Image: Gabi Martínez

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El Cultural

Gabi Martínez

"Por escribir mi libro tuve que dormir con una navaja en la cama"

6 octubre, 2011 02:00

Gabi Martínez. Foto: Christian Maury

Acaba de publicar su último libro, 'Sólo para gigantes'.

Gabi Martínez (Madrid, 1971) ha cultivado principalmente la literatura de viajes (Sudd, Los mares de Wang, Una España inesperada...), entendida como un ejercicio de conocimiento y divulgación, "a la manera de Josep Plá, Nicolas Bouvier, Patrick Leigh Fermor o Bruce Chatwin". Pero su último libro, Sólo para gigantes, trasciende con creces esos límites. Hace tres años llegó a sus manos una historia que le atrapó hasta el punto de violar su norma de no arriesgar la vida bajo ningún concepto. Era el caso de Jordi Magraner, que en agosto de 2002 pasó de puntillas por la prensa española. Este zoólogo de origen valenciano y criado en Francia había sido degollado junto a su ayudante preadolescente en las recónditas montañas del Hindu Kush pakistaní, donde había pasado quince años de su vida investigando la posible existencia del yeti -o barmanu, como lo llaman allí-. Magraner llegó a conocer la zona mejor que sus estoicos habitantes y se integró por completo en la comunidad kalash, una minoría pagana que llegó a verlo como un líder. La expansión de los talibanes lo puso en el punto de mira, y lejos de esclarecerse el móvil y la autoría intelectual de su muerte, a día de hoy conviven las abúlicas hipótesis oficiales con las teorías conspirativas que manejan quienes convivieron con él.

Pregunta.- ¿Por qué mataron a Jordi Magraner?
Respuesta.- Jordi se había convertido en una especie de líder de una comunidad pagana rodeada de musulmanes en Chitral, en un momento en el que los talibanes empiezan a expandirse por todo el Hindu Kush. Eso lo pone en el punto de mira. No obstante, las instituciones oficiales (embajadas, policía, servicios secretos) y la prensa pakistaní dijeron que podría tratarse de un crimen pasional (basándose en la supuesta homosexualidad de Jordi) para quitarse el problema de encima. Los habitantes de los valles coinciden en que la investigación policial fue muy deficiente.

P.- ¿Se esclarecerá algún día el caso?
R.- No, porque el sistema policial y político de Pakistán es de los más corruptos del mundo. Ahí se quiere tapar algo y lo harán hasta que ellos deseen.

P.- ¿Qué quieren tapar?
R.- Si lo digo me puedo meter en un lío judicial, porque no hay pruebas. La teoría de muchos habitantes de la zona es que, aunque lo mató alguien que él conocía, el crimen fue impulsado quizá por los propios servicios secretos pakistaníes. El móvil es lo que hay que determinar. Yo tengo mis teorías al respecto y las expongo en el libro.

P.- ¿Se sintió usted en peligro durante su investigación en Pakistán?
R.- No he pasado más miedo en toda mi vida. La última noche la pasé con un colchón contra una puerta, otro contra la ventana y la navaja en la cama para clavármela yo mismo si venían a por mí.

P.- ¿Por qué?
R.- Me había entrevistado con dos de los presuntos asesinos y percibí detalles y miradas que me hicieron sospechar que corría peligro. De hecho, al día siguiente de irme yo, los talibanes secuestraron al único extranjero del valle, un griego que llevaba allí veinte años. Por primera vez en 2.500 años, los kalash bajaron de las montañas a Chitral para manifestarse ante el gobierno pakistaní y exigir la intervención del ejército porque si los talibanes los mataban a todos, nadie se iba a enterar.

P.- ¿Llegó a descubrir Magraner algo sobre el yeti?
R.- Tuvo varios momentos de entusiasmo a raíz de los resultados obtenidos, pero siempre quedaba algún fleco que imposibilitaba demostrar su existencia.

P.- ¿Cómo y por qué se inició en la literatura de viajes?
R.- Porque quería ver mundo. Y ahora veo claramente que acabaré escribiendo sobre la familia, pero para llegar a la familia he necesitado todo este recorrido. He necesitado saber antes qué es el mundo exterior, cómo se vive en otros lugares y poco a poco he ido comprendiendo mi entorno comparándolo con el de los demás. Ahora empiezo a tener la madurez suficiente para acercarme al corazón de mi vida cotidiana.

P.- ¿Se refiere a hacer un libro sobre su propia familia o sobre la familia como institución?
R.- Como institución. Algo al estilo de lo que ha hecho Jonathan Franzen con la familia estadounidense en Libertad. Ese libro se traducirá a muchos idiomas porque la familia es casi igual en cualquier lugar. Pero yo echo en falta un gran libro sobre la familia española. Es un vacío que tenemos actualmente en nuestra novelística, aunque no sé si seré yo al final el que lo escriba.

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