José Luis Carrasco, psiquiatra.

José Luis Carrasco, psiquiatra.

Ciencia

José Luis Carrasco, psiquiatra con 34 años de experiencia: "La felicidad es saber que lo importante es el camino"

Aunque es necesario poseer salud mental para alcanzar la felicidad, no se trata de términos sinónimos, y debemos entender la diferencia.

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Las claves

El psiquiatra José Luis Carrasco distingue entre salud mental y felicidad: la primera es necesaria para sobrevivir, mientras que la segunda implica un nivel superior de bienestar.

Carrasco advierte que la presión social de lograr grandes metas puede ser perjudicial para la salud mental, y aconseja centrarse en hacer las cosas lo mejor posible en el presente.

La autoconfianza y el autoconocimiento son pilares fundamentales de la salud mental y contribuyen a una vida más satisfactoria, aunque no garantizan la felicidad total.

El especialista resalta que la felicidad radica en valorar el proceso y los pequeños logros del día a día, más que en la consecución de metas lejanas o difíciles de alcanzar.

La salud mental y el bienestar han tomado una importancia cada vez mayor en nuestra vida diaria. Sin embargo, existe cierta tendencia a confundir conceptos: la salud mental es necesaria para lograr la felicidad, pero ambos factores no son lo mismo.

Así lo ha explicado el psiquiatra José Luis Carrasco en una entrevista concedida a La Voz de Galicia, donde ha ahondado sobre varios temas de actualidad. El estrés y la ansiedad son cada vez más habituales en nuestra sociedad, explica, e influyen en la percepción de la felicidad y los factores necesarios para acceder a ella.

Preguntado si "es lo mismo tener buena salud mental que ser feliz", el experto responde que "la salud mental consiste más en poder sobrevivir, y la felicidad es lo mismo, pero aspirando a sentirse bien". La primera es indispensable para la segunda, pero alcanzar la felicidad requeriría un nivel superior.

Carrasco nos recuerda que es complejo definir la felicidad, pero sabemos que es necesario una salud mental estable para sobrevivir en el mundo actual. La felicidad requeriría de una aspiración superior, "sentirse bien en el mundo, con los demás y con uno mismo". Sin salud mental, al menos en cierto grado, no sería factible aspirar a la felicidad.

"Uno puede estar sano mentalmente y sentir que vive una vida tediosa o gris", explica. "No se puede decir que esté mentalmente enfermo, pero de ahí a la felicidad, hay otro paso que tiene que ver con cosas que son menos científicas: aspiraciones, valores, cómo se toma uno las cosas, cómo se afronta el sentimiento de la vida..."

Por otro lado, Carrasco también ha hablado sobre la importancia de confiar en uno mismo, y cómo dicha autoconfianza es un pilar básico de la salud mental. Además, explica, sentir autoconfianza da lugar a hacer mejor las cosas, y también a aceptar mejor los fracasos. El problema, de nuevo, es que la conocida frase de "si quieres, puedes" tiene sus evidentes limitaciones.

"No hay que pasarse con la definición de que el ser humano lo puede todo. Eso ha sido una posición muy de los últimos cuarenta años, muy positivista y americana [...] Eso es muy peligroso para la salud mental. Creas muchas expectativas y presión. No es cierto que se pueda llegar a todo", explica.

"Lo sano mentalmente sería ir haciendo las cosas lo mejor que uno puede, con cierto gusto y conexión con lo que está haciendo. Y así, ya las irá consiguiendo. Pero proponerse metas lejanas y muy altas, en que todo el sentido de mi vida es conseguir esa meta, eso es peligroso", resume el especialista.

En este aspecto, el psiquiatra recalca la necesidad de conocernos a nosotros mismos, saber gestionar nuestras emociones, expectativas y anhelos. De hecho, explica, "la felicidad andaría en entender que lo importante es el camino, el estar haciendo cosas, perseguir anhelos, estar conectados. No el tener una meta que no vamos a conseguir".

El experto puntualiza que precisamente en el momento actual esta búsqueda incansable de metas sería clave en muchos problemas y trastornos de salud mental; el hecho de no llegar jamás a una meta, o bien llegar, conseguirlo, y no tener nada más como objetivo, sería el problema real. En este ámbito, Carrasco tiene clara su postura: "La felicidad no es conseguir una meta en el futuro, es todo lo contrario, es ir consiguiendo pequeñas cosas".