Una mujer se abanica mientras pasa por un termómetro de calle que marca 42 grados en Córdoba.

Una mujer se abanica mientras pasa por un termómetro de calle que marca 42 grados en Córdoba. Salas EFE

Salud

Por qué las altas temperaturas matan más a las mujeres en España: "En este país son la imagen vulnerable del calor"

El 40,76% de las muertes atribuibles al calor desde el pasado 16 de mayo eran hombres. Un porcentaje similar al registrado en todo el verano del pasado año.

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Desde que Sanidad activara el Plan Calor, el pasado 16 de mayo, hasta el 13 de julio se han registrado 1.180 muertes atribuibles a altas temperaturas. El 59,24% de ellas eran mujeres.

El porcentaje es prácticamente similar al de todo el periodo estival del año pasado, en el que fallecieron por calor 1.192 mujeres, frente a 819 hombres. Estas dos últimas cifras se pueden obtener al consultar el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

Sin embargo, no aparecen en el Informe MoMo que se elabora cada verano para analizar la mortalidad atribuible a excesos de temperatura. En él, los datos sí que están desglosados por grupos de edad, comunidades autónomas y provincias.

En el ya citado Plan Nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperatura sobre la salud de este año la única referencia específica a las mujeres es en el caso de las gestantes, para las que recomienda prestar "especial atención" porque pueden sufrir un problema relacionado con el calor.

Soledad y bajos recursos

Rosa Pérez, coordinadora de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), asegura a EL ESPAÑOL que "falta mucha adaptación de género" entre las medidas para mitigar los efectos de las altas temperaturas.

Pone el ejemplo de los refugios climáticos, que no considera adaptados para ellas: "¿Cuántas van a ir solas?", se pregunta. En España, cerca del 54% de las viviendas unipersonales están habitadas por mujeres. Esto hace que sea menos probable que alguien les recuerde que deben hidratarse.

Y es que el hecho de vivir en soledad influye en lo que respecta a la mortalidad por calor. Algunos estudios han demostrado que la mortalidad durante las olas de calor se puede reducir en un 30% si se implementan programas de acompañamiento.

Tal y como señala Pérez, las que viven solas en las ciudades son las que acaban falleciendo por el exceso de calor. También apunta a sus condiciones económicas: "Gran parte de los pensionistas que no alcanzan el salario mínimo interprofesional son mujeres".

Hay estudios realizados en España que han demostrado cómo el impacto del calor es mayor entre los barrios más pobres. "En este país, las mujeres son la imagen vulnerable del calor", denuncia Pérez.

Lo cierto es que esta diferencia no sólo se percibe en España. En Suiza, el porcentaje de mujeres fallecidas como consecuencia del calor con respecto al total es similar al que se registra en nuestro país.

La investigación que hizo una revisión de las más de 11.000 víctimas mortales en Francia por la ola de calor que se vivió en el país en 2003 determinó que la mortalidad entre las mujeres es hasta un 15% más alta.

Otro trabajo más reciente, que analizó la mortalidad relacionada con el calor en Europa en 2023, también constató una mayor vulnerabilidad de las mujeres. En concreto, la tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 55% más alta en mujeres que en hombres.

De los 10 países europeos con mayor tasa de mortalidad, sólo en uno de ellos (Rumanía) la cifra era más alta en el caso de los hombres.

Estos resultados coinciden con lo que ya "ha sido sistemáticamente demostrado en anteriores investigaciones", como apunta Hicham Achebak, investigador de ISGlobal y uno de los autores del citado estudio.

Algunas de ellas han elaborado comparaciones entre grupos de una misma edad. Eran las mujeres en las que se registraba una mayor mortalidad por calor, por lo que no se debería atribuir a que suelen vivir más años.

"Siempre habrá una diferencia"

Y aunque puede haber otros mecanismos, el factor que más contribuye, a juicio de Achebak, son los procesos fisiológicos. Las mujeres tienden a sudar menos que los hombres, quienes pueden regular la temperatura interna mediante este mecanismo.

Pérez incide en que la vulnerabilidad socioeconómica también juega un papel importante. Aun así, es consciente de que "siempre va a haber diferencia" ya que la capacidad de termorregulación de las mujeres es distinta a la del género masculino.

Para Sanidad, esta distribución responde tanto a la mayor presencia de mujeres en las edades más avanzadas como a factores fisiológicos que inciden en una mayor vulnerabilidad a los efectos del calor.

Algunos estudios que han analizado esta diferencia apuntan a otras posibles causas. No sólo consideran que pueda deberse a las diferencias en la sudoración, sino que también puede influir el estrés adicional que el calor ejerce sobre el sistema cardiovascular de las mujeres.

También hay revisiones de estudios que han señalado a las variaciones de la temperatura corporal que se da en las mujeres tanto durante el ciclo menstrual como durante la menopausia, lo cual puede influir en su capacidad para regular el calor.