Image: Luis Gordillo: La pintura ya está situada casi fuera de la historia

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Arte

Luis Gordillo: "La pintura ya está situada casi fuera de la historia"

10 septiembre, 2015 02:00

Luis Gordillo delante de una de sus nuevas obras en la galería Marlborough de Madrid

Es sin duda uno de nuestros pintores más conocidos y mejor valorados. Luis Gordillo inaugura la temporada artística en la galería Marlborough de Madrid con una exposición, Tancercatanlejos, que muestra los cuadros recién salidos de su taller.

A sus ochenta y un años, Luis Gordillo (Sevilla, 1934) está muy al tanto de todo lo que ocurre fuera de su estudio. Asegura que no se pierde una Documenta o una Bienal de Venecia, que le gusta ver “todo lo que se cuece por allí, aunque -asegura- en esos eventos hay muy poca pintura, cada vez menos”. En contacto con la nueva generación de pintores (“los hay buenos, sí”), tampoco se pierde las grandes citas nacionales y es habitual de galerías y museos. La última que ha visto: la de Zurbarán en el Thyssen (“no me ha gustado mucho”, confiesa tímidamente).

Hacía tres años que no le veíamos montar en Madrid. Desde 2012, cuando inauguró también la temporada en Marlborough y la exposición en la Calcografía con la que celebró el premio Nacional de Artes Gráficas, un galardón más para un artista que ya contaba entonces con el Nacional de Artes Plásticas (1981) y el Velázquez (2007). Y es un lujo pasear con él entre los cuadros aún sin colgar, destapar los plásticos de esas obras orgánicas, extrañas, abstractas pero con formas concretas, tan suyas, y verle ensimismado, decidiendo la altura o el lugar correcto de una u otra pintura.

Pregunta.- ¿Ilusionado?
Respuesta.- Mucho. Y con muchas ganas de reafirmación, de que me digan pues sí, Gordillo, eres bueno. Los artistas somos así. Tenemos siempre tantas dudas que necesitamos que alguien nos tranquilice. Y si lo hacen críticos importantes, periodistas... todos caemos en esa trampa. Y cada vez peor. De joven eres tan ingenuo que exponer es como un juego. Con el tiempo te das cuenta de que quieres dejar una obra digna, bien resuelta.

Me muevo entre la fotografía y la abstracción. La mía es una pintura violenta y espontánea"

P.- ¿Busca de algún modo cerrar el círculo?
R.- No es que lo busque, es que ocurre. La obra hace una ola y vuelve e intenta reorganizarlo todo. Ves que se va formando algo orgánico, que se va haciendo cuerpo. Que todo tiene sentido y que en un cuadro de hoy aparecen signos que llevan a lo pasado.

Proseguimos. Movimientos lentos entre los cuadros. Formas. Redondeces. Podría ser la tierra vista desde el cielo. O una piscina. “No sé, quizá la atmósfera… El paisaje no me interesa, no pinto uno desde la escuela”. Tampoco la figura, aunque sí hay caras. Aquí, en dos de las obras, las más irónicas. “Me muevo entre la fotografía y la abstracción. La mía es una pintura violenta y espontánea”. Que no es lo mismo que rápida. “Yo insisto mucho y detrás de algunos de los cuadros hay estudios previos en donde intervienen fotos de obras anteriores, el ordenador, estudios con el color, con collage, hasta que llego a un prototipo que es el que empiezo a pintar y que también sufre modificaciones sobre la marcha”.

P.- ¿Y le compensa todavía estar atado al ritmo de la galería?
R.- Es que esto es mi vida. Pinto cada día, todo lo que puedo. Es como casarse y tener hijos, es tu compromiso con la vida. Es un compromiso como el de los médicos o los curas. No es un trabajo para ganarse la vida. En el arte hay una entrega emocional.

Aclimatación de plantas nocivas, 2013-2015. Foto: Manuel Blanco

P.- ¿Desde su atalaya de artista, desde el estudio, cómo ve el mercado del arte?
R.- Yo vivo de esto y no me puedo quejar pero la realidad es que el mercado español prácticamente no existe. Yo, que creo que estoy bastante bien aceptado, vendo muy poco dentro de España y mucho más fuera. El coleccionismo aquí casi ha desaparecido. Por no hablar de la metedura de pata del famoso IVA, que dudo mucho que les haya servido para recaudar más porque hundiendo el mercado no creo que se consiga nada. No se comprende.

P.- Pero su pintura se sigue vendiendo tanto o más que antes...
R.- La pintura es lo que más se vende. En parte hay tantos pintores por eso. Vender una obra conceptual en la que apenas hay un objeto, algo casi inmaterial, eso es más complicado. El arte conceptual es difícil de comprender y de vender.

P.- ¿No es fácil acercarse al arte?
R.- No es fácil, pero comienza a no ser desagradable. No es posible que una persona ajena al arte pueda entrar en él. Compenetrarse con la obra de arte no es sencillo.

La vanguardia históricamente siempre se ha impuesto, por rara que sea. Picasso, el cubismo..."

A pesar de ser consciente de la complejidad de cierto tipo de arte actual y de que “hay que leer mucho para entender algunas de las obras que se hacen hoy”, Luis Gordillo rompe una lanza a favor del arte último. “El hecho es que la vanguardia históricamente siempre se ha impuesto, por rara que sea. Estoy leyendo un libro sobre Manet, un bicho raro en su época y fíjate ahora quién no conoce a Manet. Y si repasamos la historia, Picasso, el cubismo, el arte abstracto..., vemos que la vanguardia se ha ido imponiendo siempre. Se podría pensar que habrá un momento en que esto no suceda pero hasta ahora no ha ocurrido”.

