Image: Arcángel

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El Cultural

Arcángel

"El tablao le otorga otra dimensión a tu cante"

14 noviembre, 2015 01:00

Arcángel

El cataor publica su nuevo disco, Tablao (Universal), un homenaje a los protagonistas de estos lugares de veladas únicas

Con reconocimiento, admiración y una mirada entre nostálgica y apasionada, Arcángel (Huelva, 1977) rinde tributo a los tablaos, unos espacios donde acudía un público heterogéneo, a veces de extraña e imposible mescolanza, pero que abarcando las décadas de los cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo reunieron a lo más granado del cante, el baile y la guitarra, a las grandes figuras llegadas de tierras andaluzas y extremeñas que encontraron en esos locales de moda para una fauna dispar, compuesta de políticos, estrellas de cine, intelectuales, toreros y legítimos aficionados, no solo un medio de vida digno y esperanzador, sino un foro propicio para mostrar y desarrollar su arte. Aunque Arcángel no lo hace desde el tendido, todo lo contrario: se lanza sin ningún tipo de protección para ponerse en el lugar de los que fueron protagonistas de veladas únicas y deslumbrantes -Caracol, Toronjo, Paquera, Terremoto, Porrina, Perla, Sordera, Fernanda, Pericón, Menese o Morente- y vivir, con la emoción del descubrimiento de un mundo insospechado, otra forma de transmitir el mejor flamenco.

Pregunta.- Arcángel, La calle perdía, Ropavieja, Quijote de los sueños y ahora Tablao, ¿era necesaria una grabación en directo en la discografía de Arcángel?
Respuesta.- Por supuesto, y después de esta experiencia tan enriquecedora, no será la última.

P.- ¿Cómo definiría esa experiencia del directo?
R.- Es tan distinta como gratificante. Más que por el directo en sí, que tiene sus riesgos, por el sistema: la omisión de monitores de referencia, de mesas de mezclas y de tratamiento informático. Encontrarte con la belleza del sonido natural y envolverte en él, es lo que más me ha impactado.

P.- Supongo que esa situación le habrá generado una serie de sensaciones complejas e incluso inéditas hasta este momento.
R.- La primera sensación es el temor: el reto de cantar en un tablao, sin amplificación y con el público muy cerca. Yo estaba acostumbrado a otro tipo de espacios, a otro modelo de sonoridad. Así que hasta que no me encerré y escuché un par de veces los resultados de las grabaciones, no reviví todos esos sentimientos y llegué a la conclusión de que si los artistas que están en el escenario del tablao se entregan, el público también se entrega, y, además, con una respuesta inmediata: es causa-efecto. Se nota el calor de la gente de una manera mucho más intensa que cuando actúas en un lugar de grandes dimensiones, donde pierdes la perspectiva del público.

P.- Es decir, que la actitud de Arcángel en un estudio de grabación es otra a la de Arcángel cantando ante el público de una tablao.
R.- Totalmente. Lo noto hasta en la colocación de la voz. Es curioso: percibo cómo la voz se transforma y la disposición a la hora de cantar también cambia. En un estudio te acomodas los cascos y, como yo digo, "se enciende la luz roja psicológica", sientes que te están presionando y, quizás, condicionando. En el tablao, sin embargo, no buscas ser tan perfecto, te dejas llevar por la inspiración. Puedes estar bien o mal, pero ese trance, ese estar en el filo de la navaja, le otorga otra dimensión a tu cante.

P.- ¿Antes de ponerse ante el público ya estaban ajustados los estilos que iba a interpretar, se ensayaba de antemano cada sesión?
R.- Claro que existieron ensayos previos -dirigidos por mi productor y letrista Isidro Muñoz, que ha hecho un trabajo impresionante- pero solo para fijar las bases. Tanto es así que ninguna actuación ha sido igual a la otra. Tú conoces perfectamente cuáles son las características del flamenco, no es algo mecánico y no todos los días cantamos lo mismo ni las interpretaciones son idénticas. De pronto surgía una letra imprevista y no dudaba en cantarla. Es más, las que tenía preparadas para ese día, no las utilizaba porque el momento exigía otras cosas. El disco Tablao es un directo auténtico, con todas sus consecuencias.

P.- Para las grabaciones ha escogido tres tablaos específicos. ¿Existe alguna razón especial?
R.- Históricamente, Madrid, Sevilla y Barcelona han sido las ciudades donde los tablaos han tenido, y tienen, mayor presencia. Es posible que El Arenal, en Sevilla, El Corral de la Morería, en Madrid, y Cordobés, en Barcelona, sean ahora los más representativos. Por otro lado, sus directores están llevando a cabo una admirable labor de difusión del flamenco de calidad y haciendo un esfuerzo por mantener un alto nivel artístico.

P.- Observo que en el disco están incluidos los fandangos de Alosno y las seguidillas o sevillanas alosneras, pero remitiéndote a sus formas más genuinas, tanto en las guitarras como en las estructuras expresivas del cante, e incluso incluyendo el pandero, un instrumento de carácter popular.
R.- Por una parte he querido evocar el espíritu de los tablaos de entonces, donde se cantaban fandangos de Huelva y se bailaban sevillanas, y, por otro, he intentado hacer estos estilos conservando sus atributos originales, con todo su sabor. Es un guiño a mi tierra y a su configuración musical más auténtica.

P.- No me cabe duda de que la experiencia ha sido positiva y gratificante. ¿Qué conclusiones ha sacado después de haber realizado estos registros y una vez que ha publicado su disco Tablao?
R.- Que siempre se aprende cuando se tiene miedo y cuando la empresa a la que uno se enfrenta es una aventura, con todos los peligros que eso conlleva. He superado las dificultades que para mí supone cantar en un ámbito diferente, con el público tan cerca, viendo la expresión de sus caras, los gestos, y he llegado a la conclusión de que interesa, y mucho, este modo de manifestar el flamenco, tan inmediato, donde se establece un sistema de comunicación especial, como si estuviéramos hablando cara a cara.