Alcaraz celebra un juego en el partido ante Struff. Reuters
Un Alcaraz de dos caras se lleva la victoria ante Struff tras una gran reacción para seguir avanzando en Wimbledon
El vigente campeón tuvo un partido trampa ante un tenista alemán que planteó un partido de pocos golpes y muchos saques directos (1-6, 6-3, 3-6, 4-6).
A pesar de haberse disputado cuatro sets, el partido apenas dos horas y media. Y es que Carlos Alcaraz y Jan-Lennard Struff hicieron de su juego un tenis muy efectivo basado en pocos intercambios de golpes y muchos puntos letales [Narración y estadísticas del partido].
El partido fue dominado en todo momento por el tenista español, pero en cuanto bajó el nivel, Struff lo aprovechó. Alcaraz tuvo que exprimirse a fondo para llevarse la victoria en un encuentro muy táctico, varias veces terminó sobre la hierba del All England Club, pero obtuvo su recompensa.
No tardó en llevar la batuta del partido y por la vía rápida se llevó el primer set con un tenis muy sólido, aunque el contrabreak que le hizo Struff en el segundo set -su primera rotura del partido- le perjudicó más de la cuenta. Alcaraz se desconectó y tuvo que volver a empezar de cero.
A fourth consecutive 4R at #Wimbledon awaits Carlos Alcaraz 👏
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The defending champion defeats Jan-Lennard Struff 6-1, 3-6, 6-3, 6-4 🇪🇸 pic.twitter.com/sRdINzTkPW
El ritmo de partido que impusieron ambos tenistas fue muy alto, por lo que los dos tuvieron importantes altibajos. Sin embargo, el estado de forma, el nivel que está mostrando Alcaraz en este torneo obliga al rival a hacer un partido perfecto para tratar de doblegarlo.
21 victorias consecutivas en el circuito lleva el tenista de El Palmar, 15 seguidas en hierba y Carlitos sigue pulverizando nuevos récords tras convertirse en el octavo tenista que logra dicho registro en este siglo.
Un partido trampa
Su salida a pista, despachada en 27 minutos, hizo que muchos en la pista central se preguntaran si este de verdad era el 125 del mundo y Oliver Tarvet, víctima hace dos días de Alcaraz, era el 733. Pero es que así son los sacadores como Struff, que viven en la fina línea que divida la gloria y el bochorno.
Y después de 27 minutos que rozaron lo grotesco, Struff afinó esos milímetros, le quitó la agresividad a Alcaraz y pasó de hacer un golpe ganador en el primer set a multiplicarlo por once en el segundo. No era un escenario desconocido para Alcaraz, todo lo contrario.
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Struff es siempre un dolor de muelas cada nota que su tenis fluye. Si pierde el punto, se ajusta la gorra y ya piensa en el siguiente. No hay tiempo para reproches ni segundas opiniones. Si entra, bien, sino, mal, pero no hay nada que perder.
Es una actitud típica al enfrentarse a los mejores del mundo. Por eso no hay gestos de incomodidad ni de dolor en Struff, porque sabe que estos partidos lo normal es perderlos y que, si suena la flauta y los porcentajes son muy altos y el acierto brutal, quizás se pueda ganar.
Alcaraz celebra la victoria ante Struff en Wimbledon. Reuters
De las siete bolas que hubo para cerrar ese noveno juego, la que fue buena y decisiva fue la del español, que ya visualiza un problema menos camino de los octavos de final.