Image: Cyprien Gaillard

Image: Cyprien Gaillard

Arte

Cyprien Gaillard

Espace 315. Premio Marcel Duchamp. Hasta el 9 de enero de 2012

30 septiembre, 2011 02:00

Cyprien Gaillard: Analogies Géographiques

Cyprien Gaillard presenta una exposición en el Espace 315 del Centre Pompidou. El artista francés recibió este año el prestigioso premio Marcel Duchamp.

Con poco más de treinta años, Cyprien Gaillard (París, 1980) es uno de los artistas más relevantes de su país. Su carrera es meteórica como pocas entre los artistas de su generación. Hace unas semanas hablábamos de Ryan Gander como ejemplo del artista precoz. Pues bien, Gaillard le sigue muy de cerca. En poco más de cinco años, el parisién, que deslumbró a la comunidad artística en un booth de Art Unlimited con su famoso video Desnianski Raion, se ha aupado a un lugar de privilegio en el concierto internacional.

Gaillard recibió en 2010 el premio Marcel Duchamp, un galardón que cada año otorga la Asociación para la Difusión Internacional del Arte Francés (ADIAF), un organismo creado en 1994 por coleccionistas y amantes del arte contemporáneo que cuenta con el importante apoyo de empresas privadas. Entre los cometidos de ADIAF están el mecenazgo, la participación en la producción de proyectos de arte contemporáneo y el apoyo a los artistas residentes en Francia, a quienes va dirigido el premio, entre cuyos recientes ganadores se encuentra artistas como Thomas Hirschhorn, Tatiana Trouvé, Laurent Grasso, Dominique Gonzalez-Foerster o Sâadane Afif. El premio incluye la presentación de un proyecto en el Espacio 315 del Centre Georges Pompidou.

El proyecto que estos días presenta Cyprien Gaillard lleva por título UR, iniciales de dos términos diferentes pero complementarios, Urban Renewal y Underground Resistance, cuyos significados se funden en el contexto del trabajo de Gaillard. Urban renewal no requiere demasiada explicación. Cualquiera que esté familiarizado con su trabajo sabe del interés del artista por los proyectos urbanísticos y arquitectónicos desarrollados en las postrimerías de la modernidad y por la ruinas que estos generaron (y que hoy muchos de ellos aún constituyen). La destrucción y posterior edificación, el nacimiento y la muerte de la arquitectura, y los ciclos, en definitiva, bajo lo que se orquestan los sucesivos episodios histórico-culturales se encuentran en el centro de las inquietudes estéticas de Gaillard. Y Underground Resistance es el nombre de un sello de música tecno ya mítico de lo ochenta con sede en Detroit, una ciudad fuertemente connotada por su naturaleza decadente a partir de los escritos y las obras de no pocos artistas. Muchos recordarán aquel famoso ensayo de Mark Lewis (Is Modernity our Antiquity?) sobre las ruinas modernas de la ciudad de Detroit en el catálogo de la Documenta de Roger M. Buergel, o la obra misma del artista Michael E. Smith, tan inquietantemente precaria.

Dentro de la sala podemos ver dos trabajos que guardan una estrecha relación a pesar de proceder, aparentemente, de contextos diferentes. Una primera pieza, Analogies Géographiques, comprende un atlas de ruinas. Realizada desde 2006 hasta hoy, es un conjunto enorme de vitrinas que contienen 9 polaroids cada una, imágenes tomadas en sentido romboidal que, juntas, conforman un políptico que tiene esa misma forma. Gaillard siempre se ha sentido atraído por las lecturas que pueden desprenderse de la puesta en relación de imágenes dispares. En estos polípticos, estupendamente montados a lo largo de todo el perímetro de la sala, conviven motivos orgánicos e industriales, arquitecturas y ruinas, reliquias de la modernidad y espectaculares emplazamientos naturales... La propia disposición romboidal de los conjuntos fotográficos evoca cierta arquitectura, un espacio complejo que recuerda a las imágenes de Piranesi, con sus nítidas pero enconadas estructuras que no ocultan su propia naturaleza ruinosa (y bellísima).

La disposición de estas vitrinas recuerda a los montajes habituales en los museos de Historia. Y es que Gaillard entiende estas imágenes como ruinas en sí mismas, como si de reliquias o manuscritos se tratara. Ya en el centro de la sala, dejándose abrazar por las vitrinas, grandes estructuras de metal también romboidales presentan analogías formales con las polaroids. Bajo el título Structures Péruviennes (Estructuras peruanas), remiten a los talleres de reparación de coches de Lima, que, a su vez, guardan relación con Detroit. El motivo del coche es, así, recurrente, pues evoca la industria del automóvil que un día enriqueció a la ciudad de Michigan (la sede de General Motors se encuentra ahí) y que no pudo evitar sumirse en un progresivo declive hasta declararse en quiebra en 2009.

Parece, pues, que todo se desmorona en la obra de Gaillard, pero él logra encontrar la poesía en unas imágenes que resuman cierta melancolía. Acierta el artista en su interés por ligar conceptos en apariencia distantes a través de las formas, y su obra se mantiene a flote en un estado de visualidad poderoso. El suyo es un persistente ejercicio de recontextualización de motivos fundamentalmente arquitectónicos que nos hablan del fragilísimo perfil de nuestros código culturales.