Neymar y Cristiano Ronaldo se dan la mano.

Neymar y Cristiano Ronaldo se dan la mano.

1ª División La Liga

¿Solucionaría Neymar la crisis del Madrid?

El nombre del brasileño vuelve a sonar como refuerzo del conjunto blanco para el próximo verano, pero los problemas del equipo no se reducen tan solo a la ausencia de una estrella.

13 enero, 2018 02:52

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No hace falta ser psicólogo para llegar a la conclusión de que, a veces, la llave del éxito viene acompañada de pensamientos positivos. En cualquier ámbito de la vida, lo importante es creérselo. Ese es el único camino. Uno puede ser un elefante y, sin embargo, sentirse como un ratón. Eso ocurre. Pero también hay ejemplos de lo contrario. La historia del fútbol, a menudo, ha dejado constancia de ello. A veces, ha dado triunfos a equipos menores y ha exhortado a otros fabricados para arrasar. Y el Madrid lo sabe bien. La pasada temporada –y durante casi todo el año 2017–, el equipo de Zidane vivió en su particular país de las maravillas. Daba igual quién fuera el rival o lo que estuviera en juego. Todo funcionaba. Incluso en los días malos, alguien aparecía para rescatarlo.


Este curso, sin embargo, la tendencia ha cambiado. “Estoy cansado de escuchar que estamos mal”, se quejó Zidane en la rueda de prensa previa al partido contra el Villarreal. El Madrid, ese elefante que ganó cinco títulos el año pasado, se ha convertido en ratón. Su mala racha en Liga lo ha dejado a 16 puntos del Barcelona y eso ha repercutido también en su marcha en la Copa. Porque sí, jugará los cuartos de final contra el Leganés, pero después de un empate ante el Numancia en casa (2-2) y de dejar muy malas sensaciones en el Clásico (0-3). Y, claro, con el Barcelona de dulce, la crisis en el Bernabéu se acentúa.


Ese es el escenario que se encuentra el Madrid antes de jugar contra el Villarreal (sábado, 18:15 horas). El clima no es el mejor y tampoco las sensaciones. “Vende más hablar de lo negativo”, reconocía Zidane en rueda de prensa. De eso, quizás, y de lo que puede ser el plan del Madrid para capear esta particular crisis a partir del próximo verano: el fichaje de Neymar. El brasileño estuvo en la agenda del conjunto blanco antes de que llegara al Barcelona y ahora vuelve a sonar como futurible jugador blanco –la operación se podría realizar en virtud a una hipotética cláusula incluida por el futbolista en caso de que le llegara una oferta desde el Bernabéu–.

Gareth Bale, durante el Clásico.

Gareth Bale, durante el Clásico.


Pero bien, ¿solucionaría algo la llegada del brasileño? Depende de la perspectiva. Por un lado, volvería a insuflar optimismo en la plantilla, tal y como ha ocurrido con la llegada de Diego Costa al Atlético de Madrid. De repente, desde la llegada del delantero, los colchoneros parecen mejor equipo. ¿El motivo? La ilusión generada por el nuevo. Por otro lado, en lo deportivo, dependería de más factores. ¿Cuáles? A eso vamos…


El problema del Madrid, a priori, no es por falta de jugadores o por la ausencia de calidad. Zidane tiene una plantilla a la altura del club. “La mejor de la historia, posiblemente”, la calificó Quique Setién tras la Supercopa de España. Y quizás lleve razón. El conjunto blanco no necesita fichajes, sino que sus jugadores rindan al nivel que lo hicieron el curso pasado. Eso, más allá de que llegue (o no) Neymar, es determinante. Porque son muchos los que están jugando peor de lo acostumbrado: Marcelo, Modric, Kiko Casilla, Casemiro… “Sólo nos falta continuidad para recuperar la confianza que debemos tener y eso se consigue ganando partidos”, resumía el técnico francés.


Y eso es lo que tratará de hacer el conjunto blanco, que llega con las bajas de Sergio Ramos y de Karim Benzema. En su lugar entrarán Varane e Isco respectivamente. Con la necesidad de conseguir la victoria antes de encarar los cuartos de Copa ante el Leganés y las prisas que impondrá el Bernabéu. “Queremos que nos apoyen, como siempre”, sentenció Zidane. Y así será. Siempre, obviamente, que el juego acompañe.

Cristiano Ronaldo se echa las manos a la cabeza.

Cristiano Ronaldo se echa las manos a la cabeza. Reuters