El Cultural

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Bromas aparte

Bertrand Lavier nos hace dudar en la galería Albarrán Bourdais, Michael E. Smith nos habla de los desastres ecológicos y econónimos en Kow y Rui Macedo nos obliga a buscar sus pinturas en Tabacalera

4 noviembre, 2019 00:34

Bertrand Lavier
Galería Albarrán Bourdais. Jorge Juan, 12. Madrid. De 15.000 a 80.000 euros. Hasta el 16 de noviembre
Michael E. Smith
KOW Gallery Ribera de Curtidores, 26. Madrid. De 14.000 a 25.000 euros. Hasta el 1 de febrero
Rui Macedo. Sfumato
Tabacalera. Embajadores, 51. Madrid. Comisaria: Begoña Torres. Hasta el 10 de noviembre

En la obra de Bertrand Lavier (Châtillon-sur-Seine, 1949) flota siempre un poso de humor inteligente, una sutil vuelta de tuerca que nos lleva más allá de las apariencias. Pintura que no es pintura, un tubo de neón verde que dibuja la palabra ‘azul’, dos lienzos monocromos verde oliva de distintas marcas comerciales que, aunque se llamen igual, no son el mismo color. Nos hace pensar, dudar y acercarnos a las piezas con más ahínco para averiguar lo que esconden. Hace un homenaje a la historia del arte pero también al presente y a lo industrial cuando carga lienzos, objetos y muebles de una masa pictórica próxima al postimpresionismo de Van Gogh o registra en su serie Vitrines los rudos trazos de pintura de un escaparate, a modo de irónico expresionismo abstracto. En la galería Albarrán Bourdais juega a la confusión interviniendo lienzos y fotografías. Otras veces ha pintado muebles –de un piano a una cómoda del siglo XVIII– y metido un coche en las salas del Centro Pompidou, bien colocado sobre una peana.

Michael E. Smith: 'Untitled' (2019), en Galería Kow

Arqueología del presente también la de Michael E. Smith (Detroit, 1977) que utiliza en sus esculturas materiales baratos despreciados por nuestra sociedad de consumo, de una pelota de baloncesto cubierta con resina verde fosforito apoyada sobre una bata a una mochila de la que sale el esqueleto de un pez amazónico taxidermizado. Tienen todos ellos la pátina de sus usos pasados y cierta degradación que el artista acentúa en la galería KOW con una tenue iluminación ultravioleta, la misma que se utiliza para rastrear las huellas en la escena del crimen. Pocos elementos, como en todas sus exposiciones, y una luz que deja casi a oscuras este local en el que la galería alemana programa exposiciones individuales de sus artistas desde hace un año. Habla aquí Smith, como en sus intervenciones de esta Bienal de Venecia, de los desastres ecológicos y económicos de nuestro tiempo, de vulnerabilidad y precariedad.

Rui Macedo: 'Pintura-Ventana 5' (2019), en Tabacalera

La relación de la obra con el lugar es otro de los sellos distintivos de Rui Macedo (Évora, 1975). Sus intervenciones tienen algo de los objets trouvés duchampianos, trabaja con lo que se encuentra. Nada es lo que parece en los juegos de camuflaje que ha hecho en los antiguos baños de Tabacalera. Nos obliga a escanear el espacio en busca de las treinta y dos pinturas que no se muestran. La primera está en la misma entrada, en la falsa proyección que nos anuncia la propuesta. El resto hay que buscarlas en los trampantojos de puertas y ventanas, de piezas que reproducen el terrazo del suelo y en los vidrios que se apoyan en las paredes. En realidad todo es aquí óleo sobre tabla, aderezado con humor y con engaño, una gran instalación en la que los límites entre pintura, exposición y arquitectura se diluyen. Sfumato, se llama, porque aquí las obras se han evaporado. O eso parece.

@LuisaEspino4