
Obra del artista Hugo Vidal en el Museo San Telmo de San Sebastián.
El vino centenario que condena desde 2007 las desapariciones forzadas de la dictadura argentina
El artista Hugo Vidal denuncia en su obra la desaparición del militante peronista Julio López a partir de la intervención de botellas de vino.
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Este artículo nunca debería haber sido escrito. Su protagonista, Jorge Julio López, tendría que ser un desconocido para todo el mundo. Parafraseo las primeras líneas de una publicación del intelectual Pablo Russo para contar una historia que, por desgracia, merece ser contada.
Julio López, albañil y militante peronista, estuvo secuestrado y desaparecido durante la última dictadura militar argentina (1976-1983) en cinco campos de concentración y tortura de Buenos Aires. Pese a todo, tuvo la suerte de sobrevivir a ese régimen de terror y despotismo.
Restaurada la democracia, López declaró como víctima y testigo en el juicio contra Miguel Etchecolatz, director de Investigaciones de la policía bonaerense entre 1976 y 1977, acusado por diversos crímenes de lesa humanidad (secuestro, desaparición, tortura y asesinato). Su testimonio fue crucial para la condena y habría involucrado también a más de 70 militares y policías.
Sin embargo, el 18 de septiembre de 2006, un día antes de que se hiciera pública la sentencia de cadena perpetua contra Etchecolatz, Julio (ya casi octogenario) volvió a desaparecer por segunda vez cuando se dirigía de su casa al juzgado. A día de hoy sigue en paradero desconocido y su caso continúa siendo una incógnita, aunque se cree que Etchecolatz está directamente implicado.
Aparición con vida de Julio López: activismo artístico contra el silencio
Con el tiempo, el suceso fue sumiéndose en el silencio, "desvaneciéndose casi por completo de los medios de comunicación masiva", tal y como afirma la profesora Ana Longoni en su artículo Activismo Artístico en Argentina: la desaparición de Jorge Julio López.
Para combatir ese mutismo, diferentes colectivos han llevado a cabo proyectos artísticos como forma de protesta. Uno de los que más repercusión ha tenido ha sido el de Hugo René Vidal (Lincoln, B. A. Argentina, 1956). En 2007, el bonaerense ideó "un sello que permitía alterar de manera sutil y casi imperceptible" las botellas de vino de la marca López, de bodegas López, un clásico argentino.
Así pues, Vidal sellaba la etiqueta de las botellas con la frase "Aparición con vida de Julio" cerca del logo y, hecho esto, las devolvía a los estantes del supermercado para que circulasen y se extendiese la denuncia. "La idea surgió mirando las botellas de vino López en un súper, ya se me había insinuado en un restaurante, pero no había podido definir la forma de intervención”, explicaba Hugo Vidal a Pablo Russo (2009).

Las botellas del vino López intervenidas por Hugo Vidal con la frase "Aparición con vida de Julio".
El artista ha asegurado que su acción llegó, al menos, a Buenos Aires, La Plata, Córdoba y Resistencia. Además, "llevó a cabo performances en las que convidaba vino López de botellas selladas a sus invitados", cuenta Russo. También imprimió tarjetas personales de visita que repartió con el mensaje "Llámame" en las que en vez de su nombre aparecía el de Jorge Julio López y, en lugar de un número de teléfono, la fecha de la desaparición.
Asimismo, desde 2006 hasta ahora, 2025, Hugo ha estado imprimiendo calendarios vacíos como condena a todo el tiempo que ha transcurrido desde la ausencia de López. Tanto esta como el resto de obras pueden verse actualmente en el Museo San Telmo de San Sebastián, en una pequeña exposición que ayuda a no olvidar una historia que, desgraciadamente, se debe seguir relatando hasta que, un día, por fin, se haga justicia.