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Evru / Zush, mudar de piel

La galería Senda reúne en 'Volver a ser' una serie de dibujos de extraños seres que parecen provenir de un lejano y desconocido planeta

28 enero, 2020 16:41

Evru / Zush. Volver a ser. Galería Senda

Trafalgar 32. Barcelona. 1.487 euros. Hasta el 7 de marzo

Nada se sabía desde hace tiempo de Zush-Evru (Barcelona, 1946), uno de los artistas más renombrados y de mayor proyección de su generación. Su obra forma parte de colecciones de museos como el MoMA, el Guggenheim, el Reina Sofía, el IVAM y el MACBA, y aún así un día simplemente desapareció sin dejar rastro. Hace poco pudimos verle de nuevo en la última Bienal de Estambul que ha comisariado Nicolas Bourriaud y vuelve ahora a Barcelona después de doce años sin exponer individualmente en la ciudad de la mano de la galería Senda. Visto con distancia, este paréntesis era necesario para renacer de nuevo. La presente exposición es, en realidad, una epifanía. Pero no debe extrañar: Albert Porta, nombre original del artista, se transforma en Zush en 1968. A partir de entonces firmará así su obra y se le conocerá, y él se reconocerá, exclusivamente con este nombre hasta que en 2001 devenga Evru cuando presente una gran retrospectiva en el MACBA y cierre una etapa creativa. Es decir, su trayectoria se define por un proceso cíclico de transformación, de renacimientos y reencarnaciones en un nuevo creador. Acaso de esta muestra surja un nuevo artista, una suerte de síntesis entre Zush y Evru. Así, al menos, lo presenta la galería.

La actual exposición consiste en una serie de dibujos de pequeño formato en los que se describen extraños seres que parecen provenir de un lejano y desconocido planeta. Es el universo visionario de Zush-Evru, con sus monstruos y engendros fabulosos. Cada pieza representa un organismo como visto al microscopio. El mismo artista ha comentado que estas criaturas son como apariciones y que, al dibujarlas, la mano corre por sí sola como si fueran formas independientes que vinieran a él. Quizá estos seres puedan interpretarse como una suerte de autorretratos del artista, cada uno de los cuales sería expresión de un estado de ánimo o una faceta de su personalidad. El mismo Zush-Evru cuenta que entre estas fantásticas criaturas hay quienes ríen, otras que están tristes, otras que están habitadas por el deseo… Pero, además, y este es un detalle significativo, asocia estos dibujos a los Nagas de la mitología hindú. Esto es, unos semidioses con forma de serpiente –con una apariencia entre reptil y humana–. El sentido simbólico de la serpiente es fecundo, pero en todas las culturas se ha identificado con el proceso de renovación, en virtud de la muda de piel que experimentan los ofidios. Pero además la serpiente es un animal que puede penetrar en el subsuelo y acceder a un mundo ignoto, el de la muerte, para después volver a emerger. De ahí que, entre sus múltiples significados, sea también símbolo de resurrección. Y esta, creo, es la clave de la exposición, que lleva por título precisamente Volver a ser.

No hace mucho tiempo tuve la rara oportunidad de visitar su estudio en el barcelonés barrio de Sarrià. Efectivamente, Zush-Evru se había retirado voluntariamente, aislado en su universo particular y rodeado de sus fetiches y de su obra. Su taller, situado en una planta baja prácticamente sin luz natural, me sugirió la imagen de un mundo subterráneo, semejante a las grutas de los eremitas o los sótanos y laboratorios de alquimistas. Pero este espacio no es otro que el de la creación: el artista que desciende a las profundidades en busca de tesoros ocultos para, luego, volver a emerger con la semilla que ha de brotar en primavera.