Image: Óscar Aibar

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El Cultural

Óscar Aibar

"Vázquez destrozó mi vida"

24 septiembre, 2010 02:00

El director Oscar Aibar, primero por la derecha, junto al resto del equipo de El gran Vázquez. Foto: AFP

Una película española, cómica, en clave de biopic y sobre un dibujante patrio pega tanto en San Sebastián como una producción de Apatow en Sundance. Y, sin embargo, El gran Vázquez se ha metido en el bolsillo a casi toda la cinefilia de Donostia. Su director defiende que este tipo de propuestas deben volver a ganar terreno en las citas más exquisitas del cine, pero también que su visión sobre el dibujante que le "destrozó la vida" invitándole a hacer lo incorrecto está hecha con cierta seriedad. Con eso, y con una apariencia más que decente además de con un Santiago Segura muy creíble. Hoy, el resto del público español podrá darle o quitarle la razón en las salas a este cineasta de orígenes comiqueros.

PREGUNTA.- Es muy poco o nada habitual que se cuele una comedia y además española en el muy serio Festival de San Sebastián. Y menos que encima caiga bien entre la crítica.
RESPUESTA.- La verdad es que no podía haber sido mejor. Estar con una comedia allí ya era un triunfo en sí mismo, aunque es cierto que esta es una película cómica pero hecha muy en serio. Recibimos un aplauso largo y los popes de la crítica estaban entregados. Pero lo cierto es que en los 60 en San Sebastián había grandes comedias, las de Gassman, De Sica... Me gusta el hecho de que se vuelvan a ver.

P.- ¿Hasta qué punto influyó Vázquez en su trayectoria?
R.- Lo conocí en los 90. Es una de esas personas que destrozó mi vida, la peor influencia de mi juventud, de esas que te cambian para siempre. Yo me planteaba estudiar, hipotecarme... y él mientras me impulsaba a la rebeldía y a vivir fuera del rebaño. Por eso es un héroe en mi película, porque te invitaba a que hicieras lo que querías hacer.

P.- Ha dicho que la de Vázquez es una vida más grande que la vida... ¿Las anécdotas, los gags... todo eso estaba ya en su biografía?
R.- Vázquez no es alguien conocido, mucho menos que Ibáñez, pero éste es una persona seria que se ha sentado en una silla a trabajar durante 40 años. El gran Vázquez, en cambio, evoca ese tipo de biopic habitual en Estados Unidos en el que descubres una vida alucinante de alguien no demasiado famoso, como ocurría con Lawrence de Arabia, Ed Wood...

P.- En su vocación de cine serio, el filme plantea una serie de cuestiones al espectador. ¿Qué conclusiones quiere que extraiga el público?
R.- Lo que he hecho es plantear la siguiente pregunta: ¿Cómo sería tu vida si hicieras caso al vazquecillo que te habla encima del hombro? Si insultaras a tu jefe o te atrevieras a ligar con la primera que pasase por la esquina. Él lo hizo, pero pagó un peso altísimo por rebelarse, por conseguir esa libertad.

P.- Ya que ha nombrado el biopic, que es un género muy fructífero en el cine de los últimos años, querría saber por qué en España se estila poco o nada.
R.- No lo sé, pero espero que esta película sea un primer paso para tirar los libros de texto y pasar de Machado, de Lorca y de Velázquez, de sus vidas, para hacer cine sobre gente del siglo XX. Gente de la literatura pulp, del mundo del cómic... Corín Tellado, por ejemplo, tendría una película estupenda. ¡Y hay tantos otros! Es lo que han hecho en América, venerar su cultura popular.

P.- Veo que lo tiene claro, ¿por qué no se pone a ello?
R.- Porque es apasionante contar una historia que te gusta pero por ello te roba toda tu vida, y eso es lo que me ha pasado con El gran Vázquez. Ahora estoy tan contento que necesito un tiempo para asimilarlo.

P.- ¿Le costó mucho cargarse a Torrente para convertir a Santiago Segura en el dibujante?
R.- No, no mucho. Normalmente un protagonista es un millonario que un día te conoce y te dice que el guión es maravilloso y fenomenal y que luego se va. Con Santiago es lo contrario, salvo por lo de millonario. Él tenía la misma pasión por Vázquez que yo. Torrente es prácticamente idiota y Vázquez es divertido, inteligente y pícaro. Ha habido que matar un poco al policía para sacar ese personaje fantástico que finalmente él ha interpretado tan bien.

P.- Entre las buenas críticas de su película se encuentra el ya tradicional apelativo que la designa como una producción que "no parece española". ¿Eso le halaga?
R.- Es un poco terrible que como piropo me digan eso. Sin embargo, creo que es una tendencia que empieza a cambiar. El cine español es tan bueno y tan malo como el americano, en el que hay películas horribles y maravillosas, igual que en España, porque el talento está repartido en el planeta tierra en general. Esta situación mejorará cuando el español se deje de considerar como un género.

P.- ¿Y qué posibilitará que eso suceda?
R.- El que también empecemos a explotar nuestra cultura. Igual que en América aprendieron de su novela negra, aquí tenemos un género que va desde El lazarillo de Tormes a Tony Leblanc y Los tramposos. Una tradición que hay que cuidar y ensalzar.

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