowie o el de 1989 movida por la caída del Muro de Berlín: “Volví con unos amigos porque quería ver la caída y fotografiar aquellos momentos”, arguye.

Roman Polanski: Retrato grupal de fotoperiodistas en el Festival Internacional de Cine. En el centro, Isabel Azkarate. San Sebastián, 1988. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Roman Polanski: Retrato grupal de fotoperiodistas en el Festival Internacional de Cine. En el centro, Isabel Azkarate. San Sebastián, 1988. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Los últimos retratos de Bette Davis

A pesar de que tu trabajo está atravesado por variedad de conflictos sociales, en su trayectoria no todos son acontecimientos históricos y políticos. También ha estado rodeada de las últimas manifestaciones culturales y ha estado en contacto con los grandes protagonistas del cine como fotógrafa del Zinemaldia, trabajo que ha ostentado durante dos décadas, entre 1982 y 2005.

“Era todo a la vez. Pasabas de un atentado a retratar la llegada de Ursula Andress a San Sebastián con motivo del festival de cine. Fueron veranos muy intensos, tenía que estar todo el día fotografiando el festival de cine: la llegada de los actores, las ruedas de prensa, el Teatro Victoria Eugenia, el Hotel María Cristina e incluso las fabulosas fiestas que organizaban. Después iba a casa a revelar las imágenes y dejarlas secar para que por la mañana vinieran a recogerlas”, apunta.

En este ambiente no solo retrata a Ursula Andress, también puede presumir de haber hecho una de las imágenes más icónicas de Bette Davis. “Fui con dos cámaras, le hice unos primeros planos estupendos en los que se veía la personalidad que tenía esa mujer pero aquella foto es la icónica”, comenta en referencia a la imagen en la que vemos a la actriz sentada fumando.

En aquella ocasión eran muy pocos los fotógrafos que habían acudido a la cita con la actriz pues esta se había negado a posar fuera del photocall, lo que hizo que algunos de ellos se declararan en huelga.

Isabel Azkarate: Fans del grupo 'heavy' Osiris. San Sebastián, 1985. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Isabel Azkarate: Fans del grupo 'heavy' Osiris. San Sebastián, 1985. Kutxateka / Fondo Isabel Azkarate Funtsa

Era septiembre de 1989 y la diva del cine había acudido al festival aquejada por un cáncer de mama. Aunque la actriz decidió prolongar su estancia en San Sebastián, un empeoramiento de su enfermedad hizo que se trasladara a París, donde murió tan solo quince días más tarde, el 6 de octubre de 1989. De modo que Isabel Azkarate es una de las últimas personas que la retrata con vida: “No podía negarme primero porque era la fotógrafa del festival y segundo porque no podía renunciar a hacer fotos a una persona así”, asegura.

Un libro y una exposición en San Telmo

Con motivo de la exposición, la editorial Blume, con la colaboración de Kutxa Fundazioa, el Museo San Telmo y la Fundación Photographic Social Vision, han editado un libro que amplía la mirada que se vierte en esta exposición y se nutre de imágenes inéditas junto a textos de su representante y comisaria Silvia Omedes y la periodista Odile Kruzeta.

Esta exposición se ha realizado en los últimos tres años y se complementa con otra muestra que inaugurará el Museo San Telmo de San Sebastián el próximo 26 de enero. Bajo el título Arte y parte, se mostrarán otros trabajos de Isabel Azkarate como la serie de instantáneas de gente reaccionando ante el arte, un reportaje que hizo en los almacenes del Museo de Ciencias Naturales de Nueva York o algunos retratos de artistas vascos en sus propios estudios.