Fotografía de Sergio Enríquez-Nistal

Patricia Gómez y Mª Jesús González empezaron a trabajar con las paredes de casas abandonadas en 2002. En ese momento surge La casa desplegada. Desde entonces han intervenido diversos lugares en proceso de desaparición hasta llegar, en agosto de 2009, a esta Celda 163, la última de una larga serie realizada en la cárcel Modelo de Valencia. "Habíamos pensado en Carabanchel para este proyecto, pero allí no pudimos realizarlo y la prisión desapareció. Justo entonces empezaron las obras de remodelación en la Modelo y decidimos trasladarlo allí". Era agosto de 2008 y empezaba el Proyecto para cárcel abandonada. Todavía hoy continúan organizando el material y trabajando sobre el modo de mostrarlo.

-El trabajo presentado al Premio es la última fase del proyecto, ¿qué les atrajo de la cárcel?
-Nos interesaba su estructura arquitectónica como tipología de un espacio de represión, su contenido simbólico y su valor patrimonial e histórico.

-El vídeo que acompaña a las fotografías documenta los arranques de pared: ¿en qué consiste esta técnica?
-Llevamos a cabo un trabajo de estampación de grandes superficies sobre tela con el objetivo de extraer un registro material de su estado, y generar un archivo que permita conservar la historia de lugares que ya no existen. Al principio realizamos un rescate de urgencia de la información de los muros sin estar condicionadas por la presentación final que tendrá la obra. Ya en el estudio le damos muchas vueltas hasta que encontramos el modo de mostrar la obra, buscamos que funcione plásticamente y que cumpla su función de archivo. Es importante que estas piezas sepan resumir lo que fueron estos lugares por lo que la manera de mostrarlo es importante, de ello depende la comprensión del proyecto.

Fotos para compartir
-En este sentido, ¿qué importancia tienen las fotografías?
-El registro en vídeo o fotografía es imprescindible para documentar la obra, para saber de dónde ha sido extraída, cómo era el espacio que la rodeaba, porque sabemos que ese lugar va a desaparecer como tal. Las fotografías son la única manera de mostrar, conservar y compartir con el espectador la emoción del tiempo vivido dentro de estos lugares.

-¿Por qué este interés por rescatar estos lugares?
-Porque ofrecen la posibilidad de trabajar con un material muy valioso y simbólico, un paisaje de tiempo, una ruina efímera; esperamos que nos aporte algo, algún conocimiento, alguna emoción antes de que se desvanezcan.

-¿Es la memoria un tema recurrente en el arte actual?
-Es un tema que en la actualidad se viene tratando desde todos los ámbitos de la cultura y no sólo desde el arte. Quizás porque nuestra sociedad está necesitada de memoria para afrontar el sentimiento de pérdida que provoca la sucesión tan acelerada de cambios que vivimos. Aunque viendo las fotografías de Patricia Gómez y Mª Jesús González puedan recordarnos a algunas piezas de Bleda y Rosa o de Montserrat Soto, por la reflexión en torno a la memoria o por la voluntad de registro, ellas afirman que el procedimiento y el resultado son bien distintos. Se sienten más cercanas a Gordon Matta-Clark: "Admiramos su trabajo con lugares abandonados, hacía un uso físico del espacio, lo utilizaba como materia prima para crear la obra".

-¿Y qué tienen sus obras de compromiso social?
-Es importante trabajar para emocionar y hacer reflexionar a partir de la experiencia estética que pueda suscitar el encuentro con la obra.

-¿Pero debe el arte ser comprometido?
-No tiene que ser un requisito imprescindible. Las motivaciones que mueven a un artista son muchas y diferentes. El compromiso con los temas sociales es sólo una de ellas, pero lo cierto es que en el arte actual tiene cada vez más presencia y mayor interés para el espectador. Parece que conecta más con el público que el arte puramente estético o formal.