El Cultural

Diez motivos para aventurarse en Battlestar Galactica (2)

3 julio, 2012 02:00

Tras los cinco motivos referidos en el post anterior, completo aquí algunas de las las razones (hay muchas más) por las que merece la pena adentrarse en la mitología de Battlestar Galactica.

6. Battlestar Galactica reúne con sorprendente equilibrio la amplitud y emoción de una epopeya inabarcable -la gran Odisea de la Humanidad- con la atención a la intimidad y las relaciones entre personajes. En los confines desconocidos de la galaxia, la búsqueda del planeta Tierra, que tiene una entidad mítica, es el gran McGuffin de Battlestar Galactica. Ese destino imaginado no solo contiene la promesa de un gran relato, sino que es el verdadero motor de los personajes, aquello que los mantiene con vida en su batalla contra los cylons mientras haya esperanza. La mejor muestra de la épica de la que es capaz de convocar Battlestar Galactica en sus imágenes la encontramos en el S02E20, Lay Down Your Burdens (2), que en una hora encierra una elipsis de un año, desde el momento en que los humanos toman el planeta New Caprica hasta que un año después ha sido ocupado por los cylons y combaten la Resistencia. En un corte de plano, cambia por completo la lógica narrativa de la serie, tenemos que abririnos paso poco a poco en la nueva situación de los personajes. Y en esa labor resulta imprescindible el S03E09, Unfinished Business, uno de los más insólitos y emotivos capítulos de toda la serie. Este episodio, una rara avis en el conjunto de Battlestar Galactica, lo escribió Michael Taylor, aunque bien podría haberlo escrito el genio de Damon Lindelof, guionista de uno de los episodios más memorables de Lost, titulado The Constant. En sus respectivas series, ambos capítulos no sólo son cruciales por el modo en que dan respuesta a tantas preguntas incontestadas, sino que llevan el factor emocional a niveles hasta entonces desconocidos en la serie.

7. Para algunos, la television murió el 18 de octubre de 2004. Fue la fecha en la que se emitió en SciFi Channel 33, el primer episodio de Battlestar Galactica (después de un doble capítulo piloto de tres horas de duración), uno de los grandes fragmentos de drama televisivo que se recuerdan. Los costes de producción de la serie se repartieron entre dos grandes canales: SkyOne en Gran Bretaña y SciFi en Estados Unidos. Los de SciFi decidieron esperar hasta enero de 2005 par empezar con las emisiones de la serie, así que un impasse de tres meses separaría su emisión entre Gran Bretaña y Estados Unidos. O eso pensaban los programadores. Pero algo pasó en Internet. La tecnología de descarga BitTorrent (intercambio de archivos entre usuarios) empezaba a dar sus primeros pasos, y Battlestar Galactica fue crucial en su consolidación. El boca a boca que produjo el estreno de la serie en Inglaterra impacientó a las audiencias norteamericanas, que no estaban dispuestas a esperar tres meses. Muchos buscaron (y encontraron) en la web la forma de ver los capítulos de forma casi simultánea a las audiencias inglesas. En este caso paradigmático, la piratería hizo posible que se extendiera el alcance de la serie a espectadores de todo el mundo. La television había muerto. BitTorrent sería la nueva plataforma de distribución para los adictos a la gran ficción televisiva. Hasta hoy.

