Mantenerse activo es esencial durante un ingreso.

Mantenerse activo es esencial durante un ingreso. Freepik

Salud

Guardar reposo es el peor consejo que se le puede dar a un enfermo: adiós al mayor mito de la medicina

Aunque la evidencia en contra de la inactividad se ha acumulado durante las últimas décadas, todavía se sigue 'recetando descanso'.

25 mayo, 2023 03:13

Tarde o temprano, los médicos acaban siendo también pacientes. Es lo que le sucedió a Abel Novoa tras haber sido arrollado por un coche. La estancia en el hospital fue dura pero más lo fue comprobar cómo su inmovilidad le estaba generando unos problemas que no tenían nada que ver con los daños causados por el accidente: una úlcera por presión en el glúteo izquierdo, atrofia de los músculos gravitatorios (cuello, espalda, abdomen, etc.), estreñimiento o pérdida de capacidad respiratoria.

Para Novoa, médico de urgencias en Murcia, era como si el cuerpo hubiera tirado la toalla. "Guardar reposo es antiterapéutico", afirma con rotundidad a EL ESPAÑOL, y razón no le falta: a pesar de que es el primer consejo que damos a un enfermo tanto sanitarios como familiares y amigos, se sabe desde hace décadas que no hace más que añadir problemas a un cuerpo convaleciente.

De hecho, es,"probablemente, la creencia falsa relacionada con la salud más duradera y una de las más dañinas en medicina", explica en un artículo reciente en la revista de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria en el que recopila la evidencia contra la misma. Tan consolidada está que, en un estudio con 45 enfermos ingresados en el hospital que podían caminar sin problemas, el 83% estuvo en la cama todo el tiempo.

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"En los hospitales domina la idea de seguridad", comenta a este periódico. "Hay que evitar que el paciente se caiga, se maree, haga un movimiento que lo pueda tirar de la cama, etc. La seguridad domina los protocolos, los sanitarios tienen miedo de que a los pacientes les pase algo si deambulan por los pasillos. Es más sencillo pedir que no se muevan", resume.

No se trata únicamente de los hospitales. "El reposo es malo a cualquier edad y en cualquier entorno". Otro estudio hizo un seguimiento de personas mayores en sus casas y calculó cuántos días estuvieron encamadas, entendiendo esto como pasar más de 12 horas sin levantarse. En año y medio la mayoría había estado solo entre tres y cinco días en la cama pero ese reposo ya tuvo consecuencias posteriores en su capacidad para moverse, comer o controlar esfínteres, incluso hacer actividades más complejas como llamar por teléfono o hacer recados. "Cuantos más días en cama, más limitación de funciones que no tenían que ver con la enfermedad", observa Novoa.

Ahorrar energía

La idea del reposo está fuertemente arraigada en nuestra sociedad y entre los médicos. "Hipócrates ya lo recomendaba. En el siglo XIX se puso de moda para el manejo de la hepatitis y la tuberculosis, como contaba La montaña mágica", la inmortal novela de Thomas Mann que transcurre en un sanatorio de tuberculosos de los Alpes a lo largo de siete años.

Es una creencia difícil de cambiar. "La gente cree que hay que reservarse y ahorrar energía para que todos los mecanismos de recuperación del cuerpo puedan funcionar a pleno rendimiento, sin gastarlos en otras actividades". Pero la evidencia dice todo lo contrario.

No hay ahorro de energía que valga. Todo lo contrario: la sangre venosa se retiene en las piernas, aumentando el riesgo de trombos. La capacidad de bombeo del corazón disminuye, los músculos se atrofian un 2% diario, los huesos se descalcifican, la capacidad de respiración se deteriora, la falta de motilidad intestinal provoca estreñimiento, etc.

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Novoa insiste en que, si la enfermedad no lo impide, hay que intentar estar activo "por todos los medios". Al aire libre, mejor que en interior. En movimiento, mejor que de pie; de pie, mejor que sentado; y sentado, mejor que tumbado. Si uno no se puede levantar, que mueva brazos y piernas, con o sin ayuda.

La buena noticia es que para evitar los efectos dañinos de la inmovilidad es suficiente con caminar 20 minutos al día. De hecho, una investigación relacionaba caminar al menos 275 pasos (recorrer unos 210 metros) con menos ingresos a lo largo de los 30 días posteriores en los pacientes mayores hospitalizados.

Hospitales hechos para la inactividad

La mala es que, si hablamos de personas ingresadas, los hospitales no lo ponen fácil. Habitaciones pequeñas, pasillos largos y estrechos, es como si la arquitectura de estos edificios desmotivara la actividad desde el primer momento.

"Esto está cambiando", comenta Novoa. "Ya se están planteado circuitos internos donde los pacientes puedan pasear seguros, con agarraderas. La mera visión de zonas verdes puede generar diferencias en la evolución de enfermedades y cada vez se busca más que los pacientes salgan a jardines o puedan ver árboles desde su habitación. Un espacio para caminar, sobre todo al aire libre, es algo que los hospitales del siglo XXI tienen que contemplar sí o sí".

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El médico también aboga por la importancia de los recursos humanos a la hora de favorecer la actividad: enfermeros, técnicos en cuidados auxiliares, celadores, etc. son muy importantes a la hora de favorecer la correcta recuperación de los pacientes.

Y los fisioterapeutas. "La inmovilidad nos horroriza", admite Carmen Mar Rodríguez, secretaria general del Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid. "En un dolor lumbar lo que solemos hacer es protegernos, estarnos quietos, y eso alarga el proceso: en lugar de una semana puede durar un mes y la protección genera mucha más tensión".

En las cirugías es cada vez más importante la movilidad precoz. La circulación sanguínea regenera tejidos y disminuye la inflamación, el reposo hace lo contrario,"genera inflamación y dolor, además de riesgo de trombo".

La experta compara los tejidos del cuerpo con la plastilina: si los mueves, se calientan y mejoran esa movilidad. En cambio, si permanecen inmóviles se enfrían y vuelven más rígidos. "Todo lo que sea estar quieto genera tensión y rigidez".

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La rehabilitación está ganando cada vez más importancia en el entorno sanitario, y el ejemplo perfecto es el del ictus: la recuperación es directamente proporcional al tiempo invertido en ella. "Antiguamente, si tenías un ictus o un infarto, la gente se quedaba básicamente inválida. Ahora se sabe que hay que moverse y se puede lograr la calidad de vida que se tenía antes".

Lo que lamenta la fisioterapeuta es la escasez de compañeros que puedan afrontar la demanda actual de sus servicios, sobre todo a nivel de atención primaria. "Estamos trabajando con otras instituciones, haciendo propuestas para meter estos servicios: rehabilitacion cardiaca, de suelo pélvico, respiratoria, pediátrica, neurológica… y todo se hace con movimiento".

¿Y los familiares? "Hay de todo, pero si un sanitario le dice que fomenten la actividad en el enfermo, nos hacen caso", comenta Rodríguez. Y recalca: "Ni siquiera para un esguince hay que guardar reposo".