Emma María Mazzenga, velocista de 92 años.

Emma María Mazzenga, velocista de 92 años.

Salud

Emma María (92 años), la velocista de élite con las fibras musculares de una veinteañera: "Como pasta y huevos fritos"

Los científicos se han interesado por el caso de esta mujer que acumula cuatro récords mundiales de atletismo en la categoría de mujeres mayores de 90 años.

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J. Rodríguez
Publicada

Los científicos que han estudiado a Emma Maria Mazzenga están muy sorprendidos. Esta mujer de 92 años que vive en la ciudad italiana de Padua tiene fibras musculares en el cuerpo comparables con las de una persona de 20 años.

Mazzenga es velocista de élite, y de las buenas: a sus espaldas cuenta con cuatro récords del mundo en la categoría de mujeres de más de 90. Aunque apenas cuenta con competidoras sus espectaculares resultados son indudables: corre 200 metros en menos de 52 segundos.

¿Cómo es capaz de correr a su edad? Investigadores italianos y estadounidenses han querido saberlo y están estudiando muestras de sus músculos, nervios y mitocondrias. Ya han encontrado algunos datos asombrosos.

Esta velocista nonagenaria tiene la capacidad cardiorrespiratoria de una persona de 50 años y las mitocondrias de sus músculos se parecen a las de una persona sana de 20 años. "Está envejeciendo, pero hace cosas que nadie a los 91 puede hacer".

Eso dice Marta Colosio, una investigadora de la Universidad de Marquette, al diario estadounidense The Washington Post. Colosio lleva a cabo una investigación sobre cómo cambian los músculos con el tiempo y afirma que el caso de Mazzenga es excepcional.

Ahora bien, Mazzenga puede ser uno de los casos más útiles para conocer cuáles son los límites físicos del cuerpo humano a medida que envejece. La misma Mazzenga es científica jubilada y, por esta razón, se ha apuntado orgullosa a estos estudios.

En uno de ellos extrajeron una pequeña muestra de músculo de su cuádriceps y la analizaron con un microscopio. "Sus fibras de contracción rápida, asociadas a la velocidad, se parecían a las de una persona sana de 70 años", recoge The Washington Post.

Buenas, pero no extraordinarias, según el periódico, y también había perdido músculo debido a la edad. Pero ¡ojo! porque al ver sus fibras de contracción lenta, asociadas a la resistencia, eran como las de un veinteañero.

Y lo mismo se observó en el flujo sanguíneo y en los nervios de los músculos. Estas partes en mejor estado compensan, según dicen los investigadores, aquellas que se acercan más a su edad biológica. Aunque siguen siendo excelentes en una persona de más de 90 años.

Constancia, la clave

Los expertos continúan su investigación para determinar cuánto debe Mazzenga a la genética o al estilo de vida. Y, aunque los estudios todavía no han terminado, parece estar claro que el aspecto que mejor juega a su favor es la constancia.

Esta italiana comenzó con sólo 19 años a correr en la Universidad de Padua, donde estudiaba Ciencias Biológicas. Después de graduarse en 1957 siguió compitiendo, pero lo dejó cuando su madre enfermó, se casó y tuvo dos hijos.

Volvió a las pistas 25 años después, cuando cumplió los 53 y desde entonces no lo ha dejado. Entrena de dos a tres veces por semana en un estadio o junto al río que fluye cerca de su casa, pero asegura que no para en toda la semana.

El entrenamiento dura una hora en la que la mujer calienta, realiza sprints cortos y luego prepara la misma distancia para la que va a competir. Por eso, Mazzenga recomienda a las personas mayores que se animen a entrenar y a ser constantes.

"El deporte me ha dado tanto", confesaba Mazzenga al diario estadounidense. "Diría que me ha salvado la vida. No me gusta simplemente dejar pasar las horas hasta que anochece. Necesito acción".

Esta vida en movimiento que Mazzenga necesita es la razón por la que los científicos piensan que ha llegado a este estado. "Muchos de los efectos perjudiciales del envejecimiento pueden reducirse significativamente manteniendo altos niveles de actividad física".

Así lo dice Bas Van Hooren, de la Universidad de Maastricht, que estudia a corredores de élite de 70 años o más. Este investigador sostiene que la constancia es clave, pero que nunca es tarde para empezar a hacer ejercicio físico y beneficiarse de él.

Mazzenga entrena, pero ¿qué come? Según The Washington Post, la nonagenaria ha confesado comer lo mismo durante toda su vida: comidas sencillas a base de carne, pescado, huevos fritos, algo de pasta o arroz, y evita comer tres horas antes de entrenar.

Esta italiana demuestra que no sólo es posible hacer ejercicio físico durante la tercera edad, sino que además es altamente recomendable.