Dani Román, la gran promesa del salto B.A.S.E. del que Leonardo da Vinci estaría orgulloso. Foto: Cedida por Dani Román Jorge Barreno

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Dani Román, la gran promesa del salto B.A.S.E. del que Leonardo da Vinci estaría orgulloso

Este jienense fue, entre otros logros aéreos, la primera persona del mundo en volar un traje de alas en un túnel de viento.

12 junio, 2022 02:15

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Si Leonardo da Vinci levantara la cabeza seguro que fichaba al ubetense Dani Román en su taller de artefactos nuevos, incluso lo haría su profesor personal de vuelo. Pupilo e instructor se lanzarían al vacío desde una azotea ataviados con sus finos trajes de tela. Se sentirían pájaros y desafiarían las leyes de la gravedad ascendiendo sobre el horizonte con su propio cuerpo, como los Dioses de la Antigüedad. Todo, gracias a la energía transformada en velocidad.

Suena a fábula, nada más lejos de la realidad. Leonardo da Vinci falleció hace ya unos cuantos siglos, pero su instructor mitológico Dani Román, una especie de ángel de carne y hueso, lleva más de una década enseñando a volar a los mortales.

En una entrevista por Zoom, no hay otra manera de localizarle, pues siempre está surcando los cielos de aquí para allá, el andaluz reconoce que "desde pequeño he estado obsesionado con todo lo que era volar; los aviones, saltar desde todo tipo de rocas al agua… Siempre decía que quería ser paracaidista y empecé con 18 años. Desde entonces mi vida la he dedicado a volar, llevo más de 12 años".

Vive la experiencia 360º del salto base de Dani Román

Dani Román nació el 14 de junio de 1991 en la localidad jienense de Úbeda. Su primer contacto con el paracaidismo, a los 18 años, tuvo lugar en el centro Skydive Lillo de Madrid, donde comenzó a trabajar en su oficina. Entre papeleo y largas horas de pantalla multimedia fue ganando experiencia de vuelo hasta convertirse en instructor.

Después de mandar cientos de currículums, con 21 años, al fin surgió su gran oportunidad. El Príncipe heredero lo contrató en su túnel de viento privado de Dubái. Entre camellos, rascacielos, islas artificiales, petróleo y arena del desierto, Dani tuvo la oportunidad de volar mucho, de aprender y de formar parte del equipo Inflight Dubai, uno de los más importantes del mundo.

En 2014 este ubetense se convirtió en la primera persona en volar un Wingsuit (traje de alas) en un túnel de viento. Desde entonces Dani ha sacado partido a sus alas recorriendo los cielos de todo el planeta. En 2018 fue fichado por la marca Red Bull para llevar a cabo proyectos voladores, podría ser el gran protagonista de sus anuncios. Se trasladó a Suecia y allí trabaja en el único túnel de viento del planeta dedicado exclusivamente al Wingsuit.

En uno de sus vuelos junto a otros compañeros. Cedida Dani Román

En uno de sus vuelos junto a otros compañeros. Cedida Dani Román

Antes de nada conviene saber que el Wingsuit o salto B.A.S.E (Building Antenna Span Earth) es una modalidad del paracaidismo, aunque con alguna diferencia. El acrónimo B.A.S.E significa 'saltar desde un objeto fijo', como puede ser un edificio, una montaña, un puente o una antena. Para hacer algo así hay que tener una gran habilidad: "Una vez que te metes en el paracaidismo te das cuenta de que necesitas mucha experiencia para hacer salto B.A.S.E. A los dos años de estar haciendo paracaidismo, bien preparado y entrenado, empecé con el Salto B.A.S.E".

"Para mí es un deporte que no significa simplemente saltar, sino todo lo que envuelve. Conocer a gente súper especial, caminar en la montaña, subir hasta el lugar desde donde te lanzarás (a veces son seis o siete horas de caminata, prepararte, controlar el tiempo meteorológico…) Y luego, obviamente, el salto en sí, dejarte llevar por la sensación de libertad". Desde siempre el sueño de la Humanidad ha sido volar.

Un frame de sus videos a 360. Cedida Dani Román

Un frame de sus videos a 360. Cedida Dani Román

Incluso para este experto en surcar los cielos tirarse al vacío con un traje de tela acongoja: "Tengo miedo cuando lo hago, estoy acojonado, pero es un miedo controlable, un miedo bueno que te va a proteger, ese miedo va a hacer que no hagas tonterías, que no hagas algo que no está dentro de tu nivel o de tus capacidades".

"Es un deporte que no te da la opción de aprender de los errores. Por ejemplo, si estás esquiando y te tiras por una (pista) negra y no tienes el nivel adecuado, si te caes, es probable que te rompas una pierna. En el salto B.A.S.E. si tienes un día complicado y pasa algo no vas a aprender de ese error porque, seguramente…, el golpe sea fuerte".

Por ello, el aprendizaje de este deporte extremo es progresivo. Se empieza tirándose de un puente y después se pasa a una montaña. "La complejidad del salto base radica en no cometer errores, en saber lo que puedes hacer y lo que no. En un traje de alas tienes que conocer tu velocidad, tu energía, para saber si vas a llegar a un sitio. Si conocemos bien eso cualquier salto se puede hacer muy seguro", explica Dani.

Desafiando la gravedad

"Dicen que 'está todo inventado', pero no está todo inventado. Por ejemplo, el traje de alas, o vuelo Wingsuit, se ha desarrollado muchísimo en los últimos seis años. Se está abriendo un nuevo mundo de posibilidades. Ahora con los trajes de alas podemos llegar a subir, imagínate Leonardo da Vinci, se volvería loco. Un amigo hizo hace poco el récord del mundo de ascenso. Saltó de una montaña con un traje de alas, ganó velocidad, velocidad, más velocidad, y la transformó primero en horizontal y después en vertical. Consiguió subir 105 metros, simplemente con su cuerpo y con un traje de tela".

Para la gente que se está iniciando, y para los más osados, Dani advierte: "Un consejo útil yo creo que es bajar una marcha, hacer mucho paracaidismo es la clave y al final bajar una marcha, no se puede ir a todas las curvas al 100%. Aunque sé que puedo pasar por un sitio a veces no paso, no hay por qué ir empujando siempre".

Fotografía de un salto al atardecer. Cedida Dani Román

Fotografía de un salto al atardecer. Cedida Dani Román

También tiene unas palabras para los amantes de las emociones fuertes: "No hacemos salto B.A.S.E. porque nos guste la adrenalina, hacemos salto base porque nos gusta el deporte y nos gusta volar en la montaña, no por el subidón de adrenalina. Hay que tener en cuenta que es un deporte de altísimo riesgo y las cosas pasan. Pero también te puede pasar algo saliendo a la calle con el coche, yendo en bici por la carretera o cogiendo una enfermedad. La clave está en intentar hacer las cosas de la manera correcta, minimizando el riesgo".

Leonardo, a ti que también te gustaba la adrenalina, el conocimiento e ir contracorriente, Dani Román y yo te diríamos que naciste antes de tiempo, lo sabes… Estés donde estés ponte un traje de alas, baja, y después sube.

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