Mika Häkkinen,  Mohammed Ben Sulayem, Stefano Domenicali y Roger Torrent en el Gran Premio de España 2022 en Montmeló

Mika Häkkinen, Mohammed Ben Sulayem, Stefano Domenicali y Roger Torrent en el Gran Premio de España 2022 en Montmeló Europa Press

F1 FÓRMULA 1

Guerra entre la F1 y la FIA: los millones de Arabia Saudí, una brecha abierta y desencuentros continuos

Las palabras del presidente de la Federación, Mohammed Ben Sulayem, descartado una oferta para el Gran Circo han reavivado una tensa situación.

26 enero, 2023 02:15

La Fórmula 1 vive tiempos convulsos poco antes del comienzo de una nueva temporada 2023. Muchos vaivenes están salpicando al Gran Circo y la sombra de la duda y la incertidumbre sobrevuela el panorama a raíz de la guerra que mantiene con la Federación Internacional del Automovilismo. Una batalla que parece estar alcanzando su punto álgido tras varios encontronazos.

No es nada nuevo que la FIA y la Fórmula 1 encuentren discrepancias a la hora de pensar, pues muchas veces sus intereses acaban chocando. Sin embargo, la última gota que ha colmado el vaso han sido las palabras de Mohammed Ben Sulayem. El máximo mandatario del organismo que rige al mundo del automovilismo en el deporte se posicionó públicamente en contra de una posible venta del Gran Circo.

Por ello, desde la F1 se publicó un comunicado muy duro señalándole directamente en como uno de los principales culpables si la oferta no consigue llegar a buen puerto. Es decir, dejan a Ben Sulayem como principal acusado de poder hacer efectiva una multimillonaria venta de los derechos a Arabia Saudí.

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Una cuestión que vuelve a poner en entredicho la tensa y mala relación que existe entre los dos organismos. Además, también han aparecido por detrás las declaraciones del presidente de la FIA sobre la posibilidad de abrir la parrilla a nuevas escuderías, algo que no parece cuajar dentro del Gran Circo y que ha dejado entrever el malestar de ciertos equipos al conocer su idea.

A través de las apariencias, FIA y F1 habían tratado de llevar una relación cordial, especialmente entre Stéfano Dominicali y Ben Sulayem. Sin embargo, la realidad no era así, ya que entre ambos existían gran cantidad de fricciones prácticamente imposible de limar. Una tensión que ha ido creciendo en las últimas semanas tras las informaciones publicadas. 

Mohammed bin Salman Al Saud, príncipe del reino de Arabia Saudí, junto a Stefano Domenicali, jefe de la Fórmula 1, en el circuito de Jeddah.

Mohammed bin Salman Al Saud, príncipe del reino de Arabia Saudí, junto a Stefano Domenicali, jefe de la Fórmula 1, en el circuito de Jeddah. Hasan Bratic / dpa

La oferta, el último problema

Los petrodólares se han convertido en una realidad para la gran mayoría de deportes. El utilizarlo como arma principal para blanquear a diferentes países, especialmente los del Golfo Pérsico ha sido una tendencia en los últimos meses. Y la Fórmula 1 no se iba  a escapar de ello, ya que siempre se mueven en unas cantidades muy jugosas.

Hace apenas unos días, el máximo mandatario de la FIA daba su propia opinión sobre la venta de los derechos de la F1 a Arabia Saudí, pero lo hacía a través de su propio Twitter. Exponía todos los hechos y su contrariedad a la firma del contrato, una situación que dejaba en entredicho las malas relaciones que existen entre ambas. 

Una manera de airear un trato que no era pública y que prácticamente desmontaba con unos simples tweets. Un varapalo para Liberty Media, dueña de los derechos, y que ha hecho enfurecer a la F1, que le respondió mediante un durísimo comunicado. Según avanzó Bloomberg, la cuantía del posible contrato estaba pactada en 18.200 millones dólares.

Las diferencias entre FOM Formula One Management y que es la encargada de explotar los derechos comerciales de la F1, y FIA, que tiene potestad en tema sancionador y regulatorio en las carreras, se han hecho cada vez más crecientes.

"Como guardianes del deporte del motor, la FIA, como organización sin ánimo de lucro, se muestra cautelosa ante los supuestos precios inflados de 20.000 millones de dólares que se están poniendo a la Fórmula 1. Se aconseja a cualquier comprador potencial que aplique el sentido común, tenga en cuenta el bien del deporte por encima de todo y presente un plan claro y sostenible, no sólo un montón de dinero", eran las palabras del presidente de la FIA en un inicio.

"Es nuestro deber estudiar cuál sería el impacto futuro para los organizadores en términos de aumento de las tasas para albergar una carrera y otros costes comerciales, además de cualquier impacto adverso que pueda afectar a los aficionados", añadía. Unas declaraciones en su red social que crisparon los ánimos de l la Fórmula 1.

Y no tardó en hacerse llegar la respuesta de la F1, visiblemente enfadada tras la intromisión de Ben Sulayem. "La FIA se ha comprometido inequívocamente a no hacer nada que perjudique la propiedad, gestión y/o explotación de esos derechos. Consideramos que esos comentarios, realizados desde la cuenta oficial del presidente de la FIA en las redes sociales, interfieren con esos derechos de manera inaceptable", expresaba en un comunicado señalándole.

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Lo cierto, es que tras el acuerdo firmado con Max Mosley, expresidente de la FIA, estaban obligados no entrometerse en temas comerciales del Gran Circo. Únicamente pueden interceder en temas referidos a la reglamentación.

Intromisión de Sulayem

No es nada raro que Sulayem haya intervenido de manera directa en otro fregado que no le correspondía de tal manera. El de Emiratos Árabes fue uno de los primeros en hacer saltar la liebre sobre la posible ampliación de la parrilla. El de la FIA se apresuró a decir en sus redes sociales que estaban estudiando ampliar el número de participantes en las carreras.

La FOM, poco dada a mojarse en estas cuestiones, no había dado pie a las especulaciones sobre ampliar la plantilla, algo que no se realiza desde el colapso de Manor en 2016. Sin embargo, Sulayem sembró la semilla y diferentes equipos, encabezados por la unión Cadillac-Andretti, se presentaron como candidatos a estar en un futuro cercano en la parrilla.

También ha sido especialmente tormentosa la relación entre FIA y F1 a raíz del reglamento en los Grandes Premios, que ha levantado ampollas en ciertas ocasiones. Esta misma temporada la Federación de Sulayem tuvo que salir al paso en el GP de Australia tras la excesivamente baja velocidad del safety car que fue denunciada por los pilotos o modificar el reglamento tras las continuas quejas por el porpoising. También fue conocida su oposición a las carreras al sprint o el malestar por decisiones en carrera de la aplicación de las normas.

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Otra de las grandes polémicas fue la sanción a Fernando Alonso por parte de la FIA tras admitir una reclamación de Haas por considerar que puso en peligro su carrera tras un choque con Stroll. Una decisión que sorprendió a todos por la forma y las maneras, ya que entró fuera de tiempo. Finalmente, tras recurrir Alpine, fue anulada.

Todo ello demuestra, que la FIA y la F1, ya sea a través de la FOM o de cualquier otro estamento, de puertas para adentro no consigue tener una relación estable. Pese a ello, Sulayem se ha encargado de subrayar que todo marcha bien. "Lo bueno es que tengo una buena relación con Stefano. Stefano viene del automovilismo y de la industria automovilística, así que eso facilita que ambas partes avancemos", recalcó en su momento. Sin embargo, la realidad parece otra.