Carlos Taberner, el Mutua Open de Madrid 2021

Carlos Taberner, el Mutua Open de Madrid 2021 Europa Press

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Carlos (28), sobre el dinero que cobra un tenista aún perdiendo: "Gané 60.000 € pese a caer en la primera ronda de Australia"

Carlos Taberner revela las desigualdades económicas del tenis profesional fuera del foco mediático y los problemas de los tenistas que no alcanzan la fama para lograr seguir compitiendo.

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Carlos Taberner tiene 28 años, juega con la derecha y es uno de los tenistas españoles habituales en el circuito Challenger.

Profesional desde 2015 y especialista en tierra batida, ha disputado todos los Grand Slams, ha conquistado más de una decena de títulos ATP Challenger y, en 2025, alcanzó su primera final en un ATP 250 en Umag.

Sin embargo, su experiencia no se mide solo en victorias, sino en la realidad económica que atraviesa a la mayoría de los jugadores que no pertenecen a la élite.

En una reciente entrevista en el canal de YouTube Safe Trip Talk, Taberner explicó con total franqueza cómo funcionan las finanzas en el circuito profesional.

Lejos de las cifras millonarias de las grandes estrellas, el valenciano ofreció una visión cruda: el dinero real está solo al alcance de unos pocos, y depende de resultados puntuales.

Su mayor premio

"El mayor ingreso lo conseguí en un cuadro final de Grand Slam, en el Open de Australia. Fueron 60.000 euros, y no me da vergüenza decirlo porque es público", declaró Taberner.

Lo sorprendente es que esa cifra no llegó tras una larga trayectoria en el torneo, sino tras perder en primera ronda a la que llegó tras clasificarse desde la previa.

Ese premio, por una sola derrota, equivale a ganar seis o siete torneos Challenger, lo que da una idea de la enorme diferencia que existe entre los eventos ATP y los escalones inferiores del circuito.

Jugar Challenger, perder dinero

Carlos lo tiene claro: solo al llegar al Top 200 se puede "empezar a vivir del tenis". Y aún así, si juegas solo Challengers y viajas con entrenador, el balance anual puede ser neutro o incluso negativo.

"Esta semana juego el Challenger de Portugal, de categoría 100. Si pierdo en primera ronda, cobro 700 u 800 euros", detalla.

Pero esa cifra está lejos de ser un beneficio. "Me pago mi vuelo, el de mi entrenador, los hoteles... Las cenas y algunas comidas no siempre están cubiertas. Si pierdes el primer partido, no ganas dinero".

Esa es la tónica habitual para cientos de tenistas que, sin lograr colarse en la élite, compiten a nivel altísimo sin las garantías económicas que el espectador medio podría imaginar.

Carlos Taberner, en el torneo de Montpellier

Carlos Taberner, en el torneo de Montpellier Europa Press

Un reparto injusto

Además de los costes directos de cada torneo, Taberner pone el foco en un problema estructural del deporte: los jugadores solo reciben entre un 15% y un 18% de lo que genera el tenis mundial.

"No me estoy quejando, pero en otros deportes del Top 3 o Top 5 se reparte hasta un 40%, lo que nos da una idea de que hay margen para mejorar", lamenta.

El contraste es todavía mayor si se comparan los beneficios que se reparten en los torneos de máximo nivel con los que se ofrecen en circuitos como el Challenger, donde los premios son simbólicos frente a los gastos que supone cada desplazamiento.

El salvavidas

Para muchos tenistas que no forman parte del Top 30, las ligas por equipos en países como Alemania, Francia, Italia o Suiza representan una fuente de ingresos esencial.

Según Taberner, "por un solo partido en esas ligas puedes cobrar más que haciendo semifinales en un Challenger".

Este tipo de torneos, ajenos al calendario ATP, les permite mantenerse a flote, financiar sus temporadas y seguir compitiendo sin caer en la bancarrota.

Taberner ha sido finalista en un torneo ATP, ha estado dentro del Top 100 y ha jugado los cuatro grandes.

Aun así, su realidad es la de muchos tenistas profesionales que deben planificar sus temporadas como si se tratara de un negocio, midiendo cada euro invertido, cada viaje y cada derrota.

"No es que nos paguen poco por perder, es que solo en unos pocos torneos te pagan lo suficiente como para cubrir todo lo que te cuesta llegar", resume.

Su caso demuestra que, en el tenis, la lucha no está solo en la pista, sino también en sobrevivir al calendario sin que los números acaben por imponerse al talento.