Unidad de tratamiento de la enfermedad de Alzheimer./

Unidad de tratamiento de la enfermedad de Alzheimer./ Efe

Salud

El síntoma común que suele pasar desapercibido pero se vincula con la llegada del alzhéimer

La reducción del rendimiento en pruebas de fuerza y de velocidad con el paso de los años se ha relacionado con más riesgo de demencia.

3 mayo, 2023 02:51

Aunque también tiene cosas positivas, la idea de cumplir años nos preocupa: pensamos en la aparición de las arrugas, de las canas y también en los achaques propios de la edad. De momento, no sabemos mucho sobre cómo detener los signos del envejecimiento, más allá de desarrollar los hábitos de vida saludable durante toda la vida. Entre ellos, el ejercicio físico ha demostrado en los últimos estudios ser eficaz para mantener por más tiempo una buena estructura muscular y, además, prevenir frente a las demencias.

En este sentido, un nuevo estudio realizado por la Universidad Edith Cowan (ECU, por sus siglas en inglés) en la ciudad australiana de Perth afirma que la pérdida de fuerza muscular y de velocidad son un indicativo de la aparición de una demencia en la tercera edad. Los resultados de esta investigación que ha puesto en valor nuevamente la importancia del ejercicio físico durante todas las etapas de la vida ha sido publicado en la revista científica Journal of Cachexia, Sarcopenia and Muscle.

Para llegar a esta conclusión, los científicos que intervinieron en el estudio contaron con datos de más de 1.000 mujeres que tenían una edad media de 75 años. Los datos proceden del Estudio Longitudinal de Envejecimiento en las Mujeres de Perth y para analizarlos colaboraron tres grupos distintos: el Instituto de Investigación de Innovación en Salud y Nutrición de la ECU, el Centro de Salud de Precisión y la Universidad de Australia Occidental. Este equipo tomó datos de la fuerza de agarre de estas mujeres y del tiempo que tardaron en levantarse de una silla, andar tres metros, darse la vuelta y volver a sentarse, una prueba que llamaron TUG (siglas en inglés para timed-up-and-go).

La relación

Los científicos repitieron estas pruebas después de cinco años para controlar si existía una pérdida en el rendimiento de las mujeres. Durante los siguientes 15 años se descubrió que casi el 17% de las mujeres que participaron habían tenido un evento de demencia que provocó una hospitalización o, incluso, la muerte. Al observar estos resultados, el equipo descubrió una relación: las mujeres que tenían una fuerza de agarre más baja un TUG más lento tenían más riesgo de presentar una demencia, independientemente del riesgo genético y los factores de estilo de vida, como el consumo de tabaco y alcohol o la cantidad de actividad física.

Concretamente, las mujeres con la fuerza de agarre más débil resultaron tener más del doble de probabilidades de tener un evento de demencia en la vejez que las más fuertes. Lo mismo sucedía con las que obtuvieron mejores resultados en la TUG: las participantes más lentas en esta prueba tenían más del doble de probabilidades de acabar teniendo demencia que las más rápidas. Además, las participantes que experimentaron una disminución en el rendimiento de su fuerza y en la prueba TUG en un intervalo de cinco años también tuvieron un mayor riesgo de demencia.

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De hecho, quienes presentaban la mayor disminución en esos cinco años en su fuerza de agarre tenían dos veces más riesgo de tener demencia y quienes tuvieron peores resultados en la prueba TUG, 2,5 veces más, en comparación con el grupo de mujeres que registró la menor disminución en el rendimiento. Las mujeres con la mayor caída en el rendimiento TUG tenían cuatro veces más probabilidades de tener una muerte relacionada con la demencia que las más rápidas.

El futuro

"Tanto la fuerza de agarre como la prueba TUG son herramientas de detección muy simples y económicas, pero no se realizan normalmente en las consultas", explica Marc Sim, el investigador principal del estudio. La fuerza de agarre, de hecho, puede medirse con un dinamómetro y puede ser interesante para saber cómo se encuentra el cerebro durante el envejecimiento, ya que está muy relacionado con la capacidad motora. "Es posible que debido a una variedad de similitudes subyacentes la fuerza de agarre también pueda medir la enfermedad cardiovascular, la inflamación y la fragilidad", afirma Sim.

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"Ahora estamos empezando a ver una serie de evaluaciones de detección simples pero indicativas que podrían combinarse con otras medidas biológicas y clínicas para proporcionar un perfil de riesgo holístico para las personas que acuden a su médico de cabecera con, por ejemplo, problemas de memoria", dice Simon Laws, director del Centro de Salud de Precisión. Es decir, que estas pruebas podrían realizarse en la población a partir de cierta edad para adelantarse a la aparición de demencias.

"La incorporación de pruebas de función muscular como parte de la detección de la demencia podría ser útil para identificar a las personas de alto riesgo, que luego podrían beneficiarse de los programas de prevención primaria destinados a prevenir la aparición de la afección como una dieta saludable y un estilo de vida físicamente activo", explica Sim. "Los hallazgos emocionantes fueron que la disminución de estas medidas se asoció con un riesgo sustancialmente mayor, lo que sugiere que si podemos detener esa disminución, podemos prevenir las demencias en la vejez", supone Sim, pero advierte que hay que investigar más sobre esta cuestión.