Clara Pérez Mañá durante el ensayo. Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol (IGTP)
Clara Pérez, investigadora, avisa a España: "El alcohol tiene mayores efectos de embriaguez y sedación en las mujeres"
El estudio también ha determinado que el consumo de bebidas energéticas no favorece la conducción después de tomar alcohol.
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Un ensayo clínico del Hospital y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol ha constatado que las mujeres experimentan de forma más intensa algunos de los efectos subjetivos del consumo agudo de alcohol, como la embriaguez o la sedación, cuando este se produce en un periodo corto de tiempo. Así lo afirma el centro en un comunicado.
El estudio ha distinguido por sexos el efecto de este consumo intensivo -también conocido como binge drinking- que consiste en tomar, en dos horas, más de 4 unidades de bebida estándar (UBE) de alcohol en mujeres o más de 5 en hombres. Una forma de consumo a menudo asociada a eventos sociales entre jóvenes, cuando una UBE contiene 10 gramos de alcohol, el equivalente a medio combinado, una caña de cerveza o una copa pequeña de vino.
Según la encuesta domiciliaria EDADES de 2023, el 9,6% de las personas de entre 15 y 64 años (12,9% en hombres; 6,3% en mujeres) realizó al menos un episodio de binge drinking en el último mes. Este porcentaje, sin embargo, se multiplica por más del doble entre los jóvenes de entre 14 y 18 años, alcanzando el 24,2% (24,8% hombres; 23,5% mujeres).
Clara Pérez Mañá, investigadora del grupo de Farmacología Clínica del Trastorno por Uso de Sustancias de este instituto de investigación, señala una de las claves relevantes del estudio. "Logramos ajustar las dosis para que las concentraciones fueran idénticas tanto en mujeres como en hombres. Y, a partir de esta equivalencia, constatamos que los efectos son más elevados en las mujeres, especialmente en cuanto a la sensación de embriaguez y sedación".
El estudio, realizado entre los años 2020 y 2022, contó con la participación de 28 personas jóvenes, de entre 18 y 25 años, la mitad mujeres. En diferentes sesiones, y durante 80 minutos, se les hizo tomar alcohol solo o mezclado con bebidas energéticas, entre otras condiciones. En concreto, ellas tomaron 55 gramos de alcohol, el equivalente a algo menos de tres combinados.
Ellos tomaron 70 gramos, el equivalente a tres combinados y medio. Tanto unos como otras alcanzaron concentraciones de 0,46 mg/L, cerca del doble del límite permitido en aire espirado, que es de 0,25 mg/L en las pruebas que estiman la alcoholemia de un conductor. También fueron sometidos a pruebas de rendimiento para simular su capacidad para conducir.
Una vez comprobado que aspectos relacionados con la habilidad para conducir bajo los efectos del alcohol se veían afectados de forma similar en ambos géneros, el estudio también llegó a una última conclusión: que las bebidas energéticas no son capaces de contrarrestar los efectos del alcohol, a pesar de que buena parte de quienes las consumen lo hacen, entre otras razones, con la intención de anular la sedación que este provoca.
"Combinarlas con alcohol no mejora las habilidades relacionadas con la conducción; al contrario, puede generar una falsa sensación de control y seguridad que favorece la toma de decisiones arriesgadas, como ponerse al volante, mantener conductas sexuales de riesgo o consumir otras sustancias, como han demostrado otros estudios", concluye Pérez Mañá.
Este estudio ha contado con la financiación del Plan Nacional sobre Drogas, y da continuidad a otro publicado hace cuatro años que concluía que mezclar bebidas energéticas con alcohol puede incrementar el riesgo de sufrir un accidente de tráfico. Aquel trabajo, que no hacía distinciones entre géneros, fue impulsado por el Hospital del Mar Research Institute y el Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol, y se publicó en la revista International Journal of Neuropsychopharmacology.