Dispepsia: así es la enfermedad que afecta a la mitad de la población en España.

Dispepsia: así es la enfermedad que afecta a la mitad de la población en España.

Salud

Qué es la dispepsia: la desconocida enfermedad que afecta a la mitad de la población en España

A pesar de su alta prevalencia en España, a menudo no se asocia con cambios orgánicos detectables en exámenes médicos convencionales, lo que la hace difícil de diagnosticar y tratar.

22 noviembre, 2023 16:28

A todos nos ha ocurrido en alguna ocasión que, tras terminar una comida, hemos empezado a notar un dolor en la "boca del estómago", una dolencia que es muy común y que acostumbra a suceder tras ingerir alimentos. En muchas ocasiones viene provocado por la acidez estomacal, que junto al dolor provoca ardor, calor o quemazón, si bien no hay razón aparente para alarmarse por ello.

Todo es diferente cuando el dolor de estómago es crónico, momento en el que recibe el nombre de dispepsia, una enfermedad que afecta a la mitad de la población y que muy pocos conocen.

Cuando hablamos de dispepsia estamos hablando de un trastorno funcional digestivo que ocasiona diferentes molestias y síntomas en la parte alta del abdomen, en su mayor parte en la zona central donde se encuentra el estómago. En los casos más graves puede estar acompañado de náuseas, hinchazón del abdomen e incluso vómitos. El dolor que comienza a sufrirse tras las comidas se encuentra vinculado a una sensación de digestión prolongada y pesada.

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En este sentido, hay que tener en cuenta que desde la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) asegura que estos síntomas no están relacionados con ninguna alteración orgánica que se pueda detectar a través de las pruebas ecográficas o endoscópicas. La dispepsia funcional se produce cuando existe una alteración del sistema nervioso del tubo digestivo, afectando de esta forma al estómago.

Casos de dispepsia en España

En España, la dispepsia, comúnmente conocida como indigestión, es un motivo de consulta frecuente tanto en atención primaria como en servicios especializados. En el estudio más reciente sobre enfermedades en España, se contabilizaron alrededor de 578.000 casos de dispepsia o indigestión en todo el país.

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La prevalencia de los síntomas de dispepsia en la población general de España se estima entre el 24% y el 28%. Además, existe un porcentaje significativo de personas que, a pesar de presentar síntomas, optan por no acudir al médico y deciden automedicarse. Cada año, aproximadamente un 5% de las personas con síntomas de dispepsia consultan a su médico y un 1% es derivado para realizar una endoscopia.

Estos datos reflejan la relevancia de la dispepsia como un problema de salud común en España, destacando la importancia de la concienciación y el manejo adecuado de esta condición.

Síntomas y diagnóstico de la dispepsia

Los síntomas de la dispepsia funcional se pueden confundir con los de otras enfermedades como la gastritis o la úlcera, que también pueden llegar a ocasionar dolor abdominal, vómitos y náuseas, así como con enfermedades intestinales como la celiaquía. Por este motivo, es fundamental que se efectúen diferentes pruebas clínicas que permitan descartar la existencia de otras patologías, ya que no hay pruebas específicas para diagnosticar la dispepsia.

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De esta forma, el diagnóstico es clínico, puesto que se basa en la presencia de una sintomatología típica y la ausencia de otras enfermedades digestivas. Por lo general se realiza una endoscopia digestiva, que, a través de un endoscopio, que es un instrumento flexible con una lente y una cámara en la parte final, que es introducida por la boca para ver el revestimiento de la parte superior del aparato digestivo.

Tratamiento de la dispepsia

Ante este problema de salud, la recomendación de los especialistas pasa por acudir al médico de familia en el caso de que el dolor abdominal persista durante más allá de un mes, ya que en este caso comenzará ser considerado como un problema crónico. Sin embargo, también es cierto que es necesario un mayor conocimiento acerca de la dispepsia para comenzar el diagnóstico y tratamiento desde la primera consulta.

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En este sentido, el primer consejo a tener en cuenta es que se deben llevar a cabo una serie de cambios en la alimentación y el estilo de vida, si bien estas son unas recomendaciones generales, ya que se debe individualizar en cada caso para poder encontrar la mejor solución posible:

  • Debe tratarse de evitar las comidas abundantes y seguir una dieta rica en grasas y fibra.
  • No se deben eliminar alimentos por rutina, porque esto puede llegar a provocar la existencia de diferentes deficiencias a nivel nutricional. Tampoco hay que optar por una alimentación basada en un único grupo de alimentos que se consideran saludables, ya que podría haber un déficit nutricional.
  • Es aconsejable beber agua en pequeñas cantidades a lo largo de todo el día, evitando beber demasiado líquido antes y después de comer.
  • Es preferible optar por alimentos cocinados al vapor, hervidos o a la plancha frente a otros tipos de cocinado.
  • Aunque no se le presta la atención que merece, es necesario comer en una posición correcta, con tranquilidad y sin distracciones, además de no olvidarse de masticar de forma adecuada los alimentos.
  • Realizar actividad física moderada y mantener una dieta variada y equilibrada, dando prioridad a la dieta mediterránea, que es considerada la más saludable.
  • Debe mantenerse una adecuada higiene del sueño, que consiste en tener un horario fijo para dormir y no usar ni el teléfono móvil ni el ordenador en las dos horas previas a acostarse.
  • Debe evitarse el consumo de alcohol y otros hábitos tóxicos y perjudiciales para la salud como el tabaco. Ambos son dos de las principales causas que provocan esta afección.

Además de estas recomendaciones generales, en caso de sufrir un problema de dispepsia, podría llegar a ser necesario afrontarla con terapias farmacológicas, como:

  • Procinéticos, que están concebidos para encargarse de la estimulación de los movimientos del estómago.
  • Antiácidos e inhibidores de la bomba de protones, que tienen por finalidad estimular los movimientos del estómago.
  • Neuromoduladores, que se usan para tratar la sensación de las molestias que se padecen en la zona abdominal.

En función de cada caso en particular se puede incluir solo uno de estos fármacos o bien una combinación de ellos. No obstante, es importante evitar la automedicación, ya que en esos casos podría estar enmascarándose un problema de mayor gravedad o cronificando uno que podría tratarse de una manera más adecuada.