Image: Maestro Mateo, de la Catedral de Santiago al Museo del Prado

Image: Maestro Mateo, de la Catedral de Santiago al Museo del Prado

Arte

Maestro Mateo, de la Catedral de Santiago al Museo del Prado

La pinacoteca exhibe 14 piezas del escultor y arquitecto que construyó el Pórtico de la Gloria, incluyendo la estatua-columna descubierta en octubre en el interior del templo

29 noviembre, 2016 01:00

Maestro Mateo: detalle de San Mateo, h. 1200. Santiago de Compostela, Museo Catedral.

La historia de la Catedral de Santiago se remonta casi mil años en el tiempo y aún nos depara sorpresas, como la escultura hallada el pasado mes de octubre en el interior de la torre de las campanas, que había sido utilizada como material de relleno en su construcción. La pieza, bautizada descriptivamente como Estatua-columna masculina con cartela, es obra del Maestro Mateo, el escultor y arquitecto que realizó el monumental Pórtico de la Gloria de la catedral y otras partes del templo. Ahora, esta y otras trece piezas del Maestro Mateo visitan el Museo del Prado, donde podrán verse desde este martes, 29 de noviembre, hasta el 26 de marzo de 2017.

La exposición, organizada conjuntamente por el museo, la Real Academia Gallega de Bellas Artes y la Fundación Catedral de Santiago, ofrece al visitante la oportunidad de conocer en profundidad un período dorado en la historia de la basílica, comprendido entre los años 1168 y 1211. Las piezas que forman parte de la muestra fueron retiradas de su emplazamiento original -la fachada occidental y el coro de la catedral- y en la actualidad se conservan en el propio museo de la basílica jacobea y en distintas instituciones y colecciones particulares.

Izda: Estatua-columna masculina con cartela (h.1188) / Dcha: David/Salomón (h.1188)

Esta exposición reúne las nueve esculturas conocidas que se conservan de la desaparecida fachada exterior del Pórtico de la Gloria, incluida la recientemente descubierta; otros elementos que también formaron parte de ella como un rosetón y dos dovelas; y piezas clave para entender el coro pétreo, como San Mateo y Caballos del cortejo de los Reyes Magos, que hasta el siglo XVII ocupó los primeros tramos de la nave mayor catedralicia.

Algunas de las piezas vuelven a reunirse en esta exposición después de casi quinientos años, al salir por primera vez de sus ubicaciones habituales para mostrar en el Prado un relato nuevo y completo del trabajo del Maestro Mateo y su taller durante más de cuatro décadas en la catedral compostelana, período durante el cual el templo fue sometido a una profunda transformación artística y teológica.

El obispado de Diego Gelmírez, de 1101 a 1140, supuso un gran impulso para el proceso constructivo de la catedral ya que se consagraron los altares de la girola y la capilla mayor, se construyeron las fachadas del crucero -Portada de Platerías y Portada del Paraíso- y se iniciaron las obras de la nave longitudinal del templo. Respetando estos trabajos anteriores, el Maestro Mateo acometió la conclusión de la basílica al menos desde 1168, fecha de concesión de una pensión vitalicia por parte del rey Fernando II de León, documento que puede contemplarse en la exposición.

Vista de la exposición. Foto: Museo del Prado

Mateo y su taller llevaron a cabo importantes obras en tres ámbitos destacados: la denominada "cripta", el Pórtico de la Gloria y la desparecida fachada occidental. Realizó, además, el coro pétreo que se instaló en los cuatro primeros tramos de la nave central de la iglesia.

La "cripta" o "catedral vieja" fue construida para salvar el desnivel existente entre las naves de la iglesia y la plaza del Obradoiro y sirve de sustento al pórtico, con el que presenta innegables semejanzas formales y, especialmente, iconográficas, introduciendo en la Península Ibérica nuevas formas artísticas en las que se suman influjos franceses, italianos, e, incluso, islámicos.

La parte más significativa del proyecto mateano es el Pórtico de la Gloria, una de las obras cumbre del arte europeo en la transición de los siglos XII al XIII, en cuyos dinteles, colocados el 1 de abril de 1188, el propio Mateo quiso dejar constancia que él había dirigido las obras de la catedral "desde sus cimientos". Esta obra se encuentra actualmente en proceso de restauración para recuperar su profusa policromía y solucionar los problemas de conservación.