P.- Y fuera del mercado, ¿cuál es el papel de la pintura hoy?
R.- Los pintores se perciben ahora como esos chicos soñadores, reaccionarios, conservadores. La pintura ya está considerada casi fuera de la historia. Los que pintamos tenemos que hacer ejercicios mentales para concienciarnos de que podemos hacerlo, de que tiene sentido y no es fácil. Porque yo creo que tiene sentido. Y eso que yo no soy un caso típico de pintor. En parte los pintores, precisamente por ese complejo, tendemos a innovar, a pintar sobre la pared, a meter collage, fotografía, relieve. Se han hecho todo tipo de variaciones sobre la pintura.

P.- ¿Cuáles son los temas sobre los que pone el pincel? ¿De dónde surge la chispa, de la calle, de la prensa, de su estudio?
R.- Pues de todo eso. Cuando me dicen que soy un pintor abstracto en parte me molesta. Es cierto que hay cuadros que realmente son abstractos porque no hay figuraciones pero yo tengo la sensación de que hay una realidad, de que hay un jugo que sale de calle, de la gente, de las mercancías, del mundo económico, del mundo político, hay una vitalidad y una energía en todo eso que pienso que traslado a mi obra junto con mis sentimientos, con mi propia energía, con mis dudas... Todo eso forma el meollo de la obra.

P.- ¿El paso de los años ha cambiado sus temas?
R.- Yo sigo a algo, es como si en el estudio se alcanzara una vitalidad, como en los laboratorios científicos, que trabajan con la vida y van viendo lo que sale y eso les lleva a otras cosas. En el estudio pasa lo mismo, hay una vida creada y yo lo que hago es seguir esas energías, esos sentimientos.

A la izquierda, el díptico Aproximación-aproximándose, 2014. A la derecha, Enfocando-enfoque, 2013

P.- ¿Sigue habiendo en su obra algo de esa ironía suya tan característica de otros momentos?
R.- Sí. Pero quizá ahora está un poco más seria. Veo mis cuadros actuales muy clásicos, como si fueran ya de museo. Tengo ahora entre manos un libro grande de la pintura italiana y veo cuadros del siglo XVII, del siglo XVIII, y me parece que son muy ricos, con cantidad de elementos, ahora con tres brochazos se liquida una pintura y estos señores pintaban la virgen, el angelito, el paisaje con todo detalle del fondo, el tío que venía con el puñal. Y pienso que mis cuadros están empezando a parecerse a esos cuadros ya tan hechos, tan definidos.

P.- ¿Cree que su obra se ha ido barroquizando?
R.- En realidad mi obra siempre ha sido barroca, quizá mi origen sevillano tenga algo que ver. Es muy barroca pero también muy medida, analizo el cuadro, lo miro y le doy vueltas. Me lleva mucho terminar un cuadro y es que soy muy exigente, quizá más que antes, es posible que sea porque soy más sensible a ciertos problemas, de color conceptuales, de relación. Quiero que todo quede bien explicado. Y esto es difícil de argumentar porque el que no entienda mi pintura no entiende de qué explicaciones hablo. Pero para alguien que entienda mi lenguaje quiero que quede claro, limpio, que no haya cosas confusas. Que lo que esté, esté definido. Y eso te lleva de alguna manera a un cierto clasicismo, en el sentido de un arte medido y con ganas de perdurar o de ejemplaridad, así entiendo yo lo clásico.

En mis obras hay un jugo que sale de calle, de la gente, del mundo económico y político"

P.- ¿Hay que estar preparado para ser pintor?
R.- Te lo tiene que pedir el cuerpo. Qué tu descargues en la pintura ciertas necesidades, personales, orgánicas, como la ansiedad, el nerviosismo, cosas que no se pueden soportar. La angustia, la depresión… todo eso son motores para trabajar.

P.- ¿Mira hacia atrás y qué le llega de su trabajo?
R.- Sobre todo el haber sido capaz de hacer una obra que cada vez está más definida, tiene más sentido y de que todo viene de algo anterior y que se ha ido desarrollando, como un niño pequeño que crece. Yo siempre he sido escéptico de mi obra, pero en los últimos años he visto que tenía sentido.

Volvemos a la pintura que, será por estar rodeados de las que Gordillo ha realizado en los últimos tres años, contamina la conversación sin que podamos evitarlo. El lenguaje orgánico, la geometría, la profundidad, la duplicidad... Son los ecos que se repiten en toda su obra y que en esta exposición resuenan también con fuerza. Quizá de ahí el título, Tanlejostancerca.

Pero un lenguaje nos lleva a otro y acabamos en la poesía: “Ahora escribo muy poco, de vez en cuando alguna cosa de esas raras. Ese librito que publiqué, Little Memories, eso es Gordillo puro, lo que pasa es que cuando se pinta parece menos raro que cuando se escribe. Y en las últimas lecturas: “Estoy leyendo cosas de Emmanuel Carrère, lo leo en francés, antes de que llegue a España. He leído Limónov y la que acaban de presentar aquí, El Reino. También a Pierre Lemaitre, me lo traigo de París, la primera que leí suya, Alex, me impactó mucho. Y a Georges Simenon, no las novelas negras, sino las novelas naturalistas, realistas, tiene algunas muy duras”.

Se añade otro azucarillo en el café servido hace un rato y que ya debe de estar helado... “Si me ve Pilar me mata”. Como si nos oyera, su mujer, cómplice y asistente, Pilar Linares, cruza en este momento la puerta de la galería. Todo listo para inaugurar.

@PaulaAchiaga