JP Cuenca. Foto: Pedro Urano

JP Cuenca. Foto: Pedro Urano

El Cultural

J. P. Cuenca: "Brasil es una máquina de destrucción de su propio pasado"

El escritor brasileño presenta Descubrí que estaba muerto, una radiografía de Río de Janeiro en los años previos a los Juegos Olímpicos (2016)

12 agosto, 2019 14:16

Hace ocho años la policía le informó de que habían identificado un cadáver con su partida de nacimiento. A pesar de iniciar una investigación junto a un periodista y un detective por las calles de Río de Janeiro, el caso continúa abierto. El escritor J. P. Cuenca (Río de Janeiro, 1978) regresa con su último libro Descubrí que estaba muerto (Tusquets), en el que toma como punto de partida una anécdota real.

Cuenca, seleccionado como uno de los mejores escritores brasileños de su generación por la revista británica Granta, describe las desigualdades y transformaciones sociales que vive la ciudad en los años previos a la celebración de los Juegos Olímpicos (2016). Además de criticar el control político del sistema mediático y del círculo artístico de Brasil, plantea una reflexión sobre el papel de la literatura y el suyo como escritor.

Pregunta. Descubrí que estaba muerto parte de una anécdota real que se convierte en un libro. ¿Por qué decidió relatar este suceso?

Respuesta. Era algo que traspasaba mi propia vida. El tipo que robó mi identidad para morir lo hizo en el centro de la crisis de identidad que vivía la ciudad en ese momento. Una ciudad que también estaba muriendo. Fue este entrecruce de muertes y de robos de identidad lo que provocó que escribiera la novela.

P. ¿Conoce algún caso similar al que vivió?

R. Sí. Hay muchos casos. Es común que te roben la identidad para clonar tu tarjeta o abrir un seguro. Pero lo extraño del caso es que el hombre solo quiso mi nombre para morir, nada más.

P. ¿Este proceso de descubrimiento supuso un momento de inflexión para usted como escritor y como persona?

R. Sí, creo que aproveché mi fallecimiento para intentar deshacerme de partes de mí o de casi una totalidad de mi personalidad que no funcionaba. Todo esto es un proceso casi de suicidio. Mi propia literatura vuelve a imágenes y temas del primer capítulo de mi primera novela. Es como un uróboro, un círculo que se cierra.

"Aproveché mi fallecimiento para intentar deshacerme de partes de mí o de casi una totalidad de mi personalidad"

P. A pesar de que el libro se inicia con un suceso personal, da paso a una crónica sobre las desigualdades sociales en Brasil en el momento previo a la Copa Mundial de Fútbol (2014) y a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (2016). ¿Qué tiene de significativa esa etapa?

R. En el momento en que escribí el libro, yo era el tipo desagradable de la mesa que alertaba a la gente de que el proceso de urbanización y el proyecto de ciudad y país que estaba involucrado con los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial era un desastre, que no iba a funcionar. El problema no era la corrupción, sino favorecer a grupos privados, desconsiderando las necesidades de los brasileños. En ese momento, compartí ideas con la prensa brasileña, políticos, amigos y parte de la industria cultural. El libro tiene eso inmortalizado, como un registro de este momento histórico. Es un componente bastante importante de la novela, que traspasa la anécdota personal.

P. ¿Por qué decidió encaminarse hacia esta radiografía de la sociedad brasileña?

R. Porque no tenía opción. Creo que cuando alguien escribe una novela no es porque quiere. Me gustaba exponer los salones de la burguesía carioca, los bastidores del asunto. Más allá de eso, quería leer este libro que estaba tocando estos temas y nadie lo estaba escribiendo. Lo escribí para que yo mismo pudiera leerlo y después compartirlo. Faltaba este libro en el mundo.

P. En el texto narra con nostalgia cómo se construyen nuevas edificaciones y se destruyen las viviendas anteriores. ¿Cómo afectó a los ciudadanos?

