Francisco Rosero, endocrino.

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Nutrición

Francisco Rosero, endocrino: "¿Tienes muchos gases? Elimina el pan en España, quita el azúcar y suspende la leche de vaca"

Rosero ha señalado en un vídeo para sus redes sociales que el pan, los dulces y los lácteos son algunos de los alimentos más responsables de la hinchazón.

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Con una declaración que no deja lugar a matices, el experto en salud digestiva Francisco Rosero ha causado revuelo en redes sociales al señalar tres grupos de alimentos que, según afirma, son los grandes responsables de los gases, la hinchazón y el malestar intestinal que afecta a millones de personas. Estos son el pan y bollería, el azúcar y la leche de origen animal.

En sus propias palabras: "Tienes muchos gases, se te inflama la barriga, eso se produce por la fermentación de muchos productos en tu abdomen". Frente a un problema que muchas veces se normaliza o se aborda con tratamientos sintomáticos, Rosero propone un cambio de paradigma basado en la supresión dietética.

Lejos de matizar su mensaje, el especialista lo resume con una contundencia inusual: "Elimina estas tres cosas y notarás la diferencia". Y a partir de ahí, desgrana una lista concreta que pone en tela de juicio la base alimentaria de muchas personas.

Pan y bollería

El primer grupo en su lista negra es claro: todo lo relacionado con el pan y la bollería. "Evita el consumo de pan, galletas o cualquier producto de panadería. El que sea y lo que sea de panadería, evítalo por completo". Esta recomendación, aunque drástica, no es infundada.

El pan, especialmente el industrial, contiene una alta proporción de carbohidratos de rápida fermentación, entre ellos los llamados FODMAPs (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables).

Según diversas investigaciones, estos compuestos pueden llegar sin digerir al colon, donde son fermentados por la microbiota intestinal, generando gases como hidrógeno, dióxido de carbono y metano.

Este proceso no solo produce flatulencias, sino que puede acompañarse de síntomas como distensión abdominal, espasmos y alteración del ritmo intestinal.

En contextos clínicos, especialmente en pacientes con síndrome del intestino irritable (SII), la supresión temporal del pan y sus derivados ha demostrado ser una herramienta terapéutica eficaz. Dietas bajas en FODMAPs, como la diseñada por el Monash University FODMAP program, han mostrado mejoras sintomáticas significativas en hasta un 75% de los pacientes diagnosticados con SII.

Sin embargo, la generalización de esta recomendación debe hacerse con cautela, ya que eliminar completamente un grupo alimenticio sin supervisión profesional puede implicar déficits nutricionales o desequilibrios a largo plazo. Aun así, Rosero insiste en que la panadería —incluso la supuestamente saludable— es una de las principales causas de fermentación excesiva y, por tanto, del malestar que denuncia.

Azúcar

El segundo alimento señalado por Rosero es todavía más común y omnipresente en la dieta moderna: el azúcar. "El azúcar o la panela se fermentan en tu abdomen", asegura, alertando sobre un proceso digestivo que, aunque fisiológicamente natural, puede volverse problemático en exceso o en personas con sensibilidad intestinal.

Los azúcares simples, como la sacarosa y la fructosa, tienen una rápida absorción en condiciones normales, pero cuando se consumen en grandes cantidades o cuando existe una alteración en las enzimas intestinales, pueden alcanzar el colon sin ser absorbidos completamente. Allí, al igual que los FODMAPs, son fermentados por bacterias, liberando gases y causando síntomas similares a los del SII.

La malabsorción de fructosa, en concreto, ha sido ampliamente documentada en literatura científica. Una revisión advierte que cerca de un tercio de la población puede tener una capacidad limitada para absorber fructosa, especialmente cuando se presenta en altas dosis o acompañada de otros azúcares.

Esta malabsorción genera un exceso de producción de hidrógeno en el colon, lo que puede ser detectado mediante pruebas de aliento. Además, el azúcar añadida —presente no solo en productos dulces sino en alimentos procesados, bebidas, panes industriales y hasta productos etiquetados como "saludables"— se asocia con una alteración de la microbiota intestinal, conocida como disbiosis, que agrava el problema.

Rosero no solo apunta al azúcar blanca refinada, sino también a su versión más "natural": la panela. Aunque muchos consumidores la consideran una opción más saludable, la panela no deja de ser una forma no purificada de azúcar que contiene, en esencia, los mismos disacáridos fermentables.

De ahí que su eliminación también esté incluida en su enfoque. Según él, la diferencia tras excluir estos compuestos fermentables se puede percibir en cuestión de días, tanto a nivel digestivo como en la sensación general de ligereza corporal.

Leche de origen animal

La tercera advertencia de Rosero apunta a una categoría de alimentos que ha sido blanco frecuente de críticas en las últimas décadas: la leche de origen animal. "Suspende inmediatamente el consumo de leche de animal, de vaca, de cabra o de lo que sea", dice.

El motivo más frecuente detrás de esta recomendación es la intolerancia a la lactosa, una condición en la que el organismo no produce suficiente lactasa, la enzima encargada de descomponer la lactosa (el azúcar de la leche) en el intestino delgado.

Como resultado, la lactosa pasa al colon, donde es fermentada por las bacterias intestinales, generando gases, hinchazón, dolor y diarrea. La European Food Safety Authority (EFSA, 2010) estima que entre un 30 y un 50% de los adultos del sur de Europa presentan algún grado de intolerancia a la lactosa, lo que respalda la generalización de la advertencia de Rosero.

Sorprendentemente, Rosero no limita su veto a la leche animal, sino que también extiende su rechazo a las leches vegetales. "Suspende las leches vegetales", recomienda, una postura que podría resultar polémica entre quienes las consideran una alternativa segura.

Sin embargo, sus argumentos no están del todo desencaminados: muchas de estas bebidas contienen ingredientes como estabilizantes, gomas (como la goma guar o la goma xantana), azúcares añadidos y emulsionantes, que pueden alterar la motilidad intestinal o incluso actuar como fermentables en personas sensibles.

El enfoque que propone Rosero se sitúa en una línea de pensamiento que se ha vuelto cada vez más popular en el ámbito de la nutrición integrativa y funcional. Se trata de eliminar alimentos potencialmente irritantes para "resetear" el intestino, reducir la inflamación y favorecer la regeneración de la mucosa intestinal.

Aunque la medicina convencional todavía debate sobre la conveniencia de este tipo de dietas restrictivas, muchos estudios clínicos han mostrado mejoras significativas en síntomas digestivos al seguir planes personalizados que excluyen gluten, lácteos, azúcares y otros potenciales irritantes durante periodos limitados de tiempo.

El efecto más inmediato que se busca con esta estrategia es la reducción de la distensión abdominal, síntoma que afecta a millones de personas y que suele tener un origen multifactorial. Según un estudio de The American Journal of Gastroenterology, más del 70% de los pacientes que sufrían hinchazón crónica reportaron mejoras sustanciales al eliminar ciertos grupos de alimentos fermentables y reintroducirlos posteriormente de forma controlada.

Esta mejora no solo repercute en el confort físico, sino también en el bienestar emocional, dado el fuerte vínculo entre el sistema digestivo y el eje intestino-cerebro.