Antonio Gala.

Antonio Gala.

El Cultural

Quién fue Antonio Gala, el hombre de los 3.000 bastones que cambió la clausura por la literatura

El novelista ha fallecido este domingo a los 92 años en Córdoba. Así fue la vida del prodigio manchego que comenzó en la Orden de los Cartujos y se convirtió en uno de los poetas más reconocidos de España.

28 mayo, 2023 13:50

El mundo de la literatura está de luto. Antonio Gala ha fallecido a los 92 años en Córdoba tras una larga lucha contra el cáncer, según ha comunicado la Fundación Antonio Gala y su familia. La sombra carmesí de Gala perdurará por siempre.

La capilla ardiente se instalará en el salón de actos de la Fundación Antonio Gala y permanecerá abierta desde las 10:00 hasta las 17:00 horas del próximo lunes.

Antonio Gala nació el 2 de octubre de 1930 en Brazatortas, Ciudad Real. Su nombre ya dejó claro que estaba destinado a ser un chico distinto. Un fuera de serie. Antonio Ángel Custodio Sergio Alejandro María de los Dolores Reina de los Mártires de la Santísima Trinidad y de Todos los Santos Gala Velasco. 

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A los nueve años dejó la ciudad manchega y se trasladó a su querida Córdoba, lugar donde escribiría sus primeros textos y donde empezó su fascinación por Garcilaso, San Juan de la Cruz y Rainer Maria Rilke. A los 15 años ya era un joven prodigio: estudió la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla y después la de Filosofía y Letras, la de Ciencias Políticas y Económicas en Madrid. Se licenció de todas ellas. 

Por si eso fuera poco, empezó a prepararse las oposiciones al Cuerpo de Abogados del Estado, la cual abandonó por las constantes presiones de su padre. Así, ingresó en la Orden de los Cartujos, caracterizada por la sencillez, la rigurosidad y la moderación y se basaba en los votos de pobreza, castidad, obediencia, estabilidad en el monasterio y de conversión de costumbres. La pasión por la literatura emanaba ya desde su hábito religioso, y fue expulsado de la orden, tal y como contó en Ahora hablaré de mí (2000).

Su nuevo destino fue Portugal, aunque no por mucho tiempo. A finales de la década de los 50 regresó a España, cuando los "hijos" de la Guerra Civil como Rafael Sánchez Ferlosio, Juan Goytisolo, Francisco Umbral, Carmen Laforet, Jaime Gil de Biedma y Alfonso Sastre, entre otros, tocaron la cúspide de la literatura española.

En 1959 ya ganó el Premio Adonáis por su obra Enemigo íntimo y empezó como profesor de Historia del Arte y Filosofía hasta 1962. Su siguiente parada era Florencia (Italia). Allí permaneció casi un año y publicó su conjunto de poemas La deshonraEn 1963 comenzó su etapa de dramaturgo con Los verdes campos del Edénobra por la cual recibiría el Premio Calderón de la Barca y el Ciudad de Barcelona.

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Desde entonces, todo fluyó como la seda: publicó El caracol en el espejo (1964), El sol en el hormiguero (1966), Noviembre y un poco de yerba (1967), Los buenos días perdidos (1972) y Anillos para una dama (1973). Sin embargo, este último año sufrió en Madrid una perforación en el duodeno. Rozó la muerte, pero todavía no era su momento. Fue entonces cuando empezó a usar bastón, objeto característico de Gala y con el que reunió una colección de hasta 3.000 ejemplares.

Antonio Gala.

Antonio Gala. EFE

Su fama en el mundo de la literatura prosiguió con Las cítaras colgadas de los árboles (1974), Petra regalada (1980), El cementerio de los pájaros (1982), El hotelito (1985), Séneca o el beneficio de la duda (1987), La truhana (1992) y Los bellos durmientes (1994).

Fue en 1990 cuando llegó El manuscrito carmesí, una de sus obras más conocidas y por la que obtuvo el Premio Planeta. A esta le siguió La pasión turca (1993) y La regla de tres, en 1996. Por aquel entonces, la segunda fue una de las novelas más leídas en España. Sus obras literarias se caracterizaban por un estilo cuidado y poético, en las que exploró temas como el amor, la pasión, la religión, la política y la sociedad.

Aunque su profesión no sólo se centró en la literatura. También en el periodismo: publicó artículos en medios de comunicación como El País y El Mundodonde mantuvo la columna La tronera por casi 20 años. Afirmó ser un hombre de izquierdas. Participó en programas de televisión y radio, y fue un destacado activista en defensa de los derechos humanos y el medio ambiente.

Posteriormente creó la Fundación Antonio Gala, dedicada a apoyar a los artistas jóvenes y ser la fuente de su inspiración. En 2011 recibió el Premio Quijote de Honor a toda una vida, concedido por la Asociación Colegial de Escritores de España (ACE). Ese mismo año confesó que padecía un cáncer "de difícil extirpación", el mismo por el cual ha fallecido este 2023.  Durante los últimos tres lustros ha vivido voluntariamente en el convento cordobés del siglo XVII donde creó la fundación, y donde ha fallecido.

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Una de sus últimas entrevistas fue en 2013, con El Loco de la Colina, Jesús Quintero, en la que habló de su enfermedad, en tono de despedida, y sobre escribir una autobiografía: "Si la escribiese ahora se llamaría No os molestéis, conozco la salida".

El legado de Gala persistirá durante décadas y será reconocido como uno de los grandes escritores de España.