El doctor Enrique Rojas / Una activista de Femen detenid (Jesús Hellín / Europa Press)

El doctor Enrique Rojas / Una activista de Femen detenid (Jesús Hellín / Europa Press)

Salud

Un prestigioso psiquiatra habla alto y claro: "La cultura 'woke' es la destrucción de la persona y de la familia en España"

El investigador referente en el estudio de los trastornos de la personalidad advierte de la "destrucción" de la individualidad y las relaciones familiares.

Más información: David del Rosario: "La felicidad no es cambiar a los demás sino nuestro modo de pensar"

P. F.
Publicada

El cambio en las relaciones sociales que se ha venido a denominar como cultura 'woke' es relativista, contraria a la naturaleza humana y promotora de la inestabilidad personal y familiar. Con esta contundencia se expresa Enrique Rojas (Granada, 1949), médico psiquiatra, catedrático, autor de numerosos libros sobre salud mental y director del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas en Madrid.

Rojas es conocido por sus investigaciones sobre la depresión, la ansiedad y los trastornos de la personalidad, así como por su enfoque humanista en la consulta y en la divulgación. Sobre la cultura 'woke', Enrique Rojas sostiene en una entrevista con EL ESPAÑOL que representa una seria amenaza para la persona y la familia.

Rojas describe la cultura 'woke' como una ideología que "niega la ley natural e impone un relativismo extremo, especialmente sobre género y sexualidad", y considera que está “destruyendo la esencia del ser humano y desmoronando la familia como núcleo central” de la sociedad.

Según su visión, el auge del 'woke' promueve cambios sociales que diluyen los valores tradicionales y fomentan la fragilidad de los vínculos familiares, normalizando modelos relacionales basados en el relativismo y la ausencia de límites. Insiste en que el hedonismo, el consumismo, la permisividad y el individualismo —característicos, a su juicio, del ambiente actual y del 'wokeismo'— dificultan la madurez y el desarrollo de proyectos vitales estables fundamentales para la felicidad y la salud mental.

Así, el psiquiatra afirma haber observado en clínica un aumento de crisis de pareja y relaciones efímeras, relacionándolo con una tendencia creciente —especialmente entre hombres jóvenes— a evitar el compromiso y priorizar la autorrealización individual y el egocentrismo. Esto, según Rojas, habría llevado a una “epidemia de divorcios y relaciones frágiles”, afectando la estabilidad familiar.

"La sociedad occidental tiene rasgos muy positivos: la solidaridad que se ha producido en los últimos años, la incorporación de la mujer a la vida tradicionalmente masculina, la democratización. Pero, ¿cuáles son los aspectos negativos? El hedonismo, que es el placer a toda costa, el consumismo, la permisividad del todo vale. El relativismo y también la cultura 'woke', que es la destrucción de la persona y de la familia", afirma.

Por otro lado, señala que el “bombardeo informativo” y el predominio de pantallas ha dado "mucha información pero poca formación", lo que impide gestionar la vida con claridad y debilita los pilares que sostienen proyectos vitales, entre ellos la familia. En ese sentido, propone enseñar "pensamiento crítico y discernimiento" para que los jóvenes sepan elegir el camino más correcto pese a la confusión y relativismo del entorno.

También propone diseñar un proyecto de vida que incluya "amor, trabajo, cultura y amistad". El "amor auténtico", según el autor, implica "exclusividad y compromiso", y debe ser presentado a las nuevas generaciones como un ideal "valioso y alcanzable". Rojas considera clave motivar a los jóvenes a construir relaciones estables y duraderas, lejos del relativismo afectivo.

Con estas premisas, alcanzar la felicidad es posible, insiste Rojas. Para ello destaca la importancia de entrenar la voluntad —la “joya de la corona de la conducta”— para fijar objetivos concretos y luchar por ellos, en contraposición al predominio del placer inmediato. Una manera de practicar esto son los "pequeños ejercicios diarios de autodisciplina y autocontrol".

Además, para evitar la influencia omnipresente de las pantallas, sugiere practicar “ayunos de dopamina”, reservando días sin pantallas para fomentar la paz mental y la reflexión. En paralelo, anima a las familias a enseñar a los niños el arte de comunicarse y gestionar las emociones de forma saludable.