Image: Silvia Querini, editora de Lumen

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El Cultural

Silvia Querini: "¿El sector del libro? Mal, gracias, como siempre"

“El libro que no se vende enseguida es un

28 mayo, 2010 02:00

Silvia Querini. Caricatura de Gusi Bejer

Silvia Querini (Turín, 1955) vino a España “por amor”, y que aquí se quedó. Comenzó a trabajar en Bruguera en 1981, hoy dirige Lumen, y celebra los 50 años de esta editorial mientras “mis libros, mis amigos y mis plantas me tienen (felizmente) atada a Barcelona”.

PREGUNTA: ¿Cómo ve hoy el sector editorial? RESPUESTA: ¿El sector? Mal, gracias, como siempre, con algunos problemas añadidos con respecto a 1981: el individualismo de los años 90 se ha convertido en exhibicionismo: son muchos más los que escriben que los que leen, y, lo peor, hay demasiados que escriben sin haber leído antes. P: Ha pasado por Ediciones B, Mondadori y Lumen: ¿qué es lo mejor de su oficio? R: Empezar a leer un manuscrito y sentir de repente que te has enamorado... otra vez. P: ¿Y lo peor? R: Dedicar la vida entera a un oficio en el que nuestro entusiasmo casi nunca casa con los resultados, una vez el libro está en librerías. P: ¿Cómo han cambiado los lectores? R: Arriesgan menos y compran casi siempre lo que otros ya han comprado. De ahí la polarización del mercado. P: Cuando llegó a Lumen, su antecesora, Milena Busquets, dijo que la editorial estaba muerta desde que su madre, Esther Tusquets, la abandonó: ¿puede desmentirla? R: La desmienten los autores que hemos incorporado al catálogo de Lumen, desde Pavese a Antonia Byatt, pasando por Gil de Biedma y Alice Munro. Pasen y vean... P: ¿Cómo explica la fidelidad de Umberto Eco y de Quino, por ejemplo, a su sello? R: Quizá vieron, y ven, que aquí hay una Casa donde se los cuida hasta el último detalle. P: ¿De qué incorporación se siente más orgullosa? R: ¿Me obliga a elegir? David Grossmann, mon amour. P: ¿Y de las recuperaciones? R: Natalia Ginzburg, mi maestra. P: ¿Algún abandono que la dejase inconsolable? R: Cuando Joyce Carol Oates nos dejó me sentí huérfana y viuda a la vez. P: ¿Qué autor envidia de otros sellos? R: Ahora que nadie nos oye, le diré que me iría al purgatorio por tener a Carson McCullers, y cruzaría a nado el Danubio por Magris. P: ¿Qué haría falta, por ejemplo, para que Grossmann vendiese como Larsson? R: Lo mismo que le haría falta a un aficionado a los sudoku para convertirse en campeón de bridge. P: Hace años, Herralde denunció que la “muerte súbita” de los libros, su escasa vida, era una pandemia: ¿confirma el diagnóstico? R: Diagnóstico confirmado, con una aclaración: lo que vende mucho de arranque, se mantiene en librerías y dura más que las pilas Duracell. Lo que no, muy pronto se convierte en hermoso cadáver. P: ¿Cómo va a celebrar Lumen este cincuentenario tan joven? R: Con la nueva colección Futura, y con pequeños gestos de agradecimiento a nuestros colaboradores más cercanos. Al no tener presupuesto para croquetas, hemos pensado regalar experiencia y entusiasmo a los profesionales jóvenes que quieran aprender este oficio. P: ¿El e-book es hoy una amenaza o un complemento? R: De momento, un complemento que iremos perfilando, sin olvidar el soporte papel. P: ¿Cómo imagina Lumen dentro de otros 50 años? R: Bella, bellísima,... y tan joven como ahora.