Image: Van Gogh remueve Europa

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Arte

Van Gogh remueve Europa

28 noviembre, 2014 01:00

Los descargadores en Arlés, 1888

"Quiero celebrar un viaje", escribía Vincent Van Gogh el 8 de agosto de 1888 a su hermano Theo. Se trataba de una travesía que había comenzado en 1880 y se prolongaba durante 8 años. Cruzaba los Países Bajos en busca de inspiración; sus carreteras, sus molinos, sus flores y, por supuesto, sus habitantes. Tan solo le quedaban dos años de corta pero prolífica vida. Pero el viaje continúa ahora que se cumplen 125 años de la muerte de uno de los máximos exponentes del postimpresionismo. Van Gogh 2015 es uno de los eventos que conmemoran el aniversario a nivel europeo y el Museo Thyssen Bornemisza expone una pequeña colección de cinco obras del artista holandés que muestran las grandes etapas de su carrera.

Se trata de una peregrinación por Europa, por esos lugares que el artista transitó y plasmó en sus lienzos. "Son eventos que van más allá de las exposiciones permitiendo a la gente unirse a la celebración", explica Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen. Las cinco obras expuestas en Madrid forman parte de la colección de la propia pinacoteca, lienzos adquiridos entre 1965 y 1996 por Hans Heinrich Thyssen (nació en Scheveningen, la misma playa en la que el pintor veraneaba en La Haya). Junto a estas cinco pinturas se muestran en la sala otras tres de sus contemporáneos paisajistas de quienes bebió una gran influencia: Georges Michel, Charles-François Daubigny y Anton Mauve.

Molino de agua en Gennep, 1884

La obra que más llama la atención, por su tamaño, al entrar en la sala es Molino de agua en Gennep (1884) de su etapa holandesa. Con tan solo un vistazo se puede sentir el frío que acechaba al pintor mientras pintaba. La humedad de los otoños en Brabante queda patente. Durante esta etapa en Nuenen entre 1883 y 1885, quiso hacer hincapié y convertir en protagonistas a los habitantes de la zona realizando grandes paisajes que recuerdan, en parte, a la pintura holandesa del siglo XVII. Esta obra fue un reto para Van Gogh, no tanto por su tamaño sino por ser realizada, íntegramente al aire libre. Cede el protagonismo a la luz creando una obra impresionista que irá marcando la evolución y la madurez en su pintura. Esa grieta que rasga el cielo y lo ilumina hace destacar el contraluz que se produce en el molino.

Ese contraluz tan propio del artista se repite en otra obra que cuelga en esta exposición: Paisaje al atardecer (1885). La oscuridad se apodera de un lienzo en el que destaca una luz anaranjada que se lleva el protagonismo. Esa misma tenebrosidad que él admiraba de las obras del siglo XVII. Antes de trasladarse a París cambió su paleta y su imaginario de colores, volviéndose al tiempo colorista pero tenebrista. Juega con los contrastes que transmiten una sensación de misterio que deriva en una de sus obras cumbre, Los comedores de patatas.

Detalle de la litografía Campesinos comiendo patatas, 1885

La litografía de esta pieza data de 1885, aún inscrito en su etapa holandesa y realizada en la localidad de Nuenen. Su ímpetu era plasmar el día a día de los habitantes de esa zona y realizó varias series, bocetos y grabados con la misma temática. Muestra el realismo crudo de la cotidianidad de la comarca expresando, a su vez, sus sentimientos hacia la "gente civilizada", como él mismo escribía en una de sus cartas a su hermano. En esta pieza se centra, de hecho, parte de la programación de Noordbrabants Museum con Fiona Zachariasse como responsable de la colección. 85 piezas y objetos del campo para resaltar la inclinación del artista por plasmar estas realidades. Llegó a decir que araba sus lienzos como ellos la tierra. Estas pinturas, de hecho, llevaron a Hockney a decir que Van Gogh te hace ver el mundo de una manera más intensa.

Un año más tarde, en 1886, se traslada a París donde se encuentra con artistas impresionistas afincados en la ciudad. Esta conexión cambia su percepción pero no abandona el estilo de su primera etapa. Para 1888 se encuentra en Arlés cuando una secuencia se le queda grabada en la retina, la retiene y no le queda más remedio que plasmarla. Observa cómo unos trabajadores cargan y descargan mercancía de un barco de carbón en el Ródano. La luz cobra la importancia y hace un juego de sombras y luces que le imprime un carácter sombrío. Y en ese cuadro, Los descargadores de Arles, se ve la revolución que supuso ese encuentro parisino. Abandona el puntillismo en aras de figuras más sintéticas y el uso del color le da un aire de pintura japonesa en la que la puesta de sol le ofrece la posibilidad de destacar las figuras que están en primer plano.

En cambio, el último cuadro muestra unos colores más alegres. En Les Vessenots (1890) se observa un color puro y el lienzo pone la vista en los campos, alejando las casas de nuestra retina, dando la sensación de que huyen. Una pincelada nerviosa que transmite el carácter de un Van Gogh en las últimas. Un periodo en el que pintó mucho y su depresión agudizó su imaginación. Nunca la locura de una mente privilegiada dejó tanto tormento y, a la vez, tanta alegría.

Detalle de Des Vessenots, 1890

Pero no solo Madrid se une a la celebración: Bélgica, Holanda y Francia, entran dentro del círculo de actividades. El embajador de los Países Bajos, Cornelis van Rij ha comentado que estamos frente al "acontecimiento cultural del año en Holanda por lo que se puede tender un puente de amistad y cultura con España". Por su parte Lies Boelrijk, directora del Kröller-Müller Museum, destaca la colección que Hellen Müller adquirió para luego crear un museo al servicio del visitante. Van Gogh y Compañía será su principal reclamo, una exposición que reunirá 100 piezas del artista holandés y de sus coetáneos. Claro que en la presentación de Van Gogh. 125 años de inspiración no podían faltar representantes de la ciudad de Mons. Caroline Kadziola y Marie Noble comentan que van "a presentar a un Van Gogh tanto pintor como persona".

Y nunca la locura produjo tanta locura en toda Europa. Como afirma Charles de Mooij, director del Noordbrabant Museum: "Van Gogh continúa siendo un artista con una gran carga y fuerza de atracción e inspiración". Ellos han creado un programa con dos proyectos importantes. Por un lado el Gran Atlas de Van Gogh que sigue el itinerario de los lugares que el artista visitó y un carril para bicicleta con piedras luminosas que se activan con la luz solar haciendo referencia a otra de sus grandes obras: La noche estrellada. Y desde el Museo de Van Gogh, Milou Halbesma, directora de las relaciones de la pinacoteca, comenta que los viernes abrirán sus puertas hasta tarde con la presencia de dj's y cocktailes para atraer la atención de un público más joven. Qué mejor para empezar el fin de semana que con una copa observando un Van Gogh.