Estas son las mejores galletas que puedes utilizar para hacer una tarta de queso.

Estas son las mejores galletas que puedes utilizar para hacer una tarta de queso.

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Tarta de queso: el tipo de galleta que usar de base para que quede crujiente y sabrosa

Si quieres hacer la receta tradicional de cheesecake, os damos todas las claves para que la base de galleta os salga supercrujiente y con mucho sabor.

9 diciembre, 2022 12:13

Después de una buena comida, la tarta de queso se presenta como una opción muy interesante para finalizar la velada. No se trata de un postre que hagamos con demasiada frecuencia, ya que implica una cierta elaboración y reunir una serie de ingredientes.

En esta ocasión te daremos las claves para hacer una tarta de queso para que dejes sin palabras a tus invitados y además te detallamos el tipo de galleta más adecuada para conseguir una base más sabrosa y crujiente.

Ingredientes para hacer la tarta de queso

Casi siempre que acudimos a un restaurante nos decantamos por la tarta de queso. Cada trozo que nos llevamos a la boca es toda una delicia para el paladar. Para la elaboración de esta receta se necesitan los siguientes ingredientes: queso crema estilo philadelphia, galletas digestive, 200 mililitros de nata para montar, 150 gramos de mantequilla, cuatro huevos, 75 gramos de azúcar blanco, frutos rojos y ralladura de limón.

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Se tratan de productos básicos que si no los tienes en casa puedes adquirirlos sin problemas en el supermercado de tu barrio.

Como habrás podido comprobar, la galleta que vamos a utilizar son la Digestive y no las María, como suele ser habitual. Ambas opciones son válidas, aunque para conseguir ese toque crujiente que queremos será mejor decantarse por las Digestive.

Tienen la particularidad de aportar un sabor más profundo, además de encajar a la perfección con la textura de la tarta. No hace falta que utilices todo el paquete, con que emplees la mitad será suficiente.

Los pasos para realizar la tarta de queso

Antes de iniciar el proceso de elaboración te recordamos que esta receta es de lo más sencilla, y no hace falta ser un experto cocinero para atreverse con ella. En primer lugar nos centraremos en la preparación de la base de la tarta. Para ello cogemos la mantequilla y la introducimos en el microondas para que se funda y quede en punto pomada.

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Mientras tanto, aprovecharemos para machacar las galletas y echarle la mantequilla. Antes de pasar esto al molde habrá que rallar la cáscara de un limón. Como suele ser habitual en las recetas de repostería, debemos evitar alcanzar la parte blanca, ya que lo único que conseguirá será darle un toque de amargura a la elaboración.

A continuación se pasará la mezcla a un molde redondo de pastelería. En su base habremos puesto papel de horno para que no se pegue la galleta. Trataremos de extender lo mejor posible esta masa y el siguiente paso nos llevará a meterla en el frigorífico un par de horas, hasta que se consigue endurecer.

Mientras dejamos la base en la nevera aprovecharemos el tiempo para seguir con la preparación. Nos haremos con un bol de tamaño medio, donde nos encargaremos de separar la yema de la clara. Mezclaremos las yemas con el azúcar que hemos detallado anteriormente, mientras que las claras se usarán más adelante para montarlas y conseguir que tenga el punto de nieve.

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Una vez que las claras estén montadas y las yemas emulsionadas con el azúcar será el instante de incorporar el resto de ingredientes. A las yemas le echaremos el queso crema, también conocido como Philadelphia al ser la marca comercial más conocida, y la nata líquida. Trataremos de conseguir una mezcla homogénea y para ello nos ayudaremos de unas varillas. Si es preciso no dudes en probar la mezcla y echarle más azúcar si fuera preciso.

Meterla en el horno

Tanto la mezcla como la base de galleta ya estarán listas. A continuación mezclaremos el contenido de los bols y lo verteremos sobre el molde de pastelería en el que se encuentran las galletas. Para que no queden grumos es preciso que la masa se eche poco a poco y la extenderemos por toda la superficie con la ayuda de una cuchara.

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Mientras realizamos este proceso se puede ir precalentando el horno. La temperatura adecuada de cocción serán los 180 grados. Una vez que esté lo suficientemente caliente introduciremos el molde durante 50 minutos. Transcurrido ese tiempo, la mejor manera de saber si está en su punto es pincharlo con un palillo. Si sale limpio significará que ya está lista, mientras que si sale con algún tipo de resto habrá que dejarlo unos minutos más.

El último paso nos llevará al enfriado

Una vez que ya esté hecha la tarta será el momento de retirarla del horno y la dejaremos que enfríe a temperatura ambiente unos cuantos minutos. Una vez que se haya atemperado será el momento preciso para introducirla en el frigorífico, donde reposará un par de horas.

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Ya solo nos quedaría el emplatado. Como no vas a poder resistirte, te proponemos que seas generoso con las raciones y que la coloques en un plato de postre. Para añadirle un toque de color a este postre le pondremos por encima unos frutos rojos. Ya estaría todo listo para que pudieras disfrutar de esta tarta de queso crujiente y tan sencilla de hacer.

Como habrás podido comprobar, te resultará muy simple su elaboración. Hay que tener un poco de tiempo ya que el horno nos requerirá un poco de tiempo. Por cierto, para conseguir la textura perfecta es necesario ceñirse a las cantidades propuestas anteriormente. A la hora de hacer postres hay que ser muy cuidadosos con los pesos, ya que quedarse corto o el exceso de ingredientes resultaría contraproducente.