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Nutrición Colesterol

El beneficio secreto de las 'grasas buenas': así 'limpian' el cerebro de sustancias peligrosas

Altos niveles de colesterol HDL se relacionarían con una mejor cognición y el descenso de los marcadores de riesgo de sufrir alzhéimer.

24 abril, 2022 03:39

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Mantener controlado el nivel de colesterol sanguíneo ha sido desde hace décadas una de las claves de la prevención frente al riesgo cardiovascular. No solo en cantidades totales, sino específicamente en lo que se refiere al conocido como "colesterol malo" o colesterol LDL ('Low Density Lipoproteins').

Del mismo modo, también se sugiere que el "colesterol bueno" o colesterol HDL ('High Density Lipoproteins') debería encontrarse en niveles elevados. Aunque, en este último caso, algunos estudios empiezan a ver problemas en cualquier exceso de colesterol.

Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California aporta un nuevo matiz al sugerir que el 'colesterol bueno' o HDL tendría un beneficio inesperado para la salud. En concreto, podría podría contribuir a prevenir la enfermedad de Alzheimer.

Conexión entre colesterol y alzhéimer

El estudio, publicado recientemente en Alzheimer's & Dementia: The Journal of the Alzheimer's Association, apunta a que a mayor cantidad de colesterol HDL en el líquido cefalorraquídeo cerebral, menor riesgo de enfermedad de Alzheimer.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores reclutaron a 180 participantes sanos con una edad promedio de 77 años y analizaron muestras sanguíneas y de líquido cefalorraquídeo. Además, gracias a una técnica conocida como movilidad de iones, desarrollada por el coautor del estudio, el Dr. Ronald Krauss de la Universidad de California en San Francisco, los investigadores pudieron identificar, contar y medir el tamaño de las partículas de colesterol HDL. Así mismo, un subconjunto de 141 participantes también completó una lista de pruebas cognitivas.

Según los resultados del estudio, de entre todos los participantes que realizaron las pruebas cognitivas, aquellos con mayores niveles de partículas HDL en su líquido cefalorraquídeo las desempeñaron significativamente mejor. Estos resultados se obtuvieron independientemente de su edad, sexo, nivel educativo o posesión del gen APOE4, que se relaciona con un mayor riesgo de alzhéimer. Esta correlación fue aún más fuerte entre los que no tenían ningún tipo de deterioro cognitivo diagnosticado.

Según valora el Dr. Hussein Yassine, profesor asociado de medicina y neurología en la Escuela de Medicina Keck de la USC y autor principal del estudio, esta sería la primera investigación que logra contar las partículas HDL en el cerebro, las cuales podrían estar involucradas en la eliminación y excreción de los péptidos que forman las conocidas placas amiloides asociadas a la enfermedad de Alzheimer.

Además, este mayor número de partículas HDL en el líquido cefalorraquídeo también se asociaría con otro indicador de protección frente a la enfermedad de Alzheimer: habría mayores niveles circulantes en el líquido cefalorraquídeo de un péptido llamado amiloide beta 42. Se sabe que contribuye a la enfermedad cuando se pliega mal y se acumula en el cerebro, pero unos mayores niveles circulantes se han relacionado con un menor riesgo de enfermedad como tal.

Según comenta Yassine, esta mayor cantidad de colesterol HDL a nivel del sistema nervioso ayudarían a "lubricar" el sistema y "mantenerlo saludable", aunque aún no ha sido posible comprender totalmente el mecanismo que promueve la producción de estas partículas. Además, tampoco existen fármacos que las puedan aumentar sin dar lugar a efectos adversos.

El equipo de Yassine se vió obligado a estudiar las partículas de colesterol HDL en el cerebro dado que estas colaboran en la formación de las vainas de mielina, un tejido graso protector de las células nerviosas, con funciones tanto de protección y reparación como de nutrición cerebral.

Sin embargo, a diferencia de las partículas HDL sanguíneas, las partículas HDL cerebrales son más pequeñas y necesitan a la apolipoproteína E o ApoE para funcionar. De hecho, el gen APOE4 es una mutación del gen APOE, responsable del buen funcionamiento de la proteína con el mismo nombre. Esta mutación es el factor de riesgo más potente para acabar sufriendo enfermedad de Alzheimer.

En el futuro, y gracias al uso de microscopia electrónica,Yassine y su equipo pretenden comprender mejor la estructura molecular de ApoE HDL, y el cómo su función (o disfunción) colaboraría en el riesgo de sufrir Alzheimer a largo plazo. También pretenden estudiar posibles fármacos y cómo otras enfermedades, como la diabetes mellitus, colaboran en el proceso.