El entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, sale del juzgado Mark O. Hatfield de Estados Unidos tras una audiencia tras su arresto por cargos federales de juego en Portland

El entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, sale del juzgado Mark O. Hatfield de Estados Unidos tras una audiencia tras su arresto por cargos federales de juego en Portland Reuters

Baloncesto

Así amañaban las partidas de póker la trama que usaba a leyendas de la NBA: rayos X, cámaras ocultas y un cebo

Un sofisticado entramado de partidas amañadas con tecnología de espionaje y la figura del técnico de Portland, Chauncey Billups, como reclamo de lujo.

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Las cartas estaban marcadas, las barajas manipuladas y los jugadores, escogidos al detalle. Lo que parecía una simple partida de póker entre millonarios en Las Vegas resultó ser una de las mayores estafas de juego clandestino destapadas en Estados Unidos en los últimos años.

En el centro del escándalo, Chauncey Billups, actual entrenador de los Portland Trail Blazers y exestrella de la NBA, acusado de formar parte de una red que utilizaba tecnología digna de una película de James Bond.

La investigación, revelada por The Wall Street Journal, ha sacudido el baloncesto norteamericano. Billups, de 49 años, no era un jugador más en la mesa sino una pieza clave del entramado.

Según los fiscales, su función era servir de cebo para atraer a las víctimas: empresarios y apostadores adinerados que creían estar participando en una partida privada de alto nivel, cuando en realidad estaban sentados frente a un elaborado montaje de trampas electrónicas y jugadores amañados.

Mafias y exjugadores

El Departamento de Justicia estadounidense imputó a 31 personas en una red de póker ilegal que habría estafado más de 7 millones de dólares.

Entre los acusados figuran Billups y Damon Jones, también exjugador de la NBA, además de personas vinculadas con las familias mafiosas Bonanno, Gambino, Genovese y Lucchese.

La combinación de crimen organizado y celebridades deportivas convirtió el caso en un auténtico terremoto mediático.

La red operaba desde Nevada hasta los Hamptons, en partidas privadas que se presentaban como encuentros exclusivos. Sin embargo, cada detalle estaba preparado para asegurar la victoria de los organizadores.

Los fiscales detallaron el uso de máquinas barajadoras manipuladas, mesas equipadas con rayos X, fichas con microcámaras ocultas y lentes de contacto especiales que permitían leer cartas marcadas.

Conferencia de prensa del FBI por el caso de apuestas en la NBA.

Conferencia de prensa del FBI por el caso de apuestas en la NBA. REUTERS

Uno de los artefactos más utilizados era una versión modificada del DeckMate, una máquina automática de barajar cartas ampliamente empleada en casinos de Estados Unidos.

Los miembros de la red introducían un software que leía las cartas y enviaba la información en tiempo real a un operador externo.

Este, a su vez, la transmitía mediante el teléfono móvil al llamado "Quarterback" o "Driver", quien lanzaba señales preacordadas para indicar a los cómplices qué cartas tenían sus rivales.

El papel de Billups

El rol de Chauncey Billups, según la acusación, era menos tecnológico pero igual de crucial. En las partidas amañadas, actuaba como gancho para los incautos.

Su presencia en la mesa inspiraba confianza y excitación entre los invitados, que se sentían privilegiados por jugar con una leyenda de la NBA.

Los fiscales explican que los organizadores le pagaban un porcentaje de las ganancias a cambio de participar y mantener las apariencias.

Durante una partida en Las Vegas en abril de 2019, los mensajes interceptados entre los estafadores muestran cómo uno de ellos sugirió que Billups debía perder intencionadamente una mano para evitar sospechas.

Billups, en los Blazers.

Billups, en los Blazers. REUTERS

Sin embargo, otro replicó que no hacía falta: "El tipo estaba tan fascinado que quería que Chauncey se quedara con su dinero, estaba deslumbrado". La fama del jugador, lejos de protegerle, blindó el fraude.

En otra sesión en octubre de 2020, los documentos judiciales indican que Billups recibió una transferencia de 50.000 dólares como pago por su participación.

Para entonces, el sistema funcionaba con una precisión matemática: la tecnología y el carisma de las estrellas formaban un dúo infalible.

Póker y apuestas

Las revelaciones del caso que investiga el FBI van más allá de las cartas. Por el momento, han descubierto que algunos miembros del grupo, incluido Billups, filtraron información sobre partidos de la NBA para beneficiar a las mismas redes de apuestas ilegales.

El exjugador, identificado en una segunda causa como "Co-Conspirador 8", habría comentado durante una de las partidas que los Trail Blazers iban a perder intencionadamente un partido contra los Chicago Bulls en 2023, reservando a sus principales jugadores.

Antes de que se hiciera público el parte médico, uno de los cómplices apostó por la derrota de Portland y obtuvo un beneficio considerable.

El caso también conecta con otro escándalo: el de Jontay Porter, jugador de los Toronto Raptors, acusado de alterar su rendimiento en dos partidos de 2024 para beneficiar a apostadores.

Jontay Porter, con los Raptors.

Jontay Porter, con los Raptors. REUTERS

Uno de los cerebros comunes en ambas tramas, Shane Hennen, es señalado como el proveedor de la tecnología de trampas y enlace entre los deportistas y las redes delictivas.

Hennen, con antecedentes por asalto y tráfico de drogas, fue detenido en enero al intentar abordar un vuelo a Colombia con casi 10.000 dólares en efectivo y varios teléfonos móviles.

Afirmó que viajaba para recibir un tratamiento dental, pero los agentes interpretaron su huida como un intento de escapar del país. Desde entonces, colabora con la Fiscalía como testigo clave.

Golpe a la NBA

El arresto de Billups fue el golpe más mediático del operativo. El técnico, nombrado entrenador de los Blazers en 2021, fue suspendido de forma inmediata por la NBA tras conocerse los cargos.

El director del FBI, Kash Patel, calificó la operación como "uno de los mayores casos de fraude deportivo de las últimas décadas", subrayando la magnitud de un entramado que unía mafias, deportistas y tecnología avanzada.

Billups, apodado "Mr. Big Shot" durante su carrera como jugador por su sangre fría en los momentos decisivos, se enfrenta ahora a acusaciones de fraude y conspiración que podrían llevarle a prisión.

Su reputación, labrada durante años como campeón con los Detroit Pistons, se derrumba bajo el peso de una trama que usó su carisma como herramienta delictiva.

El caso, aún en fase judicial, ha abierto un debate profundo en el deporte estadounidense sobre la infiltración del crimen organizado en las competiciones profesionales y la vulnerabilidad de las estrellas retiradas ante los tentáculos de las apuestas ilegales.

De la cancha al tapete, el ascenso y caída de Chauncey Billups resume una tragedia moderna: cómo el magnetismo de una leyenda puede ser el disfraz perfecto para el engaño.