Ozempic es un análogo del GLP-1 de Novo Nordisk para la diabetes que también reduce el peso corporal.

Ozempic es un análogo del GLP-1 de Novo Nordisk para la diabetes que también reduce el peso corporal.

Salud

Un gran estudio confirma que Ozempic también reduce el riesgo de sufrir infartos sin importar el peso perdido

Este hallazgo abre la puerta a nuevas formas de tratar y prevenir problemas cardíacos graves en personas con obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Más información: Las inyecciones contra la obesidad también reducen un 20% el riesgo de infarto: "Es una revolución"

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Las claves

Un estudio confirma que el fármaco semaglutida, conocido como Ozempic, reduce el riesgo de infartos independientemente de la pérdida de peso.

La reducción de la circunferencia de la cintura, ligada a la disminución de grasa visceral, es clave en la protección contra eventos cardíacos.

El ensayo SELECT, el más grande hasta la fecha, muestra que la semaglutida ofrece beneficios cardiovasculares significativos, incluso en personas con sobrepeso marginal.

Los investigadores sugieren que la semaglutida podría redefinir su uso, no solo como tratamiento para la obesidad, sino también para prevenir enfermedades cardíacas.

La semaglutida se ha convertido en una especie de fármaco de oro. Este nombre puede resultar desconocido, pero si leemos Ozempic o Mounjaro se disipan todas las dudas. Se lanzó en 2017 como tratamiento para la obesidad tipo 2 y cuatro años después su indicación se extendió a la obesidad.

La lista no acaba ahí, porque también ha demostrado tener beneficios frente a las enfermedades cardiovasculares. Una investigación publicada este jueves ha podido ver que este efecto protector se produce independientemente de cuánto peso pierdan las personas mientras toman el medicamento.

La investigación analizó cómo cambiaron el peso y la circunferencia de la cintura de los pacientes durante el ensayo y cómo esos cambios se relacionaron con eventos cardiovasculares graves como la muerte por causas cardíacas, infartos de miocardio o ictus, entre otros.

La cantidad de peso perdido no tuvo tanta importancia como la reducción de la circunferencia de la cintura, que supuso un 33% del efecto del tratamiento con semaglutida, explican en el texto los autores, de la University College de Londres. 

Antonia Delgado, cardióloga del Hospital Gregorio Marañón en Madrid, explica que esto ocurre porque el perímetro abdominal está relacionado con la grasa visceral, directamente vinculada con eventos cardiacos como infartos e ictus. Si se reduce, también disminuye directamente el riesgo de sufrirlos, desgrana.

El equipo descubrió también que esta reducción de eventos adversos graves fue similar, independientemente del peso de los participantes al inicio del ensayo. Las personas con sobrepeso marginal, con un índice de masa corporal (IMC) de 27 (sobrepeso) experimentaron beneficios similares a los de quienes presentaban obesidad y los IMC más altos. 

Otros mecanismos

La disminución de la circunferencia de la cintura explica un tercio del efecto, pero quedan dos tercios que todavía no tienen una explicación comprobada. Los autores hipotetizan que puede actuar sobre el revestimiento de los vasos sanguíneos o tener un efecto antiinflamatorio. 

Además, hablan también de una posible capacidad del fármaco de influir en el control de la presión arterial y en los niveles de lípidos como el colesterol. “Podemos estar ante una red compleja de mecanismos beneficiosos”, indican en el texto.

Los autores sostienen que estos hallazgos indican que la semaglutida puede ofrecer importantes beneficios para el corazón que van más allá de la pérdida de peso, abriendo la puerta a nuevas formas de tratar y prevenir problemas cardíacos graves en personas con obesidad y enfermedades cardiovasculares.

José Luis Zamorano, jefe de servicio de Cardiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, está de acuerdo con ellos y subraya que estos nuevos datos respaldan la idea de que la semaglutida tiene un efecto protector contra las enfermedades cardiovasculares por sí mismo. “Es una protección directa”.

Uno de los puntos fuertes de esta investigación es su diseño, defiende Zamorano. Los datos procedían del proyecto SELECT, el ensayo clínico más grande y prolongado hasta la fecha que examina los beneficios cardiovasculares de la semaglutida en pacientes sin diabetes. 

El estudio, publicado en la revista The Lancet, analizó datos de 17.604 personas de 45 años o más con sobrepeso u obesidad y enfermedad cardiovascular, a quienes se les asignó aleatoriamente inyecciones semanales de semaglutida o placebo.

Redefinición del uso

Casi la mitad de las personas con obesidad acaban desarrollando problemas cardiovasculares como infartos de miocardio, ictus e insuficiencia cardíaca y el 40% acaba falleciendo por ellos, explica Delgado, del Hospital Gregorio Marañón. 

Los autores de la investigación defienden que sus hallazgos redefinen la función de la semaglutida. Se promociona como una inyección para bajar de peso, pero sus beneficios para el corazón no están directamente relacionados con la cantidad de peso perdido. 

De hecho, es un fármaco que afecta directamente las enfermedades cardíacas y otras enfermedades propias del envejecimiento, desarrollan en declaraciones a los medios. En un estudio anterior con el mismo grupo, se vio que la semaglutida reduce un 20% los ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y otros eventos cardíacos importantes.

Este trabajo demuestra que no hace falta perder mucho peso ni tener un IMC alto para obtener beneficios cardiovasculares. Así, se demuestra que el foco no está únicamente en el cambio físico. “No es un fármaco solo para perder peso, es un fármaco para tener prevención cardiovascular”, dice Cristóbal Morales, endocrinólogo del Hospital Vithas Sevilla.

En este sentido, el especialista defiende su uso y la financiación en el sistema sanitario español de la semaglutida con esta indicación. En Reino Unido, por ejemplo, se prescribe para estos pacientes desde el año pasado, gracias a los resultados del ensayo SELECT.

Para Zamorano, este hallazgo de la eficacia de este fármaco, independientemente del peso, abre la puerta a que se pueda emplear en pacientes sin sobrepeso u obesidad pero con afecciones cardiacas.

Eso sí, para eso se necesitan otros estudios, coinciden tanto él como Morales. De momento, los ensayos clínicos solo se han realizado en pacientes con un IMC por encima de 27, por lo que no se ha podido comprobar en otros grupos poblacionales. “La hipótesis es que sí, pero hasta que no haya un estudio, no habrá indicación”, cuenta el endocrinólogo.