La incidencia del cáncer no deja de aumentar en los países industrializados, y se debe a dos factores: uno, el envejecimiento poblacional, ya que aumentan las posibilidades a medida que envejecemos; dos, los factores ambientales. Hasta un tercio de los carcinomas, incluyendo los más comunes, se podrían evitar manteniendo hábitos saludables, como una alimentación que privilegiara los compuestos antioxidantes naturales; evitar el alcohol, el tabaco y los ultraprocesados con efecto inflamatorio; y realizar ejercicio físico frecuente y adecuado a nuestra edad.

Y es que, a día de hoy, la prevención sigue siendo el mejor tratamiento para el cáncer. Pero para quiénes conviven con un tumor, la calidad de vida sigue siendo un objetivo terapéutico. Alimentarse con salud y disfrutar de la comida pese a los numerosos malestares asociados son factores que contribuyen a un mejor pronóstico, y a mejorar el estado de ánimo del paciente. Con esto en mente, la Dra. Elisabeth Arrojo, especialista en oncología y doctora Cum Laude por la Universidad de Oviedo, y el chef Pablo Balbona, unen fuerzas en un recetario que también es un manual de divulgación, Cocinando tu salud

"Este libro está especialmente dedicado a pacientes oncológicos, y a todas aquellas personas que no solo buscan curar sino sobre todo no enfermar", explica en el prefacio la especialista, que dirige el Instituto Médico de Oncología Avanzada de Madrid (INMOA). "Cada uno debe buscar sus 'superalimentos' que vendrán condicionados por sus circunstancias personales, físicas y psíquicas, ya que en nuestra dieta deberían estar ingredientes apetecibles pare el cuerpo y para el 'alma', convirtiendo el momento de comer en una situación agradable de disfrute". 

Así, "se recomienda tomar 2 gramos de proteínas por cada kg que pesas. La masa muscular nos ayuda a mantenernos en forma y disminuir la sensación de cansancio (astenia)", apunta la Dra. Arrojo. Por otra parte, siempre hay que tener en cuenta las contraindicaciones alimentarias que puedan interferir con un tratamiento ("el zumo de pomelo puede interaccionar con algunos fármacos quimioterápicos") o con alguna comorbilidad ("algunas frutas tienen más contenido en fructuosa -uvas, cerezas...- y debes limitar en caso de patologías como la diabetes").  

Mejorar el perfil saludable de nuestra alimentación es clave para prevenir el cáncer, pero también para hacer frente a toda una sintomatología asociada: falta de apetito y problemas de peso, problemas gastrointestinales, dolor, boca seca, náuseas... En función de cada paciente, se podrá diseñar una dieta que complete sus carencias, pero hay una serie de factores comunes. Evitar azúcares y excesivos aderezos, no cocinar demasiado los alimentos y limitar el alcohol son claves básicas. Y hay siete tipos de alimentos que como norma nos beneficiarán: 

- 'Grasas buenas': "Si necesitas recuperar peso, recuerda que hay algunos alimentos ricos en antioxidantes y propiedades beneficiosas que pueden ayudarte: aguacate, frutos secos (nueces, almendras... recuerda que los cacahuetes no son frutos secos sino legumbres)".

- Jengibre: "En el caso de náuseas, recuerda que el jengibre puede ser un superalimento para ti, ya que te ayudará a aliviarlas".

- Gelatina. "Ten en cuenta que la gelatina (mejor sin azúcar añadido) te puede aportar gran cantidad de proteínas y agua que te ayudarán a mejorar tu estado general y en la cicatrización de las heridas entre otras cosas".

- Semillas. "Utiliza semillas beneficiosas que pueden complementar tu dieta (Chía, pipas de calabaza...) siempre y cuándo puedas ingerirlas sin dificultad por la dureza que suele caracterizarlas".

-Cúrcuma: "Recuerda que la cúrcuma puede ser un gran condimento en muchas comidas, que te ayudará a darles sabor en caso de disminución del sentido del gusto (ageusia) y que además tiene grandes propiedades beneficiosas".

- Alimentos proteicos: "Consume proteínas de origen animal por su mayor valor biológico (especialmente pescado azul, muy rico en ácidos omega 3, importantes antioxidantes, pero no te olvides que también puedes tomar proteínas vegetales como complemento en tus platos (tofu, soja...).

- Alimentos ricos en hierro: "Recuerda que los alimentos ricos en hierro no deben combinarse con lácteos ya que dificultan la absorción del hierro. Mejor combinarlos con alimentos cítricos". 

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