Imagen de archivo de una persona joven mirando su móvil en la calle.

Imagen de archivo de una persona joven mirando su móvil en la calle. Manuel Bruque EFE

Salud

El drama de la soledad se ceba con los jóvenes en España: uno de cada cuatro se siente solo y la tasa se agrava entre las chicas

Los expertos lo achacan a un contexto en el que se combina la falsa sensación de contacto en redes con la inseguridad por la situación socioeconómica.

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Las claves

Uno de cada cuatro jóvenes en España reconoce haber sentido soledad no deseada con frecuencia en el último año, siendo más habitual en chicas y en menores de 25 años.

La soledad afecta especialmente a quienes tienen una baja percepción de apoyo familiar, abusan de las redes sociales o viven en entornos urbanos con problemas de vivienda.

El sentimiento de soledad está relacionado con factores socioeconómicos como el estrés por los estudios, la presión laboral y el miedo al futuro, además de una cultura crecientemente individualista.

La soledad no deseada en la juventud se asocia a un mayor riesgo de depresión y problemas de salud mental en la vida adulta, lo que ha llevado a plantear acciones de prevención en políticas públicas.

En una sociedad que está conectada como nunca antes, la soledad no deseada está cada vez más presente entre los jóvenes españoles. Al menos uno de cada cuatro reconoce haberla sentido "con frecuencia" en el último año.

Así lo advierte el último Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025, elaborado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud con ciudadanos de entre 15 y 29 años. De los 1.511 jóvenes que han participado, sólo un 11% dice no haberla sentido nunca.

El porcentaje viene a confirmar lo que llevan años alertando los expertos: esta pandemia silenciosa no afecta solamente a los mayores, como también demuestra un reciente informe del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (SoledadES).

En él se constata que 2 de cada 10 personas sienten soledad. En el grupo que va de los 16 a los 29 años, la cifra asciende hasta el 26%; dentro de esta franja, se trata de una realidad más habitual en los menores de 25.

Según el citado informe de Fad Juventud, el 28,7% de los jóvenes de 20 a 24 años afirma haber sentido soledad no deseada con frecuencia. Es el porcentaje más alto, seguido del del grupo de 15 a 19 años (26,9%) y el de 25 a 29 (24%).

Falsa sensación de multicontactos

Los expertos reconocen que la soledad no deseada suele presentarse con forma de U: es alta entre los jóvenes, va decreciendo en la edad adulta y vuelve a subir, especialmente a partir de los 75 años.

En la juventud, en cambio, los valores máximos se alcanzan en las franjas centrales de esta etapa, entre los 21 y los 26 años.

En este periodo se concentran los estresores socioeconómicos que, como apunta Anna Sanmartín, directora de investigación de Fad Juventud, los jóvenes verbalizan de forma constante: miedo al futuro, estrés por los estudios o presión por la situación laboral.

Este contexto "no contribuye en nada" a que las nuevas generaciones disfruten de un cierto bienestar porque ven resueltos sus problemas; y, además, incrementa la sensación de soledad que puedan tener.

Recientemente, una encuesta elaborada por el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España advertía también que el problema de la vivienda estaba agravando la soledad no deseada entre los jóvenes.

Y es que, aunque su nombre pueda llevar a equívoco, este sentimiento lo pueden experimentar quienes incluso tienen personas a su alrededor, pero no perciben que la calidad de estos vínculos sea suficiente.

Esta percepción se ha visto deteriorada entre los jóvenes por la llegada de las redes sociales. Así lo considera la psicóloga de la Unidad de Salud Mental del Hospital San Juan de Dios de Sevilla Marta López Narbona.

"Los patrones de socialización y de vinculaciones estables han cambiado radicalmente", señala a EL ESPAÑOL. "Y está trayendo una falsa sensación de multicontactos a través de las redes. Es como si estuvieran permanentemente solos".

Apenas la mitad de los jóvenes que dicen sentirse solos se relaciona principalmente de manera presencial, frente al 79,8% de los que no tienen este sentimiento, según los datos del citado informe de SoledadES.

Sanmartín no cree que se trate de la causa principal: "Aunque un uso intensivo probablemente genere riesgos, uno moderado puede ayudar a generar red, como han confirmado ya muchos estudios".

Ambas coinciden, eso sí, en que a los adolescentes y jóvenes de hoy en día les ha tocado enfrentarse a "una cultura que es muy individualista", en la que existe una presión sobre ellos para que "crezcan más rápido" de lo habitual.

Más presente en ellas

La probabilidad de sentirse solo no es igual para toda la juventud. Hay algunos factores predictores, como el ya mencionado abuso de las redes sociales o una baja percepción del apoyo familiar.

En este último grupo, López Narbona incluye a los llamados 'niños de la llave' (aquellos que se quedan solos en casa al salir del colegio porque sus padres no pueden estar con ellos).

Entiende que es pertinente referirse a la infancia, puesto que en muchos casos la soledad no deseada en adolescencia y juventud es consecuencia de lo vivido en anteriores etapas de la vida. "Si no hablamos de la infancia, en la adolescencia no se van a prevenir los problemas".

Por género, este sentimiento es más frecuente entre las jóvenes: sólo el 7,9% de ellas no ha sentido soledad en ningún momento del último año, frente al 15,4% de los chicos.

La diferencia es mayor si se observa el porcentaje de las que reconocen sentirla con frecuencia (32,2%), en comparación con el de los hombres (21%).

Esta desigualdad no es exclusiva de la juventud, puesto que la demanda en salud mental tiende a ser más alta, por lo general, entre las mujeres. Para Sanmartín, guarda una estrecha relación con los estereotipos.

También existe cierta exclusión encubierta en las jóvenes que son rechazadas por, por ejemplo, saludar a alguien que no formaba parte de su grupo de amigos.

Consecuencias a largo plazo

La soledad no deseada, como sugieren algunos autores, ha pasado de ser un problema de investigación a estar presente en la agenda mediática y política.

Una de las acciones que se plantea en el último Plan de acción para la prevención del suicidio, elaborado por el Ministerio de Sanidad, es la de establecer mecanismos para la identificación de personas que se encuentran en situación de soledad no deseada.

López Narbona no es partidaria de que esta cuestión se convierta en "una moda" ya que, en ocasiones, termina siendo sinónimo de efímero.

Aun así, es consciente de que posee consecuencias negativas para la salud: "Ya estamos viendo que aumenta la probabilidad de tener depresión en la vida adulta".

"Cuando cruzamos los datos de soledad no deseada con el resto de indicadores sobre salud mental, vemos que hay una clara correlación, aunque no está claro cuál de los dos sucede antes", añade Sanmartín.

La directora de investigación de Fad Juventud lamenta que existan tan pocas herramientas para entender la soledad en la población joven. Además, algunas de las medidas que deben tomarse son de carácter estructural, y "cambiar la sociedad que estamos construyendo no es tan fácil".