Manuel Tato, el gallego de 101 años protagonista del documental de National Geographic sobre longevidad.

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Salud Psicología

El poder de ver el vaso medio lleno: por qué las personas optimistas viven mucho más tiempo

Un nuevo estudio concluye que las personas con una actitud más positiva ante la vida desarrollan menos estrés y problemas de salud. 

10 marzo, 2022 03:23

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En 1994, de la mano de El Rey León y su banda, se popularizaron dos palabras que han llegado hasta nuestros días casi como un himno: Hakuna Matata, que venía a ser un resumen de la famosa filosofía de Timón y Pumba: vive y sé feliz. Pues bien, puede ser que esta famosa película de dibujos animados resumiera de forma breve y pegadiza uno de los secretos de la longevidad: el optimismo puede hacerte vivir mejor y durante más años

Esa es la conclusión a la que ha llegado un estudio publicado en The Journals of Gerontology y que confirma que las personas que son más optimistas tienen una mejor salud y longevidad.

Los investigadores definieron el concepto de optimismo como las expectativas que un sujeto tiene sobre una acción que está desarrollando en el presente o las explicaciones que confiere a eventos pasados. Según esta concepción, aquellos que se enfrentaban las distintas adversidades que se les presentaban de una manera más positiva habían tenido vidas más sanas y longevas. 

Para llegar a estas conclusiones, los autores escogieron como sujetos a 233 hombres que habían participado en un estudio anterior sobre envejecimiento de veteranos de guerra de Estados Unidos. Durante los años 80 y 90, dicha investigación había analizado los niveles de optimismo que presentaban los sujetos y, el nuevo estudio, pidió que completaran entre 2002 y 2010 una serie de diarios en los que registraron su estado de ánimo y si se habían encontrado con alguna situación estresante.

La clave de estos hallazgos sobre optimismo y salud parece estar en la percepción del estrés que tienen las personas positivas. Según Lewina Lee, autora del estudio y psicóloga clínica en el Sistema de Atención Médica para veteranos de Boston, "los hombres más optimistas no estaban tan expuestos a situaciones estresantes o, al menos, eran menos propensos a catalogar ciertas situaciones como estresantes".

La clave está en el estrés

Es decir, la clave del optimismo al que hace gala el estudio no es tanto una actitud positiva al estilo 'filosofía Mr. Wonderful', sino que se refiere a que los sujetos que presentaban una mejor salud era porque no se veían tan sometidos a situaciones estresantes

Esta relación entre estrés y salud ya ha sido analizada por algunos estudios, como el publicado en 2017 por BMJ y que concluía que el estrés persistente podía, incluso, acelerar la muerte de pacientes con enfermedades cardíacas. Para la investigación, se hizo un seguimiento durante 12 años de personas con una enfermedad cardíaca estable y el 3,7% de ellos informó en sus diarios que sufría estrés persistente y moderado. Según los resultados, estos tenían cuatro veces más probabilidades de morir por una enfermedad cardíaca que el resto. "En pacientes con enfermedades coronarias estables, la angustia psicológica persistente de nivel moderado o grave se asocia con un aumento sustancial de la mortalidad cardiovascular", sentenciaba la investigación. 

Asimismo, existen otras investigaciones que relacionan el estrés con mayor riesgo de muerte, sin incluir otros factores de riesgo. Es el caso de la publicada en The Lancet en 2012 y que concluía que el estrés en el trabajo aumentaba un 23% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. La muestra de este estudio es mucho mayor que la de los anteriores, 197.000 personas, y supuso para el momento todo un hito en el estudio de esta dolencia mental.

Si bien la conclusión de este trabajo es bastante llamativa, sus autores no supieron llegar a las causas por las que el estrés puede derivar a un infarto de miocardio. No obstante, en el documento detallan que "en situaciones de estrés, los fumadores tienden a fumar más, las personas con sobrepeso tienden a ganar más y los trabajadores tienden a hacer menos actividad física". 

También se aduce la posibilidad de que el estrés laboral tenga un efecto directo en el corazón, elevando la tensión arterial de manera permanente, pero esta hipótesis no está comprobada.

Es muy llamativo que, en una entrevista de The Guardian con los autores del estudio sobre el optimismo, el jefe de ciencias del comportamiento y salud de la University College de Londres, Andrew Steptoe, llegase exactamente a la misma deducción: "Existen evidencias de que un mayor optimismo y menos pesimismo están conectados con un menor riesgo de mala salud en el futuro. Esto podría estar relacionado con el estilo de vida (más actividad física, mejor dieta, menos tabaquismo), aunque el optimismo tiene también efectos biológicos, como una menor inflamación sistémica".

Emociones y procesos fisiológicos

Sobre esto último no hay grandes bases de evidencias científicas, aunque sí una investigación llevada a cabo, principalmente, por profesionales de la Universidad Northeastern (Boston, Estados Unidos) que llegó a encontrar una relación entre la interacción de factores psicológicos positivos y negativos y un desarrollo fisiológico denominado metilación del ADN, un proceso químico capaz de modificar los genes.

La metilación per se no es algo ni malo ni bueno; el problema viene cuando la alteración que está produciendo se queda en mitad del proceso o, directamente, se pasa de estadio. Ahí pueden llegar a sucederse modificaciones graves, por ejemplo, de tipo tumoral.

Según dicho trabajo, los negativos pueden llegar a alterar la metilación del ADN de genes involucrados en procesos inmunes e inflamatorios crónicos, en concreto, aquellos relacionados con el sistema cardiovascular.

Los hallazgos de este último estudio pueden intentar ponerse en práctica para introducir el optimismo como un 'seguro de vida' a largo plazo. Como explica la autora de éste, el siguiente paso lógico a su investigación es analizar si un mejor ánimo puede contribuir a reducir los niveles de estrés en individuos.

La experta repara en que ser o no optimista es un rasgo, a menudo, intrínseco en la personalidad de cada uno, pero señala que lo ideal para poner en práctica eso de la positivad es "desarrollar consciencia de cómo nos enfrentamos a las situaciones, reconocer nuestras fortalezas y las áreas en las que tenemos control" y afrontarlo todo, entonces, "desde una perspectiva más segura".