Image: La escultura lenta de Charles Ray

Image: La escultura lenta de Charles Ray

Arte

La escultura lenta de Charles Ray

El Palacio de Cristal del Retiro reúne cuatro esculturas figurativas del artista hasta el 8 de septiembre

29 marzo, 2019 01:00

Shoe Tie, 2012

Charles Ray (Chicago, 1953) tiene el corazón débil y sale a pasear por las montañas cercanas a su casa, en Santa Mónica, a diario. Allí se recomienda no agacharse si tienes que atarte los cordones. Es una zona con muchos pumas y esa postura te hace vulnerable a un ataque. Una mañana Ray caminaba por allí, se detuvo y mientras se abrochaba las zapatillas pensó que ser embestido por este animal lo convertiría en un fantasma que no necesitaría atárselos nunca más. De ese pensamiento surgió Shoe Tie, una de las cuatro esculturas que el artista presenta en el Palacio de Cristal del Parque del Buen Retiro hasta el 8 de septiembre.

El chico agachado de la pieza, probablemente el propio Ray, está desnudo y al acercarse uno se da cuenta de que no tiene ni zapatos ni cordones que atarse. "Una crítica de arte dijo que con esta escultura se corregía una injusticia, la de la historia del arte que ha tendido a mostrar a mujeres desnudas con grandes pechos. Esta es una figura masculina con sus miembros colgando", bromea. Al artista, que empezó su andadura artística en los años 70, le gusta jugar con el espacio, la forma y la relación que el espectador entabla con sus obras.

Aunque había traído cinco trabajos a Madrid, tan solo se han expuesto cuatro y todas ellas, al igual que el conjunto de su trabajo, "tiene que ver con el cuerpo humano, es una sintaxis de la propia escultura y requiere una observación lenta", ha precisado Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. Su obra recuerda mucho a las figuras clásicas o a los antiguos kuros griegos aunque no están erigidas en escayola. Y, en palabras del director, su trabajo reúne las cualidades de belleza de Baudelaire: "tensión entre lo efímero, lo cotidiano, lo permanente y lo abstracto".

Mujer recostada, 2018

En contraposición a Shoe Tie está Mujer acostada, una escultura en la que "reflexiona sobre la figura de la mujer reclinada desnuda", comenta. Un día, dos funcionarios del banco fueron a visitarlo a casa y preguntó a la mujer si le gustaría ser su modelo. Le dijo que sí y se puso a trabajar en torno a esa idea. "Está desnuda pero si te acercas y te das tiempo ves que está guiñando los ojos, como si no viera bien de lejos", explica Ray. Además, continúa, hay tensión en los dedos de los pies y a pesar de estar desnuda es "impenetrable". A Ray le gusta llegar hasta el armazón de la persona y en esta "hay tensión desde los pies hasta los ojos".

Es más, cada una de ellas ocupa un lugar determinado del palacio porque para Ray tan importante como la obra lo es la superficie en la que se coloca. Así, en el extremo opuesto a la esfinge se ha situado Juego escolar, en la que un adolescente con una espada de juguete y sandalias de playa renueva la figura de Triptolemos. Y frente a Shoe Tie está Caballo y jinete, un autorretrato del artista a lomos de un caballo.

Entre sus referencias se encuentran Anthony Caro y artistas minimalistas para los que la forma y el espacio es fundamental. Su trabajo es lento, algunas de las piezas le llevan años, y las siente suyas mientras son moldes, una vez entran en la fundición, aclara, pasan a formar parte del imaginario colectivo. En todas ellas le gusta jugar con la percepción para que el visitante que rodea y observa su obra de manera sosegada pueda crear lecturas diferentes. "El sentido de la obra aflora cuando se entrelaza con la forma en la que la vemos", matiza el artista.

La polémica del Chico con rana

En 2004 Ray, gracias al multimillonario François Pinault, hizo una escultura de un niño desnudo sosteniendo un anfibio. Se trataba de una figura de dos metros de altura que se instaló en la Plaza San Marcos de Venecia y causó un gran revuelo hasta que fue retirada. "Para mí era importante la escala porque no la concebí como algo únicamente visual sino como algo social, quería que fuera un ciudadano más de la ciudad", explica. Se armó revuelo en las redes y "al final se impuso la realidad actual. Me ofrecieron otro lugar pero creí que iba a parecer que la escultura se había animado, como si hubiera caminado y me negué. Ahora está en un almacén entrenándose para volver", ha bromeado el artista.

@scamarzana