8. Me gusta la estructura de las temporadas y de los episodios. Seguramente como herencia o tributo a la serie original, las temporadas van alternando capítulos dobles, de tramas más largas y generalmente más relevantes para el argumento general, con episodios que gozan de cierta atonomía, y que están dedicados a enriquecer la presencia de algunos personajes o a ejercer de bisagra entre capítulos más importantes. Lo que no impide que, de forma inesperada, algunos episodios que al principio parecen de relleno, como S03E19, Maelstrom, acaben adquiriendo una enorme relevancia. En todo caso, el ritmo de las temporadas es el que proporciona el ritmo interno de los capítulos, que casi siempre manejan con inteligencia las narrativas cruzadas y los montajes paralelos, dosificando las secuencias de exterior y de interior con las esenas explicativas (para mi gusto a veces son demasiadas) y las de acción. Hay varios "capítulos especiales" repartidos a lo largo de las cuatro temporadas, y alguno, como Razor (al principio de la cuarta), funciona como un largometraje con entidad propia. La melancolía de la ‘intro' general es decisiva -aunque con la música de la primera temporada funcionaba mucho mejor-, y algunos detalles son extraordinarios: como el contador de supervivientes humanos, que va variando de capítulo en capítulo; la breve sinopsis en frases que cruzan la pantalla ("Seven models are known, four live in secret, one is to be revealed…"); el fugaz ‘preview' con el que empieza cada capítulo o, sin ir más lejos, los ‘webisodes' de algunas temporadas, capítulos bonus que solo se emitieron on-line y que encierran algunas claves sorprendentes. Por ejemplo, en el ‘webisode' 10.5 de la última temporada, no solo nos enteramos de que un personaje protagónico es homosexual, sino que adelanta las claves del giro psicológico que dará el personaje en los próximos episodios.

9. Battlestar Galactica podría funcionar como modelo narrativo de una trama de espionajes y lealtades rotas. La principal corriente dramática que recorre sus imágenes se sustenta en una dinámica de infiltrados, capaz de generar tensiones, sorpresas y paranoias múltiples. Prácticamente en cada capítulo hay que tomar una postura respecto a las decisiones que mueven a los personajes, pero sobre todo nos terminamos preguntando cuál es la verdadera naturaleza de cada uno. Especialmente en la última temporada, cuando van revelándose las identidades de cylons que hasta entonces creíamos humanos (porque hasta ellos mismos estaban convencidos de que lo eran) y el tablero de juego se transforma por completo. Las divisiones, rupturas y alianzas se multilplican y se vuelven cada vez más complejas, con la intervención de colaboracionistas, traidores, humanos que son cylons y cylons que quieren ser humanos. Toda esta acumulación de incertidumbres respecto al quien-es-quien de la serie, que a partir de cierto momento se desatan y parecen funcionar a golpe de improvisación (con algunas soluciones francamente retorcidas), acaban apuntando al centro del discurso de Battlestar Galactica: ¿son los humanos y los cylons seres antagónicos o, en verdad, están destinadas a hermanarse?

10. Y para terminar, Bob Dylan. El capítulo que más me ha impactado de toda la serie es el S03S20 (Crossroads 2), el último de la tercera temporada. Venía rumiando que entre las lagunas de la serie hay una imperdonable: la ausencia de poetas. En la refundación de la Humanidad en la flota de Battlestar Galactica no faltan ingenieros, políticos, médicos, soldados, abogados, profesores, psiquiatras, clérigos... los roles fundamentales de la sociedad se van cubriendo poco a poco. Hay mucho hombre de ciencia, pero se olvidan de los poetas, es decir, los artistas. Hay una ausencia total de escritores, filósofos, músicos, pintores, etc. La nueva civilización a bordo de la nave no considera que sean piedras angulares en la refundación de la sociedad, como sí lo consideraron los egipcios o los griegos, que tanta importancia daban a sus filósofos y artistas. Sin embargo, en Crossroads 2, los guionistas se sacan un as de la manga: Bob Dylan y su tema All Along the Watchtower, que no en vano es el que más veces ha tocado en directo el cantautor a lo largo de su carrera. Los cuatro primeros versos de la canción (‘There must be some kind a way outta here, / said the joker to the thief / ‘There's too much confusion / I can't get no relief!') actúan como catalizador de una serie de eventos trascendentales y continuados (que no puedo revelar), pero sobre todo emergen como el primer y único punto de contacto con la cultura terráquea tal y como la conocemos. A través del arte de Bob Dylan, como si fuera el embajador de la creación humana, Battlestar Galactica, tras más de cincuenta horas de emisión, da la primera pista sobre la existencia del planeta Tierra y la posible línea temporal en la que transcurre la serie. "That Frackin' Song".