Imagen de la garganta de dos pacientes con síntomas de difteria.

Imagen de la garganta de dos pacientes con síntomas de difteria.

Salud

La difteria, la enfermedad olvidada del 'cuello de toro', resurge en Europa: "Sin vacunas puede ser un problema"

La diseminación de la patología a través de los flujos migratorios muestra la necesidad de una política de vacunación a nivel mundial para erradicarla.

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Las vacunas han permitido que nos olvidemos de muchas enfermedades infecciosas. Han erradicado la viruela y han permitido controlar, y alejar, otras patologías como la rubeola o la varicela. Sin embargo, algunas pueden retomar fuerza, como ha ocurrido con el sarampión.

Otra que ha sembrado sospechas sobre su posible reaparición es la difteria. La infección causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae llevaba décadas controlada en la Unión Europea gracias al efecto de la vacunación, algo que cambió en 2022.

Durante ese año se registraron 320 casos de la enfermedad en el viejo continente y 169 en 2023. El aumento se puede ver claramente si se compara esa cifra con la media de 27 pacientes detectados anualmente entre 2016 y 2020. Un artículo reciente ha analizado este fenómeno.

El trabajo se ha publicado recientemente en The New England Journal of Medicine y en él los autores han intentado resolver las incógnitas tras una posible vuelta de la patología a Europa que ha atacado a la población más vulnerable.

Este aumento se registró en centros de acogida de personas migrantes de todo el continente, aunque en unos países más que en otros. Alemania y Austria se llevaron la peor parte. En España también se diagnosticaron algunos casos, pero la incidencia fue mínima en comparación.

De hecho, la difteria casi siempre se detecta en personas extranjeras, explica Juan Carlos Galán, investigador en Epidemiología y Salud Pública del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER). “Casi siempre relacionados con movimientos humanos de personas procedentes de entornos con bajas coberturas vacunales”.

Esta enfermedad, generalmente, suele cursar con una sintomatología cutánea. No obstante, también puede provocar, en menor medida, una infección respiratoria, que puede evolucionar a cuadros más graves de miocarditis.

En el primer caso, se contagia a través del contacto con heridas o lesiones de alguien infectado. En el segundo, cuando afecta al tracto respiratorio, se transmite mediante gotitas de saliva. Por ejemplo, al toser o estornudar.

En algunos casos, desafortunadamente, puede desembocar en fallecimiento de la persona infectada. Es lo que le ha ocurrido a diez personas entre 2022 y 2025, informan los ECDC.

¿Está en riesgo el continente?

Galán cree que aunque el repunte pueda parecer preocupante, no hay motivo para la alarma en Europa y menos aún en España. Esto es gracias a las altas tasas de vacunación, agrega el microbiólogo. En España, por ejemplo, están inmunizados el 95% de los ciudadanos, cuenta.

Otros países cuentan con una protección aún mayor, como Grecia, Hungría, Luxemburgo y Portugal, con una cobertura vacunal del 99%, informan los Centros Europeos para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC).

Luis Buzón, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y jefe de Medicina Interna del Hospital Universitario de Burgos, es menos optimista: “puede representar un problema en España y en el resto de Europa”.

En 2024 y 2025 se ha vuelto a valores de incidencia más parecidos a los de 2016, pero Buzón indica que no se puede descartar la posibilidad de que surjan más brotes como el de hace tres años.

El flujo migratorio actual y su origen en países con baja cobertura vacunal suponen una combinación que podría volver a poner en jaque al continente, exponen el portavoz de la SEIMC y Galán.

El investigador de CIBER señala algunos elementos que destacan en este sentido. El primero es el movimiento de personas a nivel global debido, en su mayoría, a desplazamientos no deseados producidos por las guerras (como ocurrió en 2022 con Siria o Afganistán).

Otros factores que potencian la diseminación de la difteria con el movimiento de las personas son las profundas crisis económicas que viven ciertas potencias o la falta de recursos en la Organización Mundial de la Salud, continúa. Estos tres agentes pueden poner en serio riesgo la vacunación de estas poblaciones.

La importancia de ser solidarios

Galán expresa que una situación como esta muestra “rotundamente” la necesidad de preocuparse por la vacunación en países en vías de desarrollo. “No podemos proteger la salud de nuestra ciudadanía si no contribuimos a mejorar la salud de todas las personas con los que nos relacionamos.”

Buzón está completamente de acuerdo con esa afirmación y apunta que para acabar con una enfermedad, es preciso que la estrategia de vacunación sea universal. Si se deja un alto porcentaje del globo sin vacunas y con una alta prevalencia, “no erradicas nada”.

Lo que ocurre son situaciones como la vivida en 2022 y 2023, defiende. Si se producen flujos migratorios, volverán a aparecer casos en las regiones donde estaba controlado y no solo en personas migrantes. También afectará a los residentes que no cuenten con la protección adecuada.

De hecho, la transmisión de la patología dejó de ser exclusiva de la población migrante en 2023. Durante ese año, se detectó en de personas sin hogar y usuarios de drogas inyectables, siempre en población vulnerable.

El portavoz de la SEIMC recuerda, además, que aunque una vacuna sea altamente efectiva (como ocurre con la difteria), esto puede verse afectado por el paso del tiempo, el envejecimiento o enfermedades inmunosupresoras. “Podemos ver casos en personas de este perfil”.