PET del cerebro que muestra placas amiloides y proteínas tau en Alzheimer

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Salud

La revolucionaria terapia contra el alzhéimer que se usa como un bolígrafo de insulina: "Podemos cronificar la enfermedad"

Las inyecciones subcutáneas de lecanemab se usan con un dispositivo similar a un bolígrafo de insulina y ya han sido aprobadas por la FDA.

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Durante mucho tiempo, la del azhéimer parecía una batalla casi imposible. Los avances se producían a cuentagotas intentando controlar la enfermedad. Esto ha dado un giro en los últimos meses. Tras décadas de investigación, esta primavera la Agencia Europea del Medicamento (EMA) aprobó el primer fármaco que ralentizaba la enfermedad.

Su nombre es lecanemab y parece que ha sido solo el inicio. Solo unos meses después, en julio de este mismo año, el mismo organismo aprobaba la comercialización de donanemab, otro medicamento con el mismo fin.

Ahora, el avance sigue imparable: la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA) ha autorizado este otoño el uso de una versión subcutánea de lecanemab, abriendo la puerta al tratamiento del alzhéimer desde casa y evitando el traslado hasta el hospital.

Para recibir el tratamiento de cualquiera de estos dos fármacos, los pacientes deben ir al hospital cada quince días para recibir una infusión intravenosa. Con esta nueva opción, el paciente puede aplicarse el fármaco en casa con un dispositivo similar a un bolígrafo de insulina o una inyección de semaglutida.

David Pérez, jefe del servicio de neurología del Hospital Universitario La Luz en Madrid, cree que esto representa "un gran avance" en lo que se refiere a la comodidad, adherencia y calidad de vida para los pacientes y sus familiares.

Además, de este beneficio, también puede ser una ventaja a nivel organizativo. Si se reducen los pacientes que tienen que recibir las infusiones en el hospital, el sistema estará más desahogado, explica Jose Miguel Laínez, jefe de neurología del Hospital Universitario Casa de Salud de Valencia.

Este especialista también matiza que la aprobación de esta presentación de lecanemab se ha hecho bajo condiciones algo especiales. Se ha autorizado su uso solo en pacientes que lleven un año y medio recibiendo las infusiones intravenosas en el hospital.

Todavía faltan resultados sobre esta nueva aplicación del medicamento para poder emplearlo desde el inicio. De esta forma, la administración se aseguran de usarlo en pacientes que ya se ha visto que tienen una buena tolerancia y no sufren efectos adversos graves, expone Laínez.

El neurólogo espera que con la llegada de resultados, en un año aproximadamente, las indicaciones puedan cambiar y se apruebe para poder emplearlo desde el principio, sin tener que pasar primero por el tratamiento intravenoso.

Un camino a la cronificación

Lecanemab está diseñado para atacar la proteína beta amiloide, que tiende a acumularse en pacientes con alzhéimer. El fármaco se une a esos depósitos y facilita su eliminación por parte del sistema inmunitario, cuenta Pérez, del Hospital Universitario La Luz.

Donanemab actúa también contra esta proteína y ambos han sido los primeros tratamientos en décadas capaces de reducir significativamente esas concentraciones y ralentizar la evolución de la enfermedad.

Estos fármacos están indicados para personas que se encuentran en fases tempranas de la enfermedad, cuando el daño neuronal todavía es pequeño y puede ser más eficaz la eliminación de la proteína beta amiloide, desgrana Pérez. En fases avanzadas, "la utilidad es mucho más reducida o probablemente nula".

Los dos neurólogos creen que estamos entrando en la era del tratamiento del alzhéimer. "Estos fármacos son un cambio de paradigma", cuenta Laínez. El sueño de los especialistas que trabajan con esta enfermedad es conseguir que los pacientes puedan controlarla con fármacos y tener calidad de vida. "Podemos llegar a cronificarla".

Ese sueño aún está lejos, pero "los avances recientes apuntan a la posibilidad de transformar el alzhéimer en una enfermedad más controlable", afirma Pérez. El reto, cuenta, es "ver qué pasa a largo plazo y si conseguimos una modificación relevante en la evolución de la enfermedad".

Este tipo de medicamentos hacen que la patología avance entre un 30 y un 35% más lenta, informa Laínez. Antes solo se habían logrado opciones que mejoraban temporalmente algunos síntomas sin modificar el curso del alzhéimer.

Aun así, es la primera vía en la que se han logrado avances significativos, pero no es la única que se está investigando en el tratamiento contra esta patología. También se han establecido otras dianas como la proteína tau, la inflamación cerebral o los factores de riesgo vasculares, dice el especialista.

De hecho, el especialista del hospital valenciano cree que el futuro del abordaje de la enfermedad puede pasar por atacar más de una diana. No quedarse solo con una opción, sino ofrecer al paciente una terapia combinada.

Para lograr el objetivo de la cronificación, Pérez presenta las dos bases que sustentan el objetivo de la cronificación: la detección precoz y las terapias eficaces. Si se logra alcanzar esa meta, "se podría mantener durante más tiempo la autonomía y la calidad de vida de los pacientes".

En lo primero, los progresos son "espectaculares", defiende Laínez. Las pruebas de imagen y los marcadores en líquido raquídeo permiten predecir el alzhéimer con un porcentaje de acierto entre medio y alto años antes de su desarrollo.

El neurólogo cree que lo mejor está por venir y espera la llegada en los próximos años de más herramientas, como marcadores que permitirán detectar la patología con un simple análisis de sangre.