Image: Mark Dion se lanza al mar

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Arte

Mark Dion se lanza al mar

El artista estadounidense bucea en las profundidades del océano en un doble proyecto en dos museos del Principado de Mónaco.

12 abril, 2011 02:00

Vista de la instalación de Mark Dion en el Museo Oceanográfico de Mónaco

Javier Hontoria (Mónaco)
Con una carrera de más de 25 años a sus espaldas, Mark Dion es uno de los artistas internacionales más aclamados de las dos últimas décadas. Su trabajo ha hecho visible un interés por la arqueología, la naturaleza y la historia, asuntos a los que se ha aproximado desde una posición pseudocientífica que ejemplifica el modo en el se han venido definiendo la relaciones entre ciencia y arte desde la asunción de los preceptos de la posmodernidad. La obra de Dion se apoya en la clasificación y el archivo pero es a la vez teatral y barroco, lúdico y mordaz.

En este doble proyecto que ha realizado en el Museo Oceanográfico de Mónaco y en la sede de Villa Paloma del Nuevo Museo Nacional, que lleva por título OCEANOMANIA: Souvenirs des Mers Mystérieuses, Mark Dion revela todas sus cartas. Creado en 1910, el Museo Oceanográfico tiene uno de los acuarios más antiguos del mundo. El artista ha buceado en los fondos y ha montado una gran instalación en el vestíbulo de entrada que cubre un muro diez metros de alto por casi veinte de ancho. Se han seguido diferentes criterios de selección, que son los que conforman las diferentes tipologías: instrumentos obsoletos, rarezas, obras de arte relacionadas con el océano, material inédito... La instalación se ha concebid como un gigantesco wunderkammer, un gabinete de curiosidades en el que caben desde conchas de mar hasta trajes ya antiguos de buzos, delfines de yeso negro, instrumentos de medición, maquetas a escala de todo tipo de embarcaciones... Las vitrinas pertenecen al propio museo y el mobiliario de exhibición se alza sobre el muro en acentuada simetría.

En la sala adyacente, Mark Dion ha traído una selección de trabajos procedentes de diferentes instituciones y particulares con los que enriquece la narrativa que ofrecen los fondos por él seleccionados. Destaca entre estos préstamos el Gabinet de Cousteau (The Marine Biologist's Cabinet, 1993-1998), perteneciente a Hauser & Wirth, una recreación de la taquilla del capitán Cousteau, que fue director de este museo en diversas etapas a partir de 1957. Es uno de los trabajos más conocidos de Dion, en el que se dan cita la memoria, la ficción, la historia, la narración… También puede verse un wunderkammer de escala menor pero no por ello meno sugerente, The Phantom Museum, un pequeño gabinete basado en las ilustraciones de un tratado del siglo XVIII que, se cree, es uno de los primeros ensayos sobre el coleccionismo de carácter científico. Dion muestra en esta pieza la influencia que el arte conceptual dejó en su trabajo.

En la sede de Villa Paloma del Nuevo Museo Nacional, la aproximación es distinta. Es una exposición colectiva al uso en la que Dion ha contado con la colaboración de dos comisarios del centro junto a los que ha hilvanado un discurso que parte de dos asuntos centrales y antagónicos. Por un lado el fin de los trabajos de investigación que durante diez años han realizado casi 3.000 científicos de 80 países sobre el estado actual del mundo marino, la diversidad de su fauna y sus condiciones de vida. La investigación ha concluido con la aparición de 6.000 nuevas especias hasta ahora desconocidas de las que aún queda una cuarta parte por dar nombre. El otro asunto, más oscuro, es el terrible desastre del Deepwater Horizon en el que se vertieron casi 5 millones de barriles de petróleo al mar del Golfo de México causando un daño sin precedentes. La idea que vertebra la exposición es la de que a menudo destrozamos más que creamos y, sobre todo, con mucha mayor rapidez. El vertido del Deepwater Horizon ha acabado con la vida de miles de especies mientras los científicos trabajan lentamente en los trabajos de clasificación y nomenclatura de las que van descubriendo.

A partir de estos dos asuntos la exposición se divide en otros temas que ofrecen distintas aproximaciones al tema del mar. Hay una referencia a la vida de los humanos en el mar a partir de la mítica figura del Capitán Nemo; otra, misteriosa y enigmática, es la que nos ofrece la perspectiva surrealista que se formaliza en las fotografías de Man Ray o en el Oktopus de Katharina Fritsch. En un tercer apartado vemos una selección que de los fondos de pintura y dibujo del Museo ha realizado Mark Dion, mientras otro episodio nos enfrenta a las contradicciones que se vierten en el mar, la fricción entre la necesidad de conservarlo y el daño flagrante que le hacemos. Hay trabajo interesantes en esta sección como los cuadros futuristas de Alexis Rockman o el gran tiburón de Ashley Bickerton, del que cuelgan bolsas de agua turbia y desechos que aluden al magma infecto y hediondo en que hemos convertido el mar.