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Arte

Marina Abramovic: "¡Presente!"

Matthew Akers dirige un documental en torno a la performance que la artista llevó a cabo en el MoMA de Nueva York en 2010

29 enero, 2013 01:00

The Artist is present (La artista está presente) es el título de la exposición retrospectiva que Marina Abramovic (Belgrado, 1946) realizó en la sexta planta del MoMA de Nueva York, entre el 14 de marzo y el 31 de mayo de 2010. Consciente de la importancia que tenía la cita, y fiel a su ánimo por dar intensidad a sus presencias, renunció al habitual repaso acumulativo de obras, sintetizó su trayectoria en 5 piezas históricas reinterpretadas por sus alumnos, e ideó una obra nueva, que incluía el reto de estar ella presente en la sala, durante todo el tiempo de exposición.

El espectador se encontraba ante un espacio amplio, iluminado, con una mesa entre dos sillas enfrentadas, ocupada una por Marina Abramovic, envuelta en un amplio traje monocolor. La artista lo explica como suele, precisa y poética: “Es tan simple, como si no hubiera nada, solo la artista sentada cual montaña”.

Pero la acción, inevitablemente, conlleva una serie de historias, que son parte de las que se reflejan, de un modo admirable, en Marina Abramovic. The Artist is present, la película dirigida por Matthew Akers. La primera es, sin duda, la que toma por eje a la artista de la performance en la preparación y desarrollo de su cita neoyorquina, pero también el modo de proceder del mundo artístico y las emociones que provoca. Marina Abramovic arranca con cuidada ironía y sagaz conclusión: “Después de que la gente lleve 40 años pensando que estás loca y que deberían meterte en un manicomio, finalmente empiezas a recibir todos estos reconocimientos. Lleva mucho tiempo que te tomen en serio”.

Del lado mágico, la película tiene la virtud de encontrar un tono próximo, de diálogo, ajeno al exceso, y mostrar el modo de solucionar mínimos detalles, que transmiten el carácter meticuloso de los previos a la realización de una performance; la emoción de algún reencuentro, como el de Ulay; la reflexión que le provoca al responsable de seguridad que Marina Abramovic decida prescindir de la mesa; o cómo se define y crece entre los visitantes el deseo de participar en la performance. Y el rigor, a la vez severo y amable, con el que procede Marina Abramovic. “La gente no entiende que lo más difícil es, en definitiva, hacer algo que sea prácticamente nada. Eso te exige al máximo, porque no hay más historia que contar”, sugiere.

Marina Abramovic siempre ha cuidado la preparación de cada acto, y en la película se aprecia: en el modo desenfadado como le apunta al diseñador el tipo de letra que le gusta; en la manera de transmitir a sus alumnos el compromiso y el plus de implicación que les exige; en las conversaciones con un galerista al que escucha y elogia cuando le sabe de su lado; en el juego que establece asumiendo la burocracia que implica conseguir los permisos para algunas de sus acciones más polémicas, mientras crea un clima de colaboración y complicidad a su alrededor.
En uno de los ejercicios que plantea a sus alumnos en los talleres, Marina Abramovic les propone sentarse en una silla, de cara a una pared blanca, inmóviles, durante una hora. En las horas siguientes, el ejercicio se repite, mirando a un espejo o a cada uno de los colores primarios. Profesora y alumnos coinciden en que, al final, sale reforzado el lado más mental y reflexivo. Al ver la película, resulta difícil no recordar esos detalles, junto al carácter enérgico y seductor de Marina Abramovic. Sentada, se siente montaña, capaz de aguantar la tensión diaria de su propuesta, pero sabe que los otros la perciben como espejo, ante el que desvelan sus emociones.

Marina Abramovic, The Artist is present se convertirá, sin duda, en film de culto para el entorno artístico, pero en su tranquilo discurrir plantea cuestiones clave, como los distintos modos de percibir lo artístico y reflejar lo emocional, o lo cotidianas que son las circunstancias que determinan muchas elecciones estéticas. Y, para hacerlo visible, Marina Abramovic es una excelente anfitriona.

Miguel Fernández-Cid organizó el taller de Marina Abramovic en Galicia en 2002 y prologó el volumen 'Student Body', sobre sus talleres y su dedicación a la enseñanza.