Image: A subasta el primer autorretrato de Andy Warhol

Image: A subasta el primer autorretrato de Andy Warhol

Arte

A subasta el primer autorretrato de Andy Warhol

La casa Sotheby's pone a la venta en Londres esta obra del padre del arte pop con un precio estimado de entre 5 y 7 millones de libras

14 junio, 2017 02:00

Andy Warhol: Autorretrato, 1963-64

Después de hacer sus coloridos retratos de estrellas como Marilyn Monroe, Jackie Kennedy y Elizabeth Taylor, Andy Warhol decidió colocarse a sí mismo delante de la cámara. El próximo 28 de junio, en la sede londinense de Sotheby's, saldrá a subasta una obra que pertenece a la primera serie de autorretratos del padre del pop art, realizado entre 1963 y 1964 en acrílico y tinta de serigrafía sobre lienzo, con un precio estimado de entre 5 y 7 millones de libras (5,68 - 7,96 millones de euros).

"En la era de Instagram, la legendaria predicción de Warhol de que 'en el futuro, todo el mundo será mundialmente famoso durante 15 minutos' nunca ha sido más profética, y los primeros autorretratos del artista -creados usando una tira de fotografías tomadas en la cabina de una tienda de baratijas- nunca han sido más relevantes para la cultura contemporánea. Esta es una obra de inmensa importancia en la historia del arte que marca el punto de inflexión cuando Warhol se unió al canon de los grandes autorretratistas", opina James Sevier, especialista senior en arte contemporáneo de Sotheby's. A lo largo de su carrera, Warhol usó su propio rostro en sus obras en numerosas ocasiones. Esta primera serie de autorretratos fue un encargo de la coleccionista de Detroit Florence Barron. La fama de Warhol en el mundo del arte estaba floreciendo y, en 1963, Barron quería tener su propio retrato en el ya icónico estilo del artista pop. Sin embargo, Ivan Karp, marchante de la famosa galería neoyorquina Leo Castelli, consiguió persuadir tanto al artista como a la mecenas de que un autorretrato de Warhol sería más apropiado. El marchante, convencido de que una serie de autorretratos propulsaría al artista a nuevas cotas, había estado intentando persuadir a Warhol durante algún tiempo: "La gente quiere verte. Tus looks son responsables de una parte de tu fama, alimentan la imaginación".

El uso de fotos de cabina como material artístico fue en aquel momento completamente innovador, y se añadió al aura de invención técnica que ya rodeaba a este artista, que había sido pionero en el uso de la serigrafía en el arte solo un par de años antes. Warhol había usado anteriormente este tipo de fotografías de cabina para crear un retrato de la famosa coleccionista Ethel Scull. La pintura resultante es ahora una de las obras más celebradas de la carrera temprana de Warhol, hoy propiedad conjunta del Whitney Museum of American Art y del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. Años después, Scull describió cómo Warhol la había llevado a unos recreativos de la calle 42 de Manhattan para tomar las fotos: "Íbamos corriendo de una cabina a otra, y tomó todas estas fotos y se estaban secando por todas partes... Yo estaba muy contenta. Creo que iré allí para hacerme todas las fotos a partir de ahora".

Estos diminutos retratos de las cabinas de fotos encajaban perfectamente en la visión de Warhol de un nuevo tipo de arte para la era del pop: eran mecánicos, democráticos y americanos por antonomasia. En una época en la que la fotografía era ubicua, estas cabinas exponían a todo el mundo ante los mismos flashes de papparazzi como la celebridad más glamurosa, explican desde Sotheby's.

Warhol consideró sus primeros encuentros con el autorretrato un éxito. Revisitó el género a lo largo de los sesenta, y periódicamente en las décadas posteriores. Sus autorretratos de los años posteriores reflejan su creciente preocupación por la muerte. En 1968 el artista fue gravemente herido por dos disparos de la escritora Valerie Solanas y, aunque sobrevivió, los temas relacionados con la fragilidad de la vida humana se volvieron más prominentes desde entonces. Podemos observar esto no solo en el Autorretrato con calavera de 1978, sino también en Fright wig, su famosa serie de autorretratos con peluca de 1986.

Más que en ningún artista anterior, la imagen, la identidad y la personalidad pública de Warhol estuvieron ligadas de manera inseparable a su arte. En los autorretratos, Warhol se presenta como un personaje de ficción, lo cual nos remite a una declaración suya de 1967: "Si quieres saber de Andy Warhol, simplemente mira la superficie de mis cuadros, de mis películas y de mí y ahí estoy: no hay nada en medio".