Image: Antonio Rivero Taravillo

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El Cultural

Antonio Rivero Taravillo

"El mundo era un exilio para Cirlot"

28 mayo, 2016 02:00

Antonio Rivero Taravillo

Publica Cirlot. Ser y no ser de un poeta único (Fundación José Manuel Lara).

El escritor, ensayista, traductor y poeta Antonio Rivero Taravillo (Melilla, 1963) nos descubre en su último libro a Juan Eduardo Cirlot, una de las personalidades más heterodoxas y opacas de la poesía española del siglo XX. Cirlot. Ser y no ser de un poeta único (Fundación José Manuel Lara), Premio Antonio Domínguez Ortiz de Biografías, es un obra fluida y muy documentada que arroja luz sobre la vida de un autor de culto, que desde una atalaya que se elevaba por encima de la poesía de su época alcanzó cimas extrañas y sin parangón entre sus contemporáneos, como es el caso del ciclo Bronwyn. El estudio de Rivero Taravillo nos llega unos días después de que tuviera lugar el centenario del nacimiento del poeta barcelonés, que ya abordamos en nuestra revista.

Pregunta.- ¿Cuándo descubrió a Juan Eduardo Cirlot?
Respuesta.- Hará aproximadamente 30 años gracias a una antología de su poesía. Me fascinó porque aparecían allí elementos míticos del pasado medieval, que en aquel momento me atraían mucho. Por otro lado había una presentación del lenguaje muy moderna, con técnicas que me resultaron novedosísimas. De esa especie de cortocircuito que me produjo aquella antología surgió una fascinación que se ha mantenido a lo largo de muchísimo años.

P.- Una fascinación que desembocó en esta biografía. ¿Cuándo se puso en marcha con ella?
R.- Cirlot tenía una personalidad tan atractiva que hace ya 20 años pensé que merecía la pena dedicarle una biografía, ya que no existía ninguna. Hice un primer borrador que abarcaba el comienzo de su carrera, pero lo dejé aparcado. Después abordé la obra de Cirlot con ensayos y artículos, poniéndola en contacto con técnicas formales. En fecha más reciente, aproximadamente hace un año, me puse el objetivo de terminar la biografía y le di velocidad al proceso para llegar al centenario, que se ha celebrado esta primavera.

P.- ¿Por qué le habría repugnado a Cirlot una biografía al uso, que es algo que dice usted en el libro?
R.- Cirlot era alguien muy ajeno al mundo, aunque podamos citar con exactitud su lugar y fecha de nacimiento y muerte. Estaba aquí como si fuera un extranjero y el mundo era para él una especie de exilio. Las circunstancias normales de la vida de cualquiera, las servidumbres adquiridas y las anécdotas cotidianas, no le interesaban lo más mínimo. Tampoco tenía mayor interés en que la gente hurgara en su vida. Sin embargo lo importante en una biografía sobre un autor que merece la pena es que establezca claves y tienda puentes para conocer mejor su obra. Este libro, aunque ha recibido un premio de biografía, quizás sea más bien un ensayo biográfico. La vida del autor sirve aquí como hilo conductor del contenido de la obra.

P.- El libro se titula Cirlot. Ser y no ser de un poeta único. ¿Por qué fue Cirlot un poeta único? ¿Cuáles son las claves de su obra poética?
R.- La poesía de Cirlot, de algún modo, hace buena la fórmula de Octavio Paz de la tradición de la ruptura. Por un lado hunde sus raíces en la tradición más antigua e incluye a civilizaciones perdidas como la sumeria, Cartago, Roma, Egipto e incluso la Edad Media. Después llevaba al límite el lenguaje y trataba de alcanzar cotas vírgenes hasta ese momento. Por ejemplo desarrolló una poesía con elementos de aliteración y juegos fonéticos muy novedosa en español, ya que anteriormente solo había aproximaciones muy tangenciales. Cirlot lo hace de manera casi sistemática, lo que provoca que toque temas distintos con procedimientos distintos que es, por decirlo de alguna manera, la cuadratura del poeta excepcional.

P.- "El deber más importante de mi vida es, para mí, el de simbolizar mi interioridad". ¿Esta frase de Cirlot establece su principal obsesión poética?
R.- Desde luego era su afán. Cirlot tenía una vida interior muy rica que se nutría en la vigilia y también en los sueños. Su vida onírica era muy intensa y él la llevó a muchas de las páginas que escribió. Las mismas obsesiones se le manifestaban una y otra vez e iban mutando y quiso adentrarse en el mundo del simbolismo, que conoció muy a fondo. Se convirtió en una autoridad internacional en la materia y publicó un Diccionario de símbolos que se ha traducido a muchas lenguas. Sin embargo esta obra no se construye únicamente a través de trabajos eruditos o biografías sino que surge de alguien que vive el mito y el símbolo como algo propio. Nadie puede hablar con tanta autoridad de un repertorio tan enorme de imágenes como Cirlot.

P.- ¿Por qué nos han hurtado durante tanto tiempo a una figura de una obra tan rica?
R.- En general la poesía importante ofrece cierta resistencia al lector. No toda la poesía es inmediatamente accesible y quizás cuesta trabajo comprender en una primera lectura las claves de la poesía de Cirlot. Por otra parte su poesía era ajena a la tradición española. Él llegó a manifestar que su tradición era extrajera y que sus referencias eran autores como Blake o Poe. Esto dificultaba su sincronía con la poesía que se hacía en la España de la época. Además Cirlot se expresaba en castellano en una Cataluña que iba derivando hacia el nacionalismo y hacia la izquierda, siendo él una persona conservadora en su vida privada. Sin embargo hacía compatible su conservadurismo con una faceta revolucionara en lo artístico, tanto en lo poético, como en lo musical, como en las artes plásticas. Cirlot fue un gran adalid de las vanguardias.

P.- ¿Cómo fue como hombre Cirlot? ¿Cuál fue su personalidad y qué contradicciones plantea su vida al biógrafo?
R.- Cirlot fue un trabajador incansable que desarrolló una actividad insomne. Escribió muchísimo sobre arte, música, cine y poesía. Tanto es así que llegó a destruir bastantes poemas. Y esta fiebre, esta rapidez extrema, nos la han trasmitido quienes le conocieron. Tenía una gran presencia física, era un hombre alto e imponente que estaba continuamente haciendo cosas, a una velocidad vertiginosa. Es además una energía que se ve en la página impresa. El poema parece que surge de una fuerza magnética que en seguida capta la atención del lector.

@JavierYusteTosi