Image: Alberto Rodríguez

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El Cultural

Alberto Rodríguez

"En La isla mínima el paisaje tiene mucho que contar"

26 septiembre, 2014 02:00

Alberto Rodríguez

El director acaba de pasar por el Festival de San Sebastián cosechando un gran éxito con su última película en la que nos adentra en las marismas del sur de España para contarnos la investigación de la desaparición de una chicas en pleno postfranquismo. La isla mínima llega ahora a los cines.

Tras su triunfal paso por el Festival de San Sebastián, por fin llega a los cines una película esencial del cine español contemporáneo. La isla mínima, sexto filme de Alberto Rodríguez, nos adentra en las marismas del sur de España para contarnos la investigación de la desaparición de una chicas en pleno postfranquismo. En un ambiente aislado y opresivo, dos policías encarnados por Raúl Arévalo, progresista, y Javier Gutiérrez, ex miembro del ala dura de la represión del régimen, inician las pesquisas para descubrir un mundo caciquil con vencedores y vencidos que se debate entre la modernidad y el atavismo.

Pregunta.- ¿De dónde surge la chispa para esta película?
Respuesta.- Viendo una exposición de fotos en 2001 de Atin Aya sobre marismas. Fotografía los paisajes, esa gente estancada, anclada en el tiempo y el espacio. Descubrí un mundo nuevo, de western y crepuscular, ese es el origen. A partir de aquí me pregunté qué pasaría si hubiera un crimen y empecé a trabajar con el coguionista, Rafael Cobos. Completamos nuestra visión del filme con el documental Atado y bien atado, en el que se refleja la España del año 80. Vemos un tiempo complicadísimo, donde no hay perspectiva, con una crisis galopante y mucho enfrentamiento social. Es un ambiente que nos recuerda de inmediato al actual, con la diferencia de que entonces había mucha policía y el terrorismo, claro. Pero hay mucho en común con el momento que vivimos ahora.

P.- Una pareja de policías, de distinto signo político, reflejan esa división.
R.- El punto de partida fueron esos dos personajes, uno representa a un régimen que se va a extinguir, y el otro es fundador del nuevo mundo que viene, ellos representan esa tensión soterrada. La idea era un poco hacer una clásica buddy movie (género policial de pareja de policías) para subvertirlo. Ellos se van a ir averiguando poco a poco, es interesante, son como dos imanes. Por otra parte, no hemos querido que haya un policía bueno y uno malo, poco a poco vamos viendo todas las aristas.

P.- Ese ambiente cerradísimo de las marismas marca toda la película.
R.- Cuando llegas a los pueblos de las marismas la carretera se acaba. Solo vas porque tienes que ir, es un pueblo muy aislado en el espacio y en el tiempo, un universo de otra época. Ese pueblo está pidiendo a gritos progreso, a través de la radio y los diálogos, captamos la tensión social en el campo, fue un momento en el que era urgente una reforma agraria, que todo se modernizara. El pueblo está aislado pero a través de la radio y la televisión se entera de los cambios. Y una parte del pueblo no quiere que avance.

P.- Los marismeños, campesinos empobrecidos, son sometidos a la voluntad de un cacique en un régimen casi feudal.
R.- En las marismas hubo una clara distinción entre vencedores y vencidos: los que ganaron se quedaron las tierras, y el resto hizo de mano de obra en unas condiciones de trabajo muy duras. Es una mezcla de los que ganaron y los que no. Esos arrozales encierran un misterio, hay algo muy bello, como de gato encerrado. En cualquier caso, son los fascistas los que empiezan a cultivar, el paisaje tiene mucho que contar.

P.- Es un filme de autor en clave de género, ¿cómo aborda sus pautas?
R.- Yo no lo veo tan claro, para mí es abiertamente una película de género. Es una gran batidora de muchos referentes. Hay algo que creo que viene de El cebo, o de Memories of Murder. Reconozco referentes literarios, como 2666 de Bolaño, con ese criminal que no se puede atrapar nunca. Y me inspiró el librito viajes de López Linares. Pero todo el arranque de la película, reconozco que es de género, pero te conviertes en una especie de monja que lo va filtrando todo y surgen diversas metáforas de ese pueblo cerrado donde reina la conspiración del silencio, ese crucifijo con los cuatro dictadores que te indica que por allí no han pasado a la siguiente fase.

P.- La miseria es otro factor fundamental.
R.- Eso lo explican muy bien en su libro López Linares. No nos interesaba tanto reflejar la miseria económica como la humana, física o personal. Todos son capaces de pasarse de la raya.

P.- Aparece la figura de un periodista de El caso, mítico periódico de sucesos.
R.- Ese periódico fue la crónica de la España negra, durante 40 años de dictadura ofrecía la cara b, fue como una espita porque si había un accidente y morían 10 personas la prensa oficialista lo ocultaba y El caso lo contaba. Es un periódico muy curioso que practicaba un amarillismo puro y duro, sacaba noticias de personas que se acostaban con extraterrestres y cosas por el estilo. Pero hay cosas muy curiosas como esa Margarita Dandi que fumaba en pipa.

P.- Después de Grupo 7, ya van dos de policías.
R.- Las pelis de policías y el género negro nos muestran las cloacas de las sociedades. Yo a los policías no les tengo un cariño especial pero de mis seis películas he hecho dos comedias, dos dramas y dos policiacas.

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