Image: CaixaForum filtra la luz de Sevilla

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Arte

CaixaForum filtra la luz de Sevilla

17 marzo, 2017 01:00

Vestíbulo principal

El arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra firma el nuevo CaixaForum Sevilla. 7.500 metros cuadrados proyectados bajo tierra tras una compleja y arriesgada propuesta que conecta el mundo exterior e interior de la Isla de la Cartuja. Un nuevo espacio que se inaugura con las exposiciones de Anglada Camarasa y una revisión del retrato en su colección.

Guillermo Vázquez Consuegra (Sevilla, 1945) supo hace poco más de dos años que el proyecto de CaixaForum Sevilla que durante un tiempo había pensado para las antiguas Atarazanas, y que finalmente no se pudo llevar a cabo, ya tenía nuevo emplazamiento. La Obra Social "la Caixa" le retaba otra vez. Había que hacer de un espacio subterráneo ideado para servir de aparcamiento al complejo de la Torre Sevilla, en la Isla de la Cartuja, un centro cultural. Y no uno cualquiera: tenía que ser el CaixaForum más grande de la península, tras Madrid y Barcelona.

Veinticuatro meses después del inicio de las obras, el arquitecto sevillano, Premio Nacional (2005) y Medalla de Oro de la Arquitectura (2016), ha presentado un proyecto en el que "la Caixa" ha invertido 18 millones de euros. 7.500 metros cuadrados en una zona marcada por el primer rascacielos de la ciudad, obra del argentino César Pelli (1926), a quien ahora disputa el protagonismo con un proyecto que logra, desde el subsuelo, emerger y hacerse con la plaza de acceso gracias a una marquesina de aire marcadamente contemporáneo que, por su innovador material (espuma de aluminio) y su diseño, se convierte en nuevo icono de la zona.

La propuesta de Vázquez Consuegra ha tenido que reforzar pilares, eliminar algunos forjados y, sobre todo, llevar la luz a un espacio enterrado. "Se trataba de adecuar parte del aparcamiento de uno de los edificios Podium, bajo la torre, a un entorno museístico", explica a El Cultural. Y ahí surge su propuesta, en el cruce entre dos secciones: "la estrategia de ocupación y la necesidad de visibilidad". La estrategia ha consistido en "mantener la estructura a la vista e introducir los nuevos espacios como si fuesen recintos autónomos de modo que se percibe la estructura existente y también la nueva intervención". Las dos salas de exposiciones y el auditorio son como cajas que el arquitecto introduce.

Exterior del nuevo CaixaForum Sevilla

En cuanto a la necesidad de visibilidad, parece más que obvia en un lugar subterráneo, enterrado, que aspira abrirse al público. Y es precisamente aquí donde reside el alma de la propuesta que "toma de la subterraneidad el argumento". El nuevo CaixaForum "quiere ser subterráneo, se percibe así y eso me gusta, pero era necesario que saliese a la superficie y eso se consigue con la marquesina de entrada que emerge y avisa", dice.

Construida en espuma de aluminio, un innovador material que Vázquez Consuegra ha traído de Canadá, la marquesina tiene como misión cubrir las escaleras y el ascensor que desciende al centro cultural. Pero, sobre todo, contiene el lucernario que va a llevar la luz al interior. Porque la espuma desciende, se cuela por el techo de la primera planta, y, gracias a sus microperforaciones, la luz se filtra desde la cubierta. La marquesina captura la luz y la lleva al interior, "una luz -explica Vázquez Consuegra- tenue y lechosa que enlaza con la característica subterránea del centro. Una luz que conecta el mundo interior y exterior". Porque es en la superposición de los dos mundos donde surge CaixaForum Sevilla: "El mundo interior que opera por sustracción, excavado, que se resuelve con la arquitectura de siempre, cartesiana, y el mundo exterior al que corresponde la marquesina que se debe a las contingencias, a las limitaciones (árboles, escaleras), y responde a una sensibilidad contemporánea".

A ocho metros bajo tierra

Bajo la marquesina, tres niveles, situándose la entrada a la planta más baja, a ocho metros bajo tierra, con un amplio vestíbulo (atmósfera oscura, acero negro), las salas, la tienda-librería y el auditorio. Allí, en la sala grande (704 m²) ha querido "la Caixa" mostrar la mejor cara de su colección. 39 retratos de sus fondos de arte contemporáneo junto a dos préstamos del CAAC de Sevilla y del MACBA de Barcelona. Comisariada por Nimfa Bisbe, reúne obras de Gillian Wearing, Cindy Sherman, Roni Horn, Victoria Civera, Esther Ferrer y Rineke Dijstra, entre otros, que parecen gritar, como el título, ¡Mírame! En la otra sala (384m²), la retrospectiva de Anglada Camarasa, para la que Francesc Fontbona ha traído a Sevilla 94 obras del pintor barcelonés, la mayor parte de las cuales pueden verse habitualmente en CaixaForum Palma, además de 11 préstamos.

Vamos subiendo y el ambiente se hace más luminoso. Se aclara la atmósfera, los colores y también los materiales. En la planta intermedia, dos salas polivalentes y un colorido laboratorio para niños. Y en la cota de calle, ya todo blanco, la cafetería-restaurante, una terraza-mirador hacia la plaza y la zona de gestión y administración. "La intervención de la luz es esencial en la definición de todos los espacios", sentencia el arquitecto. Espacios entre dos mundos, interior y exterior; entre la luz que se filtra y la sombra que marca.

@PaulaAchiaga