
El logotipo de la Copa del Rey sobre el césped del estadio de La Cartuja
El Madrid decide jugar la final de Copa por sus aficionados y los "valores del fútbol" pese a la amenaza de los árbitros
El conjunto blanco finalmente disputará el encuentro programado para las 22:00 pese a los ataques "intimidatorios" de De Burgos Bengoetxea y González Fuertes en la rueda de prensa.
Más información: El Real Madrid avisó a la RFEF de que no jugaría la final de la Copa del Rey si no cambia a los árbitros que le han amenazado
El Real Madrid disputará la final de la Copa del Rey ante el FC Barcelona este sábado 26 de abril a las 22:00, pese a las amenazas vertidas por los árbitros designados para el encuentro.
La entidad blanca ha tomado esta decisión en consideración a su afición que se ha desplazado ya o lo hará este sábado.
El club ha hecho público un nuevo comunicado,tras el lanzado esta tarde en respuesta a lo que consideraban amenazas de los colegiados, y ha confirmado su participación en la final de este sábado.
Comunicado del Real Madrid
Ante los rumores que han surgido en las últimas horas, el Real Madrid C. F. comunica que nuestro equipo nunca se ha planteado renunciar a jugar la final de mañana.
Nuestro club entiende que las desafortunadas e inapropiadas declaraciones de los árbitros designados para este partido, efectuadas 24 horas antes de la final, no pueden manchar un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial que verán cientos de millones de personas y por respeto también a todos los aficionados que tienen previsto su desplazamiento a Sevilla, y a todos aquellos que ya están en la capital andaluza.
El Real Madrid entiende que deben prevalecer los valores del fútbol, a pesar de la hostilidad y la animadversión que hoy han quedado de manifiesto, una vez más contra nuestro club, por parte de estos árbitros designados para la final.
La tensión se disparó tras las declaraciones de Ricardo de Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes, quienes acusaron a Real Madrid TV de fomentar un clima hostil. El club consideró estas palabras una muestra de "animadversión" y "hostilidad" hacia sus intereses, solicitando a la RFEF su apartamiento.
A pesar del fuerte malestar, la directiva presidida por Florentino Pérez ha optado por participar en el partido, evitando un conflicto mayor. El club no ha acudido a los actos institucionales previos ni ha realizado las fotos oficiales, como muestra de su desacuerdo con la gestión arbitral.
La decisión de jugar busca preservar el respeto hacia los millones de aficionados madridistas y no empañar una gran final. Sin embargo, el conflicto con el estamento arbitral y la RFEF sigue abierto y podría tener consecuencias a medio plazo tras este encuentro.
El origen de la polémica
La postura adoptada por el Real Madrid tiene su origen en las declaraciones realizadas por Ricardo de Burgos Bengoetxea y Pablo González Fuertes durante la rueda de prensa previa a la final de Copa del Rey. Fue este último quien dirigió sus críticas directamente contra el canal oficial del club blanco.
"Vamos a empezar a tomar medidas más serias", advirtió en relación con los vídeos difundidos por Real Madrid TV.
González Fuertes fue más allá al responsabilizar al club del clima hostil generado en redes sociales: "No sólo son los vídeos, sino de las consecuencias que llevan. Estamos viendo desde hace tiempo, que en las redes sociales, gente anónima insulta o amenaza, sin control por nadie".
El árbitro designado para el VAR reiteró su respaldo al Comité Técnico de Árbitros y elevó el tono de su mensaje: "Refrendamos esa unión con Luis Medina y su equipo y con cada uno de los empleados del CTA. No te quepa duda de que vamos a empezar a tomar medidas, más serias de las que se están tomando. No vamos a seguir permitiendo lo que está pasando, en pocas fechas tendréis noticias de lo que está por venir. Va a hacer historia, no vamos a seguir aguantando lo que estamos aguantando".

González Fuertes anima a De Burgos Bengoetxea en la rueda de prensa previa a la final de la Copa del Rey.
Un cambio pendiente
Pese a toda la polémica generada en las horas previas al encuentro, y aunque el Real Madrid haya confirmado finalmente su participación en la final de la Copa del Rey, el conflicto ha dejado al descubierto una herida profunda en el sistema arbitral español.
La tensión entre clubes, árbitros, la RFEF y el CTA ha alcanzado un punto crítico que ya no puede ser ignorado.
Más allá del resultado deportivo de mañana, lo ocurrido evidencia la urgente necesidad de una reforma estructural y transparente en el arbitraje nacional, que garantice la imparcialidad, el respeto institucional y la protección del juego limpio.
La RFEF y el Comité Técnico de Árbitros están obligados a actuar con determinación para evitar que hechos similares vuelvan a empañar competiciones de máxima relevancia y que el papel de los colegiados hoy no vuelva a repetirse.
El debate está abierto y no podrá posponerse más: antes del inicio de la próxima temporada, será imprescindible abordar con seriedad y consenso las bases de una nueva gobernanza arbitral que devuelva credibilidad y serenidad al fútbol profesional.