Image: Carme Riera

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El Cultural

Carme Riera

"El victimismo de los políticos catalanes es repulsivo"

10 noviembre, 2009 01:00

Carme Riera. Foto: Silvia Colmenero

Presenta la traducción en castellano de su última novela, Con ojos americanos

Alberto Ojeda
La concesión de una beca lleva a Georg McGregor a Barcelona. A cambio del dinero este periodista norteamericano del montón debe escribir "cualquier cosa" sobre Cataluña. Este planteamiento narrativo le da a Carme Riera la excusa para trazar un fresco de la sociedad catalana actual en su última novela, Con ojos americanos. La mirada del becario detecta casi sin proponérselo algunas aberraciones que, con el paso de los años, han terminado por normalizarse dentro de la realidad barcelonesa. No son pocas: el victimismo recurrente, la corrupción institucionalizada, el nacionalismo sectario...

Pregunta.- El libro deja claro la politocracia que impera en Cataluña. ¿La considera mayor que en el resto de España?
Respuesta.- No, en cualquier autonomía se percibe, es algo que está muy extendido y generalizado. Yo retrato la de Cataluña porque es la que conozco.

P.- Usted lamenta el victimismo de los políticos catalanes, que tienden a achacar errores propios al gobierno nacional.
R.- Sí, es algo que proviene del franquismo y que todavía sobrevive. A Ferrater era algo que le molestaba mucho y que lo denunció en alguno de sus libros. Es la obsesión de estar continuamente lamiéndose las heridas y la creación de una bestia negra a la que imputar todos los males de uno. La verdad es que resulta repulsivo en muchos aspectos. Y algo que es peor: es un factor paralizante, ya que se pierde demasiado tiempo en echarle las culpas a los otros.

P.- ¿Cómo ve el hecho de que en Cataluña miembros de partidos políticos que son adversarios se alíen para meter la mano en la caja común?
R.- Es algo muy humano en realidad. El interés que prima es mantenerse en el poder y poseer un estatus social elevado. Les mueve la ambición y el dinero, dos elementos que ponen muy por encima de los ideales políticos.

P.- ¿La novela también pone en solfa un cierto ombliguismo existente en Barcelona?
R.- Sí, es una sensación que tuve muy clara en la etapa en que viví en Chicago durante 3 o 4 años. Mis alumnos, gente de cierto nivel cultural, apenas conocían Barcelona por el equipo de fútbol, el Barça, y por las olimpiadas que se celebraron allí. Algo que contrasta con la idea de muchos habitantes de la ciudad, que se creen ubicados en el centro del mundo.

P.- Usted ha afirmado que el castellano no necesita de manifiestos que lo defiendan, que ya se defiende muy bien por sí solo.
R.- Sin duda. Ahora, por ejemplo, acabo de salir de dar una conferencia. Estoy en la plaza de la Universidad y lo único que se escucha es castellano. La lengua que está en retroceso es el catalán, no el castellano. Éste se usa masivamente en Cataluña.

P.- Lleva entre manos dos novelas. ¿Qué nos puede contar de ellas?
R.- Una es una novela policíaca, centrada en una asesino en serie. Para escribirla he contado con el asesoramiento del maestro González Ledesma. Y la otra retrata el Deia de los años 50, un paraíso al que llegaron diversos artistas y escritores que transformaron la sociedad del lugar, sobre todo Robert Graves.

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