R. Brasil es una máquina autóctona de autodestrucción, está siempre borrando no solo edificios, sino su propio pasado. Es otro de los temas claves de la novela. Cuando describo la zona portuaria de Río de Janeiro con un cementerio de esclavos, eso es literal, no estoy haciendo una metáfora. Es un puerto de gas que no tiene monumentos, que no está bien registrado en la cabeza de la gente, en la cultura, en las escuelas. Es un borrado físico, como se ve en una ciudad que tuvo su centro destruido unas tres o cuatros veces, y en términos históricos y sociales.

"Es un borrado físico, como se ve en una ciudad que tuvo su centro destruido unas tres o cuatros veces, y en términos históricos y sociales"

P. También abundan las descripciones y las referencias a calles y avenidas. ¿Quería introducir a los lectores como peatones por la ciudad de Río de Janeiro?

R. Río es una ciudad fascinante, es una pesadilla, pero es una gran ciudad. En algunos momentos quiero llevar a los lectores de la mano por estas esquinas y calles. Y eso para mí es tan importante como escribir sobre lo que pasa dentro de la cabeza de personaje. Esta disolución, esta fragmentación de la conciencia del personaje y de la sociedad también está refleja en las fachadas y en los edificios.

P. ¿La propia cotidianidad le inspira a escribir?

R. Sí. Escribí crónicas semanales para diarios en Brasil por casi diez años. Consistía básicamente en caminar por las calles y contar lo que pasaba. Creo que la vida en las calles es un punto de inspiración. En este libro mucho más. Es mi novela más realista y conectada directamente con la realidad.

P. En la novela debate sobre la propia utilidad de la literatura y defiende que no es una catalizadora moral. Entonces, ¿cuál es el papel del escritor en la sociedad?

R. En este punto de la novela hay un discurso bastante crítico contra la pacificación del papel de la literatura y el escritor. El arte nos hace reflexionar pero igualmente debe ser demoledor, debe ser enemigo del poder, del dinero, del capitalismo, de las estructuras, si no es decoración.

P. También critica la labor periodística en su país, influida por poderes políticos y empresariales. ¿Cree que es una crisis que vive el periodismo alrededor el mundo?

R. Creo que es algo que sucede alrededor del mundo, pero en Brasil es peor. La concentración es todavía más absurda. Son como cuatro o cinco familias, y al ser menos agentes, hay menos lugares para colocar opiniones diferentes. Lo que pasa es que estos grupos defienden los intereses empresariales y venden espacios para los anunciantes, que son los bancos y las grandes industrias. Son las personas que compran a los gobiernos. Hay un aspecto bastante mafioso en la labor periodística en Brasil que puede ser peor que en Europa o incluso Estados Unidos.

P. El libro, que sigue una estructura cíclica, concluye con una mención sobre el concepto de autoría como performance. Plantea cómo los lectores siguen la vida de los personajes, pero también espían la del creador del relato. ¿Podría incidir en esta idea?

"Lo que hice en este proyecto fue expandir la experiencia literaria a otras formas de arte"

R. Hay una especie de estética de laboratorio. Muchas de las obras contemporáneas siguen a los escritores en su atelier, en su espacio de trabajo. Es una mirada sobre el proceso. Parte del contemporáneo tiene que ver con compartir este proceso con los lectores y hacer a este proceso parte de la obra. Eso hace a la literatura más permeable a otras formas de arte como la perfomance, el teatro o incluso el cine. Lo que hice en este proyecto fue expandir la experiencia literaria a otras formas de arte.

P. El suceso descrito en el libro también derivó en una película, A Morte de J.P. Cuenca (2015). ¿Qué elementos encontró en el lenguaje audiovisual que no halló en la literatura para narrar esta historia?

R. Me quedé bastante enamorado de la idea de inmortalizar en imágenes lo que pasaba en esta manzana: las obras y los cambios. Si vas ahora a filmar ahí será otra cosa, otro paisaje. Quería registrarlo y empecé a usar el cine como una expansión de la novela. Hay páginas largas del libro que en la película son pocos segundos. Una experiencia complementa a la otra. No hay voice over, no hay narrador, es una película casi experimental.

P. En cuanto a los proyectos futuros, ¿tiene alguna idea en mente? ¿Qué sucesos le quedan por explorar?

R. Tengo un proyecto de novela, que estoy intentando escribir. También algunos de cine.   

@_maria